Reconocimiento de la comunidad académica
El padre Atilio Rosso fue designado ciudadano universitario
Lunes 8 de julio de 2002
La distinción fue entregada por el rector de la UNL en virtud de su destacada labor social. Rosso es graduado de la Facultad de Ingeniería Química. Fundó el Movimiento Los Sin Techo y realiza innumerables obras para los sectores más marginados de la sociedad.
Con el salón de actos de la Facultad de Ingeniería Química colmado de público y con un emotivo acto, el presbítero Atilio Rosso – Doctor en Química egresado de esa unidad académica – fue distinguido el viernes como ciudadano universitario de la Universidad Nacional del Litoral.
La distinción que entregó la UNL al sacerdote nacido en Córdoba y radicado en nuestra ciudad es un homenaje que realiza y confiere el Consejo Superior de la casa de altos estudios a sus miembros o egresados que, habiendo ejercido alguna vez dicha ciudadanía, hayan prestigiado a la institución o se hayan destacado en algunos de los campos del quehacer científico-social dando fe con sus acciones de su adhesión a los más altos valores éticos y morales.
En tal sentido, y según indica la resolución del Consejo Superior “el presbítero Rosso posee una extensa y fructífera trayectoria vinculada al servicio comunitario de la ciudad de Santa Fe que incluye a los estudiantes universitarios lejos de sus hogares, trabajadores inmigrantes y una destacada labor como gestor y mentor del movimiento denominado Los Sin Techo”. Más adelante el documento aprobado en noviembre del año pasado afirma que “es entonces cuando la Universidad debe hacerse presente, rindiendo un justo homenaje a uno de sus egresados por su tarea solidaria a favor de los sectores más carenciados de nuestra sociedad”.
Por su parte, el decano de la Facultad de Ingeniería Química, Ing. Pedro Mancini indicó que “en medio de las contradicciones y conflictos de nuestro tiempo es sumamente gratificante reconocer a quien insiste en predicar el valor y la belleza de la vida y tiene el coraje de afrontarla con decisión a partir de sus convicciones, la sensibilidad social y el respeto por todos los hombres. Es indudable –agregó el académico– que Rosso se ha constituido en un defensor y propulsor de los valores humanos, éticos y espirituales del hombre en virtud de su loable, humano, eficiente pero también profesional esfuerzo personal”.
En su paso por la facultad, Rosso tomó un activo rol en el movimiento estudiantil de la década de los 50. Con la misma pasión, sensibilidad y entrega que pondría en el futuro por otros objetivos, se comprometió con la problemática universitaria de la época. Pero también dedicó gran parte de sí a la promoción social en los barrios más pobres de Santa Fe.
La distinción que entregó la UNL al sacerdote nacido en Córdoba y radicado en nuestra ciudad es un homenaje que realiza y confiere el Consejo Superior de la casa de altos estudios a sus miembros o egresados que, habiendo ejercido alguna vez dicha ciudadanía, hayan prestigiado a la institución o se hayan destacado en algunos de los campos del quehacer científico-social dando fe con sus acciones de su adhesión a los más altos valores éticos y morales.
En tal sentido, y según indica la resolución del Consejo Superior “el presbítero Rosso posee una extensa y fructífera trayectoria vinculada al servicio comunitario de la ciudad de Santa Fe que incluye a los estudiantes universitarios lejos de sus hogares, trabajadores inmigrantes y una destacada labor como gestor y mentor del movimiento denominado Los Sin Techo”. Más adelante el documento aprobado en noviembre del año pasado afirma que “es entonces cuando la Universidad debe hacerse presente, rindiendo un justo homenaje a uno de sus egresados por su tarea solidaria a favor de los sectores más carenciados de nuestra sociedad”.
Distinguida labor
“El Padre Rosso eligió el camino de estar al lado de los que menos tienen, y no lo decidió desde la resistencia y la denuncia pasiva, sino que lo hizo activamente, logrando inmensos beneficios para los sectores más marginados”, afirmó el rector de la UNL, Ing. Mario Barletta en el discurso pronunciado en el acto académico. “Él sabe mejor que nadie que, más allá de las responsabilidades que le compete a cada uno, no hay que quedarse esperando de la solidaridad de los que mas tienen o del Estado, porque sino, los pobres de Santa Fe, hoy no tendrían esas más de 7.000 viviendas en las que pueden vivir dignamente”.Por su parte, el decano de la Facultad de Ingeniería Química, Ing. Pedro Mancini indicó que “en medio de las contradicciones y conflictos de nuestro tiempo es sumamente gratificante reconocer a quien insiste en predicar el valor y la belleza de la vida y tiene el coraje de afrontarla con decisión a partir de sus convicciones, la sensibilidad social y el respeto por todos los hombres. Es indudable –agregó el académico– que Rosso se ha constituido en un defensor y propulsor de los valores humanos, éticos y espirituales del hombre en virtud de su loable, humano, eficiente pero también profesional esfuerzo personal”.
Trayectoria
Rosso fue el mentor, promotor y organizador –hace mas de 15 años– del Movimiento Los sin Techo, organización no gubernamental que trabaja en la ciudad de Santa Fe realizando importantes obras de desarrollo para los sectores más desprotegidos y marginados. De esta manera, la labor social del sacerdote beneficia directamente a más de 7000 familias –unas 30.000 personas– con programas de erradicación de ranchos, construcción de unidades sanitarias, provisión de agua potable y servicios de salud, capacitación de adultos, alimentación infantil, entre otros. Pero mas allá de las obras materiales logrados por el Padre Rosso para los Sin Techo, a lo largo de toda su historia ha demostrado que la dura realidad de la extrema pobreza tiene un camino de esperanza en la medida en que se prioricen la solidaridad y el respeto a la dignidad humana.En su paso por la facultad, Rosso tomó un activo rol en el movimiento estudiantil de la década de los 50. Con la misma pasión, sensibilidad y entrega que pondría en el futuro por otros objetivos, se comprometió con la problemática universitaria de la época. Pero también dedicó gran parte de sí a la promoción social en los barrios más pobres de Santa Fe.