Con los ojos en el río

El Paraná alcanza valores que en promedio se reiteran cada 3 a 5 años

Lunes 22 de julio de 2013

Se trata de un pico que, de acuerdo con los valores históricos, puede ocurrir dos o tres veces en una década y forma parte normal del régimen hidrológico de la cuenca. Así lo explicó Carlos Paoli, director del INA y docente de la UNL.

Los valores alcanzados en las últimas semanas por el río Paraná, aguas arriba, despertaron el alerta. En efecto, cuando el caudal máximo llegó a los 40.000 metros cúbicos por segundo (m3/s) en Yacyretá, a fines de junio, se puso en evidencia una crecida significativa no sólo por el volumen sino también por la velocidad en que se desarrolló. Sin embargo, pasan los días y mientras la onda se traslada aguas abajo, el pico se aplana y las primeras predicciones que auguraban valores superiores a los de evacuación (5,70 metros en la ciudad de Santa Fe) son reemplazadas por valores significativamente menores.
“Este tipo de crecida es frecuente en la medida en que se puede dar cada tres o cinco años. Junto con todas las otras crecidas forma parte del régimen hidrológico propio del río”, contextualizó Carlos Paoli, docente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y director del Instituto Nacional del Agua, Centro Regional Litoral.
La frecuencia con que se repiten las crecidas surge del estudio de la probabilidad con la que se pueden superar determinados valores de altura o caudal.

Aguas arriba
Por el río Paraná, a la altura de Corrientes, escurre el agua proveniente de las precipitaciones de un área de alrededor de dos millones de kilómetros cuadrados, distribuidos en Brasil, Paraguay y Argentina.
“Las crecidas que pasan por nuestro territorio son las que se originan en la alta cuenca. Mientras que los aportes de las lluvias intermedias que caen en territorio argentino tienen relativamente poca incidencia”, explicó Paoli.
La cuenca del Iguazú, que corresponde a la zona más baja del Alto Paraná, es pequeña pero su pendiente hace que ante excesos de precipitaciones -como ocurrieron en junio pasado- se generen grandes picos de crecida que se desarrollan y bajan rápidamente.
“Cuando ese pico se superpone con otro que viene de aguas arriba se generan las situaciones potencialmente más peligrosas”, contó.

Aguas abajo
La superficie y complejidad de la cuenca del río Paraná hace que las crecidas sean diferentes y, del mismo modo, varían los modos en que se trasladan aguas abajo. En cada una repercute cómo son los aportes de la alta cuenca, los de la baja alta cuenca, los aportes que vienen del río Paraguay, cómo se encuentran los valles de inundación por donde transcurre la crecida, cuánto tiempo se mantiene la zona del pico, entre otros factores. De todo esto depende la forma en que va a ser cada crecida y la velocidad con la que se trasladará la onda.
“No es tan sencillo tratar de saber cuánto va a ser el pico en Santa Fe solamente sabiendo cuál fue el máximo en Corrientes”, destacó el especialista que también se desempeña como director de la carrera de Ingeniería en Recursos Hídricos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH).
Para ilustrar esta complejidad, Paoli comparó las dos mayores crecidas registradas del Paraná a la altura de Santa Fe. La del año 1982-1983, en la que se dieron cinco ondas de crecida superpuestas, tuvo el caudal más alto registrado (62.000 m3/s) y un pico de altura de 7,35 m, pero fue la de 1992 con 54.000 m3/s la que marcó la mayor altura del río con 7,43m.
Según explicó Paoli, esto se debe a que la crecida que comenzó en 1982 se mantuvo durante meses y esto eliminó gran parte de la vegetación. Gracias a eso, el último pico que fue el más importante pudo atravesar el valle de inundación de un modo más eficiente. “El río va buscando su eficiencia hidráulica para poder pasar las crecidas. En cambio en el ‘92, la crecida se originó en el término de un mes, subió y bajó rápidamente. Este pico muy grande de caudal encontró un valle que tenía mucha vegetación, entonces con un caudal menor provocó una altura mayor”, destacó.

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