Ingenierías

Estudiantes de la UNL, becados por Fundación Nuevo Banco de Santa Fe

Miércoles 8 de agosto de 2012

Dos alumnos de la FICH- UNL fueron becados para facilitar la prosecución de sus estudios, y un tercero recibió una beca para continuar con el desarrollo de su investigación relacionada con la producción de bioetanol.

En el marco de la convocatoria 2012 a Becas Universitarias Externas y Becas de Innovación Tecnológica, otorgadas por la Fundación Nuevo Banco de Santa Fe, tres estudiantes de la Facultad de Ingeniería en Ciencias Hídricas de la UNL resultaron beneficiados.
Por un lado, Franco Sobrero, de Ingeniería en Agrimensura, y Cristian Yones, de Ingeniería en Informática, fueron becados para facilitar la prosecución de sus estudios. En tanto, Kevin Schanton, de Ingeniería Ambiental, recibió una beca de innovación tecnológica por su trabajo "Producción de bioetanol como estrategia de bajo impacto ambiental para el tratamiento de efluentes de la industria gaseosa", dirigido por el Dr. Miguel Isla y codirigido por el Dr. Raúl Comelli.
El objetivo de este último tipo de beca es apoyar el desarrollo y la creación de nuevos emprendimientos con fuerte base tecnológica e importante inserción regional, a fin de estimular la incorporación de nuevas tecnologías en la sociedad, favorecer e incentivar la cultura innovadora y promover la vinculación entre las universidades y el sector social-productivo regional, articulando el conocimiento con la producción.

Innovación de bajo impacto ambiental
El proyecto presentado por Schanton plantea considerar los efluentes de la industria de gaseosas --en particular aquellos generados por operaciones de "descarte"-- como medios para la fermentación alcohólica mediada por levaduras, lo cual permitiría reducir la carga orgánica de dichos efluentes y obtener como producto de valor agregado un biocombustible de alta demanda: bioetanol.
"Los efluentes de la industria de gaseosas contienen azúcares simples que son responsables de la alta carga orgánica de dichos efluentes. Los costos de almacenamiento y las operaciones de tratamiento a que deben ser sometidos previo a su disposición final representan un gran problema desde el punto de vista económico y ambiental”, argumenta el estudiante de Ingeniería Ambiental de la FICH, tras concluir que “asumiendo un descarte del 2% de las gaseosas comunes, su destino para la producción de bioetanol permitiría obtener alrededor de 3.000 toneladas por año del mencionado biocombustible, a partir de una fuente no convencional, en forma sustentable y aplicando una estrategia de bajo a nulo impacto ambiental”.
 

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