Ciencia y Género

Género, la investigación científica que nos debemos

Jueves 29 de octubre de 2020 / Actualizado el jueves 29 de octubre de 2020

Sobre todo en los últimos cinco años, los intereses e inquietudes en relación con género, feminismo y diversidades sexuales vivieron un salto de escala. Emergen esfuerzos por generar conocimiento y transformar realidades para volverlas más igualitarias.

Hay desigualdades que se ven desde lejos, otras que cuesta identificar y muchas que son incómodas de reconocer. Los estudios de género tienen entre sus objetivos poner la lupa de la ciencia en las realidades vinculadas a las mujeres, los feminismos y las diversidades sexuales como primer paso para su transformación.

La UNL lanzó en 2017 la convocatoria “Género” del Programa de Promoción y Apoyo a la Investigación en Temas de Interés Institucional (PAITI). Ahora, las tres propuestas seleccionadas y financiadas llegan a su fin y dejan como huella no solo su producción científica y los recursos humanos formados sino también materiales y recursos no solo para darle entidad y visibilidad a las desigualdades sino, sobre todo, para contribuir a una sociedad y una universidad más igualitaria.

Las huellas en el terreno

Indagar sobre qué se hizo y se hace en la función de investigación y desarrollo de la UNL en temas de género fue uno de los primeros pasos pautados por uno de los proyectos de investigación. Contarlo ahora es bastante sencillo precisamente porque hubo un trabajo que permitió identificar y vincular cada pequeño o gran hito de esta trayectoria dentro de la institución.

“Los estudios de género en la UNL han tenido, en términos históricos, una pronta institucionalización en comparación con otras universidades argentinas”, afirma una de las producciones científicas que se gestó en el proyecto dirigido por Violeta Cánaves de la FCJS. Las autoras destacan la creación del Centro de Investigaciones Histórico Sociales sobre las Mujeres (CIHSM) dentro de la FHUC en 1992 y del Programa Género, Sociedad y Universidad en 2002, lo que plantea un alcance más amplio al no limitarse a una facultad.

“Sin embargo, en los últimos años, los estudios de género y feministas en la UNL han proliferado más allá de este Centro e incluso más allá del Programa, mediante lo que denominaremos un movimiento subterráneo dentro de los proyectos de investigación científica, que a primera vista nada tienen que ver con la temática, y desde tesinas y trabajos finales de carrera realizados por estudiantes de grado”, explican.

Y esto que se fue gestando de manera subterránea hay que entenderlo en su contexto. “¡Ni una menos!” se escuchó por primera vez en 2015, y se escuchó fuerte. Tanto como para que el movimiento de mujeres irrumpiera en la agenda pública y, obviamente, en la Universidad. Esto transformó el vínculo entre la comunidad universitaria y los estudios de género, diversidades y feminismos y uno de esos cambios fue un salto de escala. Los intereses por este tipo de investigación se multiplicaron, emergieron en distintas disciplinas, en todas las unidades académicas y ámbitos. Y no eran solo los intereses de investigadoras lo que estaba detrás, también era la necesidad de dar respuesta a las demandas de una generación de estudiantes que quería dar sus primeros pasos académicos estudiando el fenómeno.

El equipo de investigación analizó la producción en ciencia y tecnología de las diferentes unidades académicas entre 2016 y 2018 para identificar aquellas que pueden vincularse con el amplio espectro de los estudios de género. Encontraron iniciativas de este tipo en ocho de las doce unidades académicas analizadas con tres casos destacados por su volumen: FCJS, FCE y FHUC.

“En términos generales, podemos decir que el 42 % de la producción de la Universidad en temática de género, feminismo, sexualidad y/o diversidad sexual refiere a actividades de divulgación y extensión; el 32 % a trabajos de ciencia y tecnología publicados, no publicados, artículos y parte de libros; y el 15 % a formación de recursos humanos, de los cuales más del 92 % es de estudiantes de grado. El resto de la producción refiere a financiamiento y proyectos I+D que no se encuentran directamente vinculados a la temática, pero que, de modo indirecto, refiere a una desagregación por sexo, a estudios de mujeres o que no son financiados o ejecutados por la UNL pero que alguna persona docente investigadora de la Universidad forma parte”, detallan las autoras.

Poder traer a la superficie aquello que se gestó desde las raíces y facilitar su crecimiento parece ser uno de los desafíos, a la luz de estos resultados. Diversitaria.com.ar es una estrategia que el equipo diseñó con este objetivo.

Mirar las trayectorias

Por su parte, un proyecto impulsado desde la FCM suma aportes que permiten pensar la posición de las mujeres en la investigación científica en un ámbito específico. Al considerar la UNL en conjunto, el proyecto reporta que hay una participación desigual en el campo científico. Si bien hay más mujeres que varones en el Programa de incentivo a los docentes investigadores de las universidades nacionales (56 y 44 %, respectivamente), la desigualdad se hace evidente al observar las jerarquías. Alcanza con ver qué ocurre en los extremos: en la categoría más baja, las mujeres representan el 58 % y en la más alta solo el 38 %.

“En el área de la salud las trabajadoras mujeres son más que los trabajadores varones, sin embargo, en los cargos de mayor responsabilidad institucional, hay menos mujeres que varones. En la investigación sucede lo mismo. Entonces debemos identificar cuáles son los elementos obstructores que están dificultando el ascenso y trabajar desde las instituciones para ir resolviendo las barreras invisibles que se interponen en esas trayectorias”, destacó Larisa Carrera, directora del proyecto PAITI género desarrollado en la FCM.

El equipo pudo constatar que en la Facultad no se manifiesta la misma segregación vertical en el campo de la investigación. “Esta paridad se podría explicar debido a que la investigación científica en esta Unidad Académica es incipiente dada su reciente creación. La mayoría los docentes varones provienen del ámbito profesional extrauniversitario donde han desarrollado mayoritariamente su trayectoria profesional”, señaló Carrera.

Paralelamente, se pudo evidenciar un fenómeno de segregación horizontal. De acuerdo con las conclusiones informadas, del total de docentes investigadoras entrevistadas, el 54 % de las mujeres tiene una formación de grado en bioquímica, el 33 % de medicina y el 13 % de ciencia de la educación y psicología. Por su parte, el 67 % de los varones entrevistados poseen una formación de grado en medicina, el 27 % de otras disciplinas, principalmente de ingeniería, y sólo el 6 % de bioquímica.

“Nos propusimos como objetivo analizar las trayectorias de las y los docentes investigadores de la FCM desde una perspectiva de género. Así como analizar el impacto de la incorporación de la perspectiva de género en las carreras de la facultad y realizamos un estudio sobre su transversalización para describir los avances e identificar los desafíos pendientes”, detalló Carrera y subrayó la importancia del conocimiento generado para la toma de decisiones y elaboración de políticas igualitarias.

Desigualdades yuxtapuestas

Pensar las realidades de mujeres y varones en el ámbito de investigación implica pensar el trabajo en clave de género. Ya que este tipo de desigualdades en I+D es parte de un escenario transversal.

“El mercado de trabajo es considerado como uno de los núcleos duros de desigualdad. Allí se generan las desigualdades socioeconómicas por el lugar que el trabajo tiene en el sistema capitalista. Introducir la perspectiva de género nos incorpora otra dimensión de la desigualdad. Porque la inserción de la mujer en el mercado del trabajo está condicionada por lo que se considera la división sexual del trabajo”, explicó Andrea Delfino, directora del proyecto de investigación de la convocatoria PAITI radicado en la FCE.

Las especialistas de la FCE estudiaron tres sectores socio-ocupacionales: mujeres trabajadoras de cooperativas, trabajadoras de limpieza e investigadoras científicas. De acuerdo a los resultados reportados, la totalidad de las mujeres entrevistadas se encargan del trabajo doméstico y de cuidado en mayor medida que sus parejas varones. “Actividades como ordenar, limpiar, cocinar, lavar y guardar la ropa, hacer compras, reflejan los quehaceres diarios de los que se encargan estas mujeres. En relación al trabajo de cuidado -desarrollado principalmente por la tarde- se destacan actividades de cuidado directo, vigilancia, traslado y acompañamiento a actividades extra-curriculares. Asimismo, se observa que son ellas quienes se encargan centralmente del conjunto de tareas vinculadas con lo educativo y la enseñanza”, detallan las autoras.

“Si bien hay desigualdades que comparten todas las mujeres producto de la división sexual del trabajo, ese condicionante no es igual para mujeres de diferentes estratos sociales”, señaló Delfino y destacó la diferencia que implica el poder acceder a recursos del mercado –bienes y servicios- para resolver la cuestión del cuidado.

Las mujeres de sectores más vulnerables, sin poder optar por recursos del mercado, deben resolver las tareas de cuidado, por ejemplo, a través de redes familiares. Delfino destacó que esta tendencia a “familiarizar” las tareas domésticas en períodos inflacionarios como el actual crece también en los sectores medios.

Al reflexionar sobre la investigación, Delfino destaca que construir conocimiento en torno a estas problemáticas permite introducir una dimensión que paradójicamente la ciencia había dejado de lado. “La ciencia fue fundamentalmente construida desde la perspectiva masculina, desde una perspectiva androcéntrica, para nosotras que trabajamos en el campo de la economía eso es central”, resaltó.

Diversitaria: una comunidad virtual diferente

“Un espacio para que las investigaciones sobre género puedan conversar entre sí, intercambiar y generar redes”, así se autodefine Diversitaria. Se trata de una comunidad virtual que retoma la lógica de explorar, conocer y matchear propia de las aplicaciones digitales para vínculos y las reinventa con otro propósito: favorecer los estudios de género en la UNL.

“Diversitaria te permite conocer qué personas están trabajando temas de género, de diversidad sexual, de feminismo –tenemos una lista larga de temas- en la UNL. Te permite ponerte en contacto, formar grupos y compartir información. La gente fue aprovechando las redes sociales que ya existen para encontrarse, hay grupos y es muy interesante, pero queríamos hacer algo que funcione y nos permita vincularnos dentro de la Universidad”, explicó Violeta Cánaves, directora del proyecto de investigación detrás de Diversitaria.

Precisamente, el desafío que enfrentó el equipo de trabajo interdisciplinario no fue el de despertar el interés por los estudios de género ante una comunidad apática ante el tema. Por el contrario, el interés y la inquietud por la mirada de género fue emergiendo en cada una de las unidades académicas y ámbitos de la Universidad, en particular desde el primer ¡Ni una menos! (2015) para acá.

A esta comunidad virtual puede unirse cualquier persona de la UNL que trabaje o esté interesada en trabajar estudios de género. En este sentido, no hay barreras en torno a la pertenencia de claustro o de formación. El primer paso es la carga del perfil, similar a otras redes sociales, y con campos para detallar trayectorias, intereses y posibilidades vinculadas al tema.

Más igualdad, no solo en I+D

Cada persona que forma parte de la Universidad puede contribuir con sus prácticas a hacer una institución más igualitaria. Eso es una realidad transversal a las diferentes funciones y por ello lo que nació como un proyecto acotado al ámbito de la investigación científica se propuso, además, hacer un aporte a toda la comunidad universitaria del litoral.

“Nos empezamos a encontrar con muchas personas que tal vez no trabajan ni quieren trabajar temas de género pero si están interesada en ver de qué se trata y empezar a preguntarse cómo mejorar sus propias prácticas cotidianas dentro de la universidad como docente, como investigadora, como jefa de proyecto, directora de tesis”, contó Cánaves.

“Cómo hago para colaborar en la construcción igualitaria de argentina y de la universidad en este momento. Para esta audiencia nace la Guía de prácticas igualitarias”, enfatizó.

El material generado por el equipo de trabajo interdisciplinario -que reúne a especialistas del derecho, las ciencias políticas y la comunicación social- se encuentra disponible en Diversitaria. La guía está ordenada en cuatro partes y presenta conceptos básicos de construcción social del género, estereotipos y roles; tareas de cuidado; violencia de género y comunicación no sexista.

El texto no sólo aporta bases conceptuales de manera sintética sino que identifica situaciones actuales a partir de ejemplos reales y propone prácticas igualitarias para transformar esa realidad.

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