Edición Especial

Inundación del Salado: causas naturales y antrópicas

Martes 4 de junio de 2002

Se presentó un informe técnico. Expertos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL analizaron las causas que llevaron al desborde más importante en la historia del río Salado. El documento fue aprobado por unanimidad por el Consejo Directivo d

Falta de datos, inexistencia de programas de monitoreo, obras inconclusas, carencias de regulaciones, falta de control y de planes de contingencia, no son más que el crudo reflejo de políticas del Estado que no priorizan adecuadamente los recursos o lo hacen desde una mirada alejada de las necesidades de la gente”. Así concluye el trabajo La crecida extraordinaria del río Salado: causas naturales y antrópicas que provocaron la inundación de la ciudad de Santa Fe, elaborado por un grupo de expertos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y aprobado por unanimidad por el Consejo Directivo de dicha Facultad en su sesión ordinaria del ayer.
Los investigadores señalan que “la crecida del río Salado se originó por la ocurrencia de intensas precipitaciones sobre su cuenca baja, ocurridas principalmente entre los días 22 y 24 de abril del corriente año”, cuando un sistema frontal caliente semiestacionario se ubicó en el centro del litoral argentino.
El pico de la primera onda de crecida se registró en la escala hidrométrica de Santo Tomé (Fuente: INALI) el día 12/03/03, con una altura de 5.42 metros. En tanto, los efectos de la segunda onda de crecida se comenzaron a manifestar a partir del 23/04/03 (4,76 metros) en la escala de Santo Tomé, alcanzando el pico en esta estación el 30/04/03 (6,28 metros). Si los datos de lluvias y niveles se comparan, se puede observar que el tiempo de retardo comprendido desde el final de la lluvia intensa (24/04) y la llegada del pico a Santa Fe (30/04) fue de seis días.
“El caudal aforado el 30/04 en la sección del viaducto ferroviario ubicado entre la Autopista Santa Fe-Rosario y el Puente Carretero Santa Fe-Santo Tomé fue de 3.100 m3/s, correspondiente a una altura de 6.37 metros en el hidrómetro del INALI. Este valor no incluye los caudales que desbordaron por la margen izquierda del río Salado en los siguientes lugares: a) inmediatamente aguas arriba de la ruta Prov. NÁ‚° 70, que inundaron la localidad de Recreo e inmediaciones; y b) en la zona del Hipódromo Las Flores, que inundaron la zona oeste y parte del centro sur de la ciudad de Santa Fe”, indica el trabajo.

La defensa, la entrada del agua

La incompleta construcción de la defensa oeste de la ciudad, la insuficiente luz en el puente de la Autopista Santa Fe-Rosario, cambios en el uso de la tierra e intervenciones a nivel de cuenca y la falta de una serie de medidas no estructurales fueron -según el informe de la FICH- las principales causas antrópicas que potenciaron los efectos de la creciente.
La defensa oeste de la ciudad (Tramos 1 y 2) se desarrolla desde el puente carretero Santa Fe-Santo Tomé al sur hasta proximidades de la calle Gorostiaga (Hipódromo Las Flores) al norte, con una cota de coronamiento de 17.50 metros IGM. A partir de allí, el terraplén finaliza abruptamente en un cierre provisorio situado en el cordón sur de la calle Gorostiaga.
“Construido el Tramo 2, quedó pendiente de ejecución el Acceso Norte de la Avenida de Circunvalación Oeste (Tramo 3), desde el hipódromo hacia el norte. Dicho tramo cuenta con un anteproyecto avanzado (trabajo realizado por una empresa consultora de Paraná para la Dirección Provincial de Vialidad de la provincia Santa Fe) desde el año 2001. Se trata de una obra de aproximadamente 20 km de longitud. En su inicio, en el sector del Hipódromo, el anteproyecto contempla la realización de un terraplén de defensa de aproximadamente 2.600 metros de longitud, con cota de coronamiento de 17,75 m IGM, y características -desde el punto de vista hidráulico y vial- similares a las de los Tramos 1 y 2. Luego continúa la traza de la Avenida de Circunvalación Oeste hasta su encuentro con la Ruta Nacional NÁ‚° 11, al norte de la localidad de Recreo”, agrega el informe.
El nivel pico del río en las proximidades del hipódromo fue de 16.80 metros IGM, por lo que la defensa existente (Tramos 1 y 2) no fue superada por el nivel de las aguas. Sin embargo –dice el trabajo-, “en el sector donde se ubica el cierre provisorio del Tramo 2 se produjo el ingreso del agua al área urbana en la madrugada del lunes 28 de abril”. A partir de allí, la historia es conocida: una vez que el agua invadió la zona oeste de la ciudad por su extremo norte se condujo hacia el sur siguiendo la pendiente natural, encerrada por el terraplén de defensa por el oeste y cotas de terreno más elevadas por el este.
A su vez, “la defensa oeste y la Av. de Circunvalación Mar Argentino por el sur actuaron como barreras, ya que retuvieron el agua dentro del área urbana”. Tanto, que el agua interna en la zona suroeste de la ciudad alcanzó un nivel 2.50 m superior al nivel del río, de acuerdo a lo que indica el informe.
Las brechas que se abrieron el miércoles 30 en la defensa oeste y en la Av. Mar Argentino al sur descomprimieron parcialmente la situación al permitir la descarga de caudales desde el interior del área urbana hacia el río Salado y hacia el Canal de Derivación Sur.

Otras causas antrópicas

Según describen los especialistas, en 1998 la empresa AUFE (concesionaria de la Autopista Santa Fe-Rosario) encomendó al INA-CRL un estudio hidrológico/hidráulico del puente sobre el río Salado. En esa oportunidad, se recomendó la ampliación del puente en dos variantes de 300 y 400 metros, con el objeto de disminuir los efectos de erosión y de sobreelevación de los niveles de aguas arriba que provoca su actual diseño.
Dicho puente tiene una luz de 155 metros, lo que representa tan sólo el 8% del ancho del valle aluvial (2000 metros) en esa sección. Con la crecida del río, “se originó una sobreelevación del nivel de agua y un efecto de remanso hacia aguas arriba. El desnivel máximo medido entre aguas arriba y aguas abajo del puente fue de unos 0.80 metros. El efecto del remanso influyó en el desborde en la zona del hipódromo, ubicado a unos 2.400 metros aguas arriba del puente”, detalla el informe.
“La concreción de esta ampliación del puente, sumado al cierre de la defensa oeste, hubieran disminuido sensiblemente el riesgo de inundación de las áreas urbanas protegidas por dicha defensa”, indica el escrito.

Fenómeno previsible

* Zonas de riesgo. El sector oeste de la ciudad, principal afectado en esta inundación, es una zona con riesgo de inundación que ha sido urbanizada, como ocurrió con varias ciudades y pueblos de la región litoral. Un estudio realizado a comienzos de la década de los 90 para el Gobierno de Santa Fe, con subsidio del Consejo Federal de Inversiones (Instituto Nacional de Ciencia y Técnica Hídricas, 1992. Delimitación de Áreas de Riesgo Hídrico en Santa Fe – Sistema Paraná y Sistema Salado), puso de manifiesto esta situación. En dicho estudio se delimitaron áreas inundables en la ciudad de Santa Fe que, en el caso de la crecida de recurrencia 100 años (equivalente a una probabilidad anual del 1% de ser superado), se correspondieron adecuadamente con lo verificado en esta inundación.
* Pronóstico inexistente. Dice el informe: “Si bien no se contó con un pronóstico a tiempo real, en marzo de 2003 el Sistema de Alerta Hidrológico de la Cuenca del Plata, dependiente del INA, formulaba una alerta temprana que advertía sobre posibles situaciones de riesgo hídrico sobre la cuenca del Salado”.
* Conocimiento público. “Las cuantiosas lluvias ocurridas y el avance de la onda de crecida por la cuenca baja eran de conocimiento público, dando lugar a la superación de varias rutas provinciales arriba de la ciudad de Santa Fe, incluyendo el colapso de puentes y el anegamiento de vastas extensiones rurales”.

Medidas no estructurales que faltaron:

Á‚· Un sistema de alerta hidrometeorológico, que hubiera permitido obtener información en tiempo real y pronosticar la evolución de la crecida del río Salado en la ciudad de Santa Fe, para tomar medidas en consecuencia.
Á‚· Una regulación del uso del suelo en áreas inundables, que hubiera impedido o restringido en las áreas urbanas la construcción de viviendas de uso permanente y edificios de importancia estratégica en áreas con alto riesgo de inundación. En tanto, en los sectores agrícolas la regulación hubiera contribuido a un mejor ordenamiento hídrico de la cuenca y, como consecuencia de ello, a limitar el incremento del escurrimiento superficial.
Á‚· Un plan de contingencia, que hubiera permitido la evacuación ordenada de la población afectada antes del desastre y disponer de acciones, debidamente organizadas, de asistencia durante y después del fenómeno. inunhospi.jpg El Hospital de Niños bajo agua: todo un símbolo de las pérdidas generadas por la inundación Prensa Institucional UNL Ciencia y Técnica Romina Kippes 2003-06-03 09:40:56.253945+03 2003-06-03 09:52:42.355303+03 867 s 90 2894 Estudian el origen y evolución del Arroyo Leyes y la Laguna Setúbal En la FICH Hace unos 100 años, el Leyes se podía cruzar en carreta de una a otra orilla. Después de la creciente del 83, el mismo lugar tiene 10 metros de profundidad. Investigadores de la UNL tratan de dilucidar el por qué de los cambios. El Arroyo Leyes tal como hoy lo conocemos es un "invento" prácticamente nuevo de la naturaleza. Antes de alcanzar la magnitud que actualmente presenta (10 metros de profundidad media, un movimiento de 1.500 metros cúbicos de agua por segundo) fue un curso de agua sin demasiada significación, que hasta se podía cruzar caminando. Pero no es todo: la Setúbal supo ser una gran llanura, y en la zona de Rincón, Santa Rosa y Helvecia se ubicaba una serie de dunas formadas por el viento que asemejaban nuestro paisaje costero a desiertos de arena como los africanos.

Los datos surgen de un trabajo encarado por científicos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), que "viajaron en el tiempo" para armar el mapa del origen geológico y evolución de la laguna Setúbal, el arroyo Leyes y todo su delta.

"El Leyes ya había sido estudiado por la FICH y se sabía que en la crecida del 83 su cauce así como su delta se habían agrandado considerablemente. Ya se había avizorado la problemática que hoy tenemos enfrente", indicó el Licenciado en Ciencias Geológicas Carlos Ramonell, integrante de un equipo de investigación que viene siguiendo el tema desde hace varios años. A partir de allí, el grupo comenzó a preguntarse "desde hace cuánto tiempo existía este delta, y empezamos a estudiarlo en el marco de todo el valle Á‚"”dijo RamonellÁ‚"”. Ahí pudimos analizar tasas de crecimiento históricas de decenas de metros al año y entender cómo venía trabajando".

Algunas conclusiones

De acuerdo con el estudio comparativo de cartografías, una de las metodologías utilizadas, los investigadores dedujeron que "hacia el siglo XVII la laguna Setúbal no tenía conexión permanente con el Paraná a través del Leyes, y sólo se vinculaba ocasionalmente por esa vía en las grandes inundaciones; incluso a principios del siglo XIX la hidrología de la Setúbal habría estado regulada por el riacho Santa Fe y no por el Leyes". Sin embargo, la creciente del 83 marcó un camino que nunca pudo revertirse: la inmensa masa de agua que el arroyo Leyes trasladó en ese entonces (algo así como 11.500 metros cúbicos por segundo) hizo que su cauce se agrandara de una forma increíble, lo que sumado a la pendiente natural del terreno terminó de conformar lo que hoy se conoce como la principal fuente de alimentación de las lagunas Setúbal y El Capón.

Además de comparar viejas cartografías (algunas datan de 1811) con modernas imágenes satelitales, el grupo indagó en huellas geológicas, que ubicaron a la zona de la laguna y su entorno en un contexto de miles y miles de años.

"En una zona de llanura suele subestimarse la geología; siempre se la vincula con zonas de montañas, donde hay una sucesión estratigráfica que se puede ver. Es verdad que en nuestro entorno sólo podemos encontrar barrancas de escasa alturaÁ‚… pero esas mismas barrancas pueden mostrar cosas muy interesantes", se entusiasmó Ramonell.

"En la margen oeste de las lagunas Setúbal y El Capón detectamos un micro relieve en los sedimentos de la base de las barrancas, como si fuese un modelado de líneas rectas. En realidad son fracturas producidas por fuerzas como las que forman la Cordillera de los Andes. Aunque la región está lejos, evidentemente recibe esos impactos y lo demuestra de esta manera. El análisis hecho con estas fracturas es inédito para la provincia de Santa Fe", advirtió.

Un campo de dunas

La observación de las barrancas se complementó con otro tipo de muestras, esta vez extraída de perforaciones de distinto tipo, que pueden dar cuenta de qué hay en las capas más profundas del suelo: se recopiló información de 186 perforaciones que se realizaron en la zona (en oportunidad de realizarse trabajos como el de Paraná Medio, el pilotaje de puentes, las torres de alta tensión, la construcción de terraplenes de defensa y la propia ruta 168), y luego se analizaron los datos.

Los científicos notaron que "lo que más abunda en superficie son sedimentos de origen eólico, algo que ya había sido postulado por estudios previos, que datan incluso de la primera mitad del siglo XX. El aporte nuestro fue que describimos entre Colastiné y Helvecia un campo de dunas longitudinales eólicas", es decir, formadas con el viento, similares a las que caracterizan a los paisajes de varios grandes desiertos.

Estas dunas (que tienen un sentido específico de orientación, como si el viento las hubiera "peinado" en una misma dirección) pudieron formarse durante la última glaciación, hace unos 18.000 años antes del presente, según el estudio de Ramonell.

"Desde el punto de vista geológico el área de la Setúbal y su entorno es zona de transición, porque convergen regionalmente la llanura chaqueña, el ambiente pampeano, las tierras altas de Entre Ríos y Corrientes, y la faja fluvial del Paraná Á‚"”indicó RamonellÁ‚"”. Hay que sospechar que a lo largo del tiempo geológico hubo predominancia de uno de estos ambientes sobre los otros, y efectivamente fue así. En algún momento la laguna no fue laguna, sino un ambiente netamente pampeano". Incluso hace algunas decenas de miles de años vivieron en ella animales de distinto tipo (ver recuadro).

Á‚¿Y el futuro?

El incremento del delta del Leyes camina al compás del cambio en los caudales de los ríos, enmarcados en un período húmedo que la región atraviesa desde hace unos 30 años. De este período también hablan las márgenes del río Paraná, que en las cercanías de donde se origina el arroyo Leyes literalmente se corrieron unos 2 kilómetros hacia el Oeste en los últimos 50 años. Si el período húmedo continuara y las márgenes seguirían "moviéndose", el agua podría ingresar por sistemas que se conectan directamente con el Leyes, lo que podría derivar en grandes inundaciones.

"Al ver esta situación, uno piensa si podría ser peor... Si este escenario continuara desarrollándose no va a ser tan fácil de frenar. Á‚¿En qué momento hay que arreglarlo?", se preguntó Ramonell.

"Si persiste una hidrología como la de los últimos 30 años, el río perfectamente puede correr su margen. Y puede darse la situación de que la migración de la margen provoque una transfluencia permanente desde alguno de los cursos de agua cercanos (como el arroyo Mendieta) hasta el Leyes. Es decir que ese ingreso de agua no funcionaría sólo en eventos de crecida sino en forma permanenteÁ‚… lo cual sería muy serio", anticipó Ramonell.

Aunque existen otras entradas de agua que alimentan al Leyes, la del arroyo Mendieta es particularmente peligrosa, porque sólo lo separan unos 100 metros del río Paraná. "Esto no quiere decir que si se rompe esta franja de tierra tengamos corriendo por acá al Paraná. Pero sí significa que la masa de agua podría ser tan grande con el transcurso del tiempo que no se podrá controlar fácilmente", alertó.

La otra Santa Fe

Hay una Santa Fe que nadie vio, que fue tierra de elefantes, caballos autóctonos, ciervos y hasta gliptodontes, hace miles y miles de años atrás. Cuando Santa Fe todavía no era Santa Fe, el paisaje tenía poco en común con el que hoy conocemos.

De esa parte de nuestra historia no existen registros escritos, pero sí otras evidencias concretas, que hablan por sí mismas de un pasado de película. "En Santa Fe se encuentran habitualmente fósiles del período Cuaternario, que corresponde a los últimos dos millones de años", contó Ramonell. Increíblemente, la cuenca del río Salado Á‚"”y hasta la propia laguna SetúbalÁ‚"” son yacimientos fosilíferos muy ricos, al punto que el propio Ramonell fue protagonista de la extracción de restos de un gliptodonte (parecidos a los armadillos actuales pero de mucho mayor porte) en el barrio Guadalupe de nuestra ciudad.

Aunque a esta altura suene a fábula, "debajo del lecho de la laguna Setúbal existen restos de animales que conformaron una fauna exhuberante", que hablan de aquel territorio extraño que hoy es nuestra ciudad. Ciencia y Técnica Romina Kippes - rkippes@unl.edu.ar 2006-05-02 14:57:53.371796+03 2006-05-02 09:52:05.93617+03 443 s 226 405 Información universitaria Noticias Breves La columna contiene información sobre

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