Ciencia y Técnica

Investigar, producir, exportar: un camino posible

Lunes 12 de junio de 2006

En la Argentina hay empresas que se dedican a producir y exportar tecnología, y que están en permanente contacto con centros de investigación. Algunas expusieron su caso en el Seminario de Valoración de la Tecnología, que se realizó en la UNL.

El mercado tecnológico nos sorprende cada vez más seguido con novedosos productos (el DVD, los MP3, las cámaras digitales); casi todos los días tenemos acceso a nuevas drogas para combatir enfermedades más eficazmente y podemos obtener imágenes precisas del mundo a partir de las poderosas lentes de un satélite. La lista de las innovaciones tecnológicas, avanzado el siglo XXI, podría ser infinita. Pero lo que pocas veces pensamos es que, detrás de cada uno de esos nuevos productos, hay un largo camino de investigación científica.

El tema, a través de las voces de diferentes protagonistas, fue abordado esta semana en el Seminario Internacional Valoración de la Tecnología, organizado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL) a través de su Centro para la Transferencia de Resultados de la Investigación (Cetri-Litoral), dependiente de la Secretaría de Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo, y acordado con las universidades nacionales de la región (Uner, UNR y Facultades Regionales Paraná, Santa Fe y Rafaela de la UTN).

Allí participó, entre otras, la empresa Invap, que desde hace años trabaja en el desarrollo, la ingeniería y la fabricación de nuevos productos, según contó el Ing. Tulio Calderón, gerente del Área de Nuevos Negocios de la firma.

"Nosotros no hacemos investigación; preferimos contratar a universidades", introdujo Calderón, al mencionar qué camino eligen a la hora de producir tecnología. "Investigar supone generar conocimiento nuevo; lo que hacemos es tratar de incorporar esos conocimientos en productos innovadores. Hacemos más bien desarrollo, ingeniería y fabricación, que es, en realidad, la parte de arriba del triángulo, el complemento en todo el proceso", indicó Calderón.

El Seminario Internacional sobre Valoración Tecnológica -que se desarrolló en el marco del Programa de Fortalecimiento de las Capacidades Humanas de las Universidades Nacionales en Vinculación Tecnológica, Red Vitec- tuvo como objetivo mejorar las capacidades institucionales para la valoración y la negociación de la tecnología generada en el ámbito del sistema científico tecnológico. Se desarrolló entre el 30 de mayo y el 2 de junio pasado en la UNL.

Con la UNL

La relación con las universidades es una parte fundamental del trabajo en el Invap. Tanto, que con la UNL los une una larga lista de vinculaciones, desde la asesoría en patentes hasta la relación con grupos de investigación.

"A veces, tenemos negocios con clientes que piden algún sistema nuevo y hay que innovar; entonces, salimos a buscar y vemos si fabricamos eso que falta o lo compramos en algún lugar del mundo. Es raro que el cliente tenga tanto tiempo como para que le digamos: `Espere dos años a que investiguemos'. Por eso es que trabajamos en conjunto", agregó.

En este sentido, comentó que "normalmente conocemos a la gente que está haciendo investigación en los temas que nos interesan o pagamos a grupos que están desarrollando cuestiones que creemos que nos van a resultar un negocio en el tiempo".

El Invap y los reactores

Aunque Invap es una empresa que trabaja en distintas áreas, como medicina y elaboración de satélites, el año pasado estuvo en boca de todos por la polémica venta de un reactor nuclear a Australia. "Lo que se debatió mucho en los medios en ese momento no era el contrato de venta del reactor a Australia, sino un acuerdo entre países a futuro, que hacía referencia a un punto concreto: en el contrato, ofrecimos la opción a Australia para, en 15 años, traer los elementos combustibles gastados, desarmarlos en el país, reencapsularlos, y volver a enviarles hasta el último átomo que entró en la Argentina. Todo eso era una cláusula de opción, algo que podría suceder en 15 años. La realidad demostró que una opción tiene muchos condicionantes... y cayó cuando se decidió que quien guardase el uranio debía ser Estados Unidos", explicó.

"La prensa tiene más rating hablando de energía nuclear que de medicina; es por eso que fuimos famosos a partir del reactor australiano. La visibilidad en los medios nacionales vino por ese rubro, pero, en realidad, la firma opera donde haya contratos, sean en la Argentina o afuera", agregó.

De hecho, y pese a la fama repentina que ganó, vinculada con el desarrollo del reactor nuclear, la empresa viene trabajando desde hace muchos años (comenzó a funcionar el 1Á‚° de setiembre de 1976) y actualmente sostiene varias áreas de negocios: proyectos nucleares, proyectos espaciales, equipamiento médico y científico, servicios y productos industriales y gobierno, seguridad y defensa.

Actualmente, produce ganancias que van desde los 30 a los 70 millones de dólares por año, y tiene un total de 600 empleados que trabajan en los distintos desarrollos que venden al mundo. De ellos, el 80 % está orientado a la producción de tecnología, que en muchos casos se exporta.

"A la hora de exportar, tenemos dos grandes dificultades: competimos con empresas de países desarrollados y, por lo general, Argentina no es reconocida como país exportador de tecnología", dijo Calderón. No obstante, sigue siendo una de las actividades fundamentales de la empresa.

"El desarrollo tecnológico de un país es el resultado de una acción conjunta del Estado y de las empresas que tienda a movilizar el recurso argentino más importante: su materia gris", finalizó Calderón.

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