En Rectorado

Isidoro Cheresky disertó en la UNL

Lunes 26 de junio de 2006

La conferencia se tituló "La ciudadanía en el centro de la escena". Cheresky es docente, investigador y especialista en estudios políticos.

El viernes 16 de junio se realizó la conferencia "La ciudadanía en el centro de la escena", a cargo del Dr. en Ciencias Sociales, Isidoro Cheresky. La misma se llevó a cabo en la sala del Honorable Consejo Superior de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y fue organizada por la revista "Estudios sociales" de la UNL.

"La democracia ha adquirido una vigencia universal. La expansión de la democracia no ha deshabilitado los reclamos de un orden social más justo y de grandes reformas, pero estas aspiraciones se han canalizado en el marco de las sociedades democráticas y no de un providencial orden alternativo, como era el caso hasta hace poco tiempo. La expansión del orden político democrático, considerado como resultado de la actividad de los hombres librados a su propio juicio y sin ser portadores de un sentido trascendente, conlleva en consecuencia la centralidad de la ciudadanía", así comenzó la conferencia de Cheresky.

En este sentido, el director de la revista "Estudios sociales", Prof. Darío Macor, presidió el encuentro invitando a "reflexionar sobre un problema tan caro a la Argentina como lo es el de la constitución de la ciudadanía, con uno de los intelectuales argentinos que más ha investigado sobre el tema".

En la ocasión, Macor también señaló que la conferencia se inscribe en "un proceso más amplio que está organizando la revista Estudios sociales: el seminario sobre la democracia argentina en el espejo de su historia, destinado a sensibilizar al campo universitario y sus allegados más inmediatos sobre la idea de que la democracia no es algo dado, sino que merece ser pensada y ser usada. Es por esto que uno de los principales roles de la universidad es el de proveer de arsenales teóricos para que esa reflexión sobre la democracia tenga una especial capacitación".

Sobre la conferencia

Para contextualizar la temática de "La ciudadanía en el centro de la escena", Cheresky se retrotrajo hasta los años 80 cuando en nuestro país se planteó un debate "que ha tratado de entender mejor el régimen político democrático y ahondar en la pregunta sobre qué quiere decir en un país como la Argentina, que hasta 1983 conoció ciclos muy prolongados de inestabilidad, contribuir a instalar ese régimen democrático". En este sentido, explicó que "el problema que se planteó fue el de las instituciones, porque había una conciencia generalizada de que no podía concebirse la democracia sólo como la expresión de la voluntad popular, ya que esto puede constituir una retórica engañosa: para que la voluntad popular se exprese hace falta generar condiciones para que esa voluntad se forme, es decir, circulación de las ideas, libertad de expresión, garantías para los individuos, promoción de formas organizadas de reflexión sobre la vida pública, etc.".

Por otra parte, el sociólogo señaló: "Un tema más de época que también figuró en el debate argentino es el de cómo estabilizar el régimen político. Hay una palabra que está muy en boga en los estudios políticos que es gobernabilidad, es decir, el tema de cómo los gobiernos que son electos mantienen sus capacidades de acción pública; en los 80 la pregunta era cómo lograr terminar sus mandatos. Pero es necesario hacer una observación sobre el término gobernabilidad porque puede llegar a ser ambiguo. Esta palabra fue acuñada a nivel internacional como una advertencia de las corrientes conservadoras frente a la idea de que la democracia, al desarrollar el debate público, generaba una sociedad excesivamente activa, que desbordaba a las instituciones. En los 80, quienes nos interesábamos como ciudadanos en la consolidación de la democracia, y como analistas políticos, en entender la democracia, estábamos tironeados -y quizás lo seguimos estando- entre la conciencia de que había un déficit republicano debido a una democracia insuficiente y poco instituida, y el hecho de que las reflexiones sobre las instituciones tenían la marca de corrientes, que pretendían que la democracia fuera un régimen de ciudadanía pasiva".

Este recorrido histórico le sirvió al especialista para contraponer dos visiones sobre la democracia. "La evolución misma de la vida política ha desmentido y ha desacreditado muchas de las ideas que se habían planteado en los 80. Por esos años, muchas de nuestras reflexiones estaban atravesadas por la idea de que el sistema democrático puede ser considerado un sistema organizacional". Lo que caracteriza a las organizaciones, por ejemplo las empresas, es que se mueven por normativas y pautas que permiten establecer y prever lo que sucede al interior de esos espacios organizacionales. En este sentido, continuó Cheresky, "ciertas concepciones institucionalistas de los 90 tendieron a una visión primitiva y precaria de lo que era establecer instituciones para la sociedad y pensaron a la sociedad como cualquier otro tipo de organización, por ejemplo un club, una empresa o una fábrica". Sin embargo, Cheresky remarca que "la democracia es por excelencia un régimen inestable. La aspiración de transformar a la democracia en un régimen estable y previsible no se condice con los principios democráticos. No quiero decir que la vida pública sea el caos, quiero decir que el poder está siempre en juego y existe siempre la posibilidad de que se den las cosas de otro modo. No es posible predecir el rumbo político y la ilustración por excelencia del carácter inestable e imprevisible de la democracia son las elecciones. Tanto más las sociedades son democráticas y libres, tanto menos ciertos son los resultados de los procesos electorales. Las elecciones durante 2005-2006 en América Latina han expresado los progresos democráticos que vive la región".

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