Producción

La lechería santafesina en su momento más difícil

Miércoles 10 de agosto de 2016 / Actualizado el martes 16 de agosto de 2016

Cientos de tambos de la provincia cerraron en los últimos meses debido a factores tan diversos como la economía o el clima. Dos especialistas de la Facultad de Ciencias Veterinarias explican el presente y el futuro del sector.

La lechería nacional atraviesa un momento complicado debido a factores económicos, sociales y hasta climáticos que agravaron el panorama. Según especialistas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), entre mayo y julio de este año ya cerraron unos 500 tambos en la provincia.

“La situación de la lechería hoy es crítica en general en la Argentina. En el caso de los tambos en la cuenca lechera central de la provincia de Santa Fe a esa crisis se le agregan algunos condimentos regionales propios, que fueron fundamentalmente de tipo climático y que le pegaron aún más”, sintetizó Eduardo Baravalle, del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la UNL.

Según agregó, se trata de una crisis que se produce mínimamente desde hace dos años: “Por un lado, es una crisis económico financiera, pero, por otro, productiva, y responde a factores externos e internos”, aseguró.

En este sentido, destacó que a nivel internacional el precio de los producto lácteos sufrió una caída muy importante, muy por debajo de los valores históricos, fundamentalmente la leche en polvo, que hoy se ubica en los 2 mil o 2200 dólares la tonelada. “Hubo momentos muy buenos en los precios internacionales, pero no supimos aprovecharlos”, lamentó Baravalle.

En cuanto a la situación interna, Baravalle manifestó que la situación es muy grave, debido a los problemas de los precios que comenzaron en 2014 y que perduran hasta hoy. “Los sistemas nacionales y provinciales han entrado en una crisis económico financiera, con un desfase entre los precios de producción y el precio que se la paga al productor. En Santa Fe, a eso hay que sumarle la situación dramática que devino del clima desde el mes de abril, cuando cayeron en el centro de la provincia entre 500 y 700 mm, lo que hace que en un mes las precipitaciones fueran el 80 o 90 por ciento lo que llueve en un año. La situación fue tan importante que determinará los niveles de producción de los establecimientos a mediano y largo plazo”, aseveró.

Baravalle afirmó que la crisis también fue social, ya que los productores y el personal del campo tuvieron serios problemas para relacionarse con los sectores urbanos, lo cual trajo aparejado el cierre de entre 400 y 500 establecimientos en la provincia entre mayo y julio. Hay que tener en cuenta que en el país quedaron en producción unos 10.500 establecimientos, mientras que en Santa Fe se sostuvieron unos 3.500. “Es un 30 por ciento de participación, pero seguramente decaerá hasta el 20. La pérdida significa entre 4 y 5 millones de pesos diarios para la provincia”, acotó.

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La leche

Baravalle agregó que el precio que se le paga a los productores actualmente es un factor que tampoco ayuda a la recuperación: entre 2014 y fines del 2015 el litro pasó de 2,10 a 3 pesos, mientras que de diciembre a la fecha se pagan unos 4 pesos. “El consumidor paga entre 18 y 22 pesos, lo que significa que la participación del productor en el precio primario está en el orden del 20 por ciento, mientras que en otros momentos llegó al 30: el productor perdió 10 puntos. Hay un desfase en la cadena de valor”, abundó.

A esa situación se le suman los costos que los productores debieron afrontar por los incrementos salariales convenidos en las paritarias del sector. “Sin embargo, el precio de los productos se mantuvo estancado”, diferenció.

“El precio del litro de leche debería estar en 16 pesos, que sería lo ideal, mientras que el productor debería cobrar cerca de 6,50 pesos, pero estamos hablando de una cadena estabilizada y razonable en cuanto al esquema de participación de los distintos sectores: el productor, la industria y el comercio”, sostuvo.

Por su parte, José Bértoli, que trabaja junto a Baravalle, resaltó que el precio de la leche es la variable que más preocupa en los tambos: “Cuando comenzó el nuevo Gobierno, aplicó una baja de las retenciones al maíz y a la soja, que provocó un aumento considerable de sus precios. Afectó directamente la alimentación en los tambos, que es el costo más alto de los establecimientos”, expresó.

El referente añadió que un tambo de unas 300 vacas en ordeñe producen unos 26 litros cada una, es decir, unos 250 mil litros por mes: “Significan cerca de un millón de pesos de ingreso bruto, de los cuales el 50 o 60 por ciento se lo lleva la alimentación y otro porcentaje considerable la mano de obra. Al final de cuentas, por los precios de los insumos y de la leche cruda en tranquera, prácticamente el productor no puede cubrir los costos, se está comprometiendo financieramente. Si esta situación no cambia en el corto plazo, la mayoría de los tambos estarán en una situación financiera muy delicada”, finalizó.

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