Crisis del agua

La mujer, en otro rol fundamental

Lunes 27 de marzo de 2006

Experiencias demuestran que tiene un papel central en los nuevos modelos de gestión del agua. Algunos países comenzaron a poner en práctica el cambio de paradigma, de cara a la sustentabilidad del recurso. Docentes de la FICH proponen posibles alternativas a p

Ya hace un tiempo que el mundo sabe que uno de sus recursos naturales más preciados, el agua, está en crisis. Que es sobreabundante la demanda, y que escasea la oferta. Y que los daños que el hombre produce sobre el planeta agravan el panorama.

Pero lo que pocos saben es que en ese contexto, diferentes países están logrando cambiar los modelos de uso y consumo de agua por otros que abarcan aspectos fundamentales, como la sustentabilidad de los ecosistemas, el involucramiento en las decisiones de los distintos niveles de la sociedad, y las prácticas social o culturalmente vinculadas con el uso del agua.

Es en ese nuevo "engranaje" donde algunos estudios encuentran una pieza fundamental, que cumple un rol central en el suministro, manejo y protección del agua: la mujer.

Luego la maestra jardinera, el ama de casa, la trabajadora: en todos los casos, su rol es central en los nuevos paradigmas de gestión del agua", indicó la Ing. Marta Paris, docente e investigadora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH), dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Es por esto que muchos países del mundo han comenzado a involucrar a las mujeres en diferentes programas relacionados con agua y saneamiento, tendientes a superar la grave crisis del recurso, a través de pilares fundamentales, como la concientización, la capacitación y la participación de distintos sectores.

Á‚¿Cultura hídrica?

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la cultura hídrica es "el conjunto de costumbres, valores, actitudes y hábitos que un individuo o una sociedad tienen con respecto a la importancia del agua para el desarrollo de todo ser vivo, la disponibilidad del recurso en su entorno y las acciones necesarias para obtenerla, tratarla, distribuirla, cuidarla y reutilizarla".

La implementación de esa cultura hídrica implica la concientización de la población respecto del uso del recurso, la capacitación y la participación de diversos estamentos, lo que representa un cambio de paradigmas al denominado modelo de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH). "Antes, se pensaba en el abastecimiento de agua para el consumo y para la actividad industrial; hoy, hay un cambio de concepción y se involucran otros aspectos, como la sustentabilidad ambiental relacionada con los sistemas hídricos", indicó Paris. "En ese marco, es de suma importancia tener en cuenta la participación de la gente, y considerar el rol preponderante de la mujer, que resulta fundamental", agregó.

Á‚¿Por qué? Porque se trata de una actora fundamental en la formación de valores y hábitos, y en muchos casos quien dispone que ese recurso preciado llegue a la mesa familiar: "Lo primero que hay que hacer es reconocer a la mujer como formadora de la cultura hídrica: es la maestra, la mamá, la que en muchos países se encarga de tareas de riego", indicó Paris.

El rol de la mujer

La Conferencia Internacional del Agua y Medio Ambiente, celebrada en Dublin en 1992, aprobó un conjunto de principios conocidos como los "Principios de Dublin", entre los cuales figuraba éste: "La mujer tiene un papel central en el suministro, manejo y protección del agua".

En un trabajo que Paris realizó junto a la Ing. Silvia Wolansky y la Ing. Silvia Seluy (también de la FICH-UNL), se señaló que no se trata de "una simple enunciación o reclamo feminista o una casualidad, sino más bien un planteo de la realidad con una concepción inclusiva de los roles que hombres y mujeres juegan en la sociedad".

En ese sentido, destacan que las mujeres constituyen la mitad de la población mundial; se encargan del cuidado, la salud y el bienestar de la familia y frecuentemente de la gestión de los recursos de hogar; cumplen el rol de educadoras en los niveles primarios y son actoras fundamentales en la construcción de una cultura hídrica desde la infancia y se encargan de tareas agrícolas y/o industriales directamente vinculadas con el uso productivo del agua.

Por todo esto, y debido a su rol de transmisora de la cultura hídrica, "la capacitación de la mujer es fundamental", indicó Paris, por lo que debe facilitarse "su acceso a la educación (formal y no formal) e incorporarla explícitamente en todas las instancias de la gestión del agua y en todos los ámbitos en que ésta se desarrolla".

La propuesta

Más que una receta única, la GIRH propone criterios generales que, en todos los casos, deben adaptarse a las particularidades de cada cuenca y cada región; a partir de ellas se deberá diseñar el modo de gestión más adecuado. Paris, Seluy y Wolansky indican que "un diagnóstico participativo con enfoque de género será el instrumento que permita detectar las necesidades locales de capacitación, concientización, información que, al igual que los modelos de gestión, será específico de cada situación y entorno". Además se necesita "una comunidad informada, `empoderada', con líderes capacitados y organizaciones donde se puedan construir o se alienten consensos".

En un trabajo, las especialistas presentaron una propuesta de actividades que, además de los talleres participativos, fundamentales para conocer la realidad de una región, plantea la ejecución de planes de capacitación para una cultura hídrica, con enfoque de género; planes de concientización; y actividades de fortalecimiento institucional, que apunten a multiplicar espacios de participación.

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