Nueva legislación

Los biocombustibles ¿llegan a los surtidores?

Lunes 8 de febrero de 2010

2010 marca la entrada en vigencia de la ley que impone sustituir un 5% de gasoil con biodiesel y, en el caso de las naftas, con alcohol. Sin embargo, la producción de biodiesel hoy se destina a la exportación y el alcohol que se produce es insuficiente. Un inv

Las mismas estaciones de servicio, los mismos surtidores y los mismos autos, pero los combustibles no son iguales en 2010, al menos no deberían. El nuevo año trajo consigo la puesta en vigencia de la ley de Biocombustibles como se conoce a la Ley 26.093- que impone la mezcla obligatoria de los combustibles de origen fósil con un 5 % de biocarburantes, de origen renovable: biodiesel, para el gasoil, y etanol para las naftas.
“Si todo va bien el usuario ni debería enterarse y el vehículo tendría que andar como siempre, sin cambios en el rendimiento. No se daría cuenta porque el combustible debe conservar las propiedades que las normas le fijan”, explicó Ulises Sedran, investigador de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet, especialista en combustibles.
De esta manera, la nueva ley impulsa el reemplazo de un combustible de origen fósil, con todos los problemas ambientales que acarrea su combustión, por otro que si bien no es inocuo genera efectos más atenuados.
“Un ejemplo es que el petróleo trae inevitablemente azufre, entonces en el gasoil ahora va a haber un 5% menos de gasoil de origen fósil que va a estar reemplazado por biodiesel de origen vegetal que no contiene azufre. Lo que se va a quemar ya tiene un 5% menos de contribución a este tipo de problemas. Este es un ejemplo pero también es aplicable a otros ítems del cuidado ambiental”, detalló el experto del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (Incape-UNL-Conicet).
Sin embargo existe un factor que atenta contra la adopción de energías alternativas: el costo.
“El petróleo, hoy por hoy, sigue siendo más barato para la producción de combustibles de transporte que cualquier otra fuente energética”, explicó Sedran.
Siguiendo el razonamiento, el experto analizó que si esa diferencia se lleva o no al consumidor alterando el precio en el surtidor, depende ya de una política de gobierno.

Vuelta a la “alconafta”
No es la primera vez que la nafta se mezcla con alcohol en el país. A fines de los ‘70, y como respuesta a una de las crisis internacionales del petróleo, se impulsaron en la Argentina distintos proyectos de energías alternativas, entre ellos, la “alconafta”. De acuerdo con Sedran, en esos años la mezcla llegó hasta 15% de alcohol.
“En aquellos años las tecnologías de materiales y de motores eran otras, por lo que era necesario realizar ciertos cambios en algunas partes. Por ejemplo, algunos conductos plásticos sufrían la agresión del alcohol y había que reemplazarlos pero, de todos modos, no eran cosas importantes. Hoy en día los autos tal y como salen al mercado pueden usar alconaftas sin problemas y sin necesitar aditivos especiales”, aclaró.
Sin embargo existe un desafío para la puesta en marcha de las nuevas naftas y es el suministro de alcohol. De acuerdo con el experto no se trata de un problema tecnológico sobre cómo producirlo sino de capacidad instalada. “La tecnología es bien conocida en el mundo y en cada lugar se hace con distintas materias primas, en la Argentina principalmente a partir de caña de azúcar. Es un proceso fermentativo simple, el problema es que actualmente no hay capacidad para producir el volumen que se requiere para reemplazar ese 5%”, indicó.

Lo nuevo: “gasoilbio”
La opción para los motores diesel es la incorporación de biodiesel (normalmente obtenido a partir de aceites vegetales) al gasoil convencional. El nuevo producto se llama gasoilbio y, al igual que ocurre con la alconafta, no requiere una adaptación del vehículo que lo usa.
Argentina produce suficiente biodiesel para hacer frente a la nueva demanda, a diferencia de lo que ocurre con el alcohol. “La capacidad instalada garantiza el suministro, pero lo producido está absolutamente orientado hacia la exportación. El gobierno tendrá que intervenir para poder volcar parte de lo que hoy se exporta al consumo interno, donde el balance económico es distinto”.

Diferentes aristas
De acuerdo con Sedran, las ventajas del enfoque introducido por la nueva ley son claras, en cuanto se reduce el impacto ambiental de la utilización de los combustibles de transporte, se alivia el consumo de materias primas no renovables y se promueve la actividad productiva agrícola. Estos beneficios, si bien importantes, no dejan de lado la complejidad del problema energético, ambiental y social que enfrenta la Argentina. “Decidir para qué se usa la tierra, por ejemplo, es uno de los puntos a resolver”, reflexionó.

Agenda