Día Internacional

Mujer y Ciencia, un binomio necesario para el futuro

Miércoles 14 de febrero de 2018 / Actualizado el jueves 15 de febrero de 2018

La humanidad se enfrenta a desafíos que exigen un desarrollo sostenible de nuestro planeta. La clave para conseguirlo es derribar definitivamente los prejuicios y estereotipos que atentan contra el acceso irrestricto de las mujeres y niñas a la ciencia

El 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de las Mujeres y Niñas en la Ciencia, esta fecha fue instaurada en la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre del 2015 con el objetivo de reconocer el rol clave que el género femenino desempeña en la comunidad científica y tecnológica. Esta iniciativa dirigida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y ONU-Mujeres, es un paso importante para lograr finalmente el acceso irrestricto y la participación equitativa de las mujeres y las niñas en la ciencia promoviendo además la igualdad de género.

Actualmente, según datos brindados por el Instituto de Estadísticas de la UNESCO, las mujeres constituyen sólo un 28% de los investigadores existentes en el mundo. En América Latina el promedio de participación de ellas en la ciencia es de 45% y se encuentra situado por encima de los promedios de América del Norte y Europa Occidental (32%), Europa Central y Oriental (40%) aunque por debajo del promedio de Asia Central (47%).

Por su parte, las cifras oficiales del CONICET, muestran que el 53% de los integrantes de la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico son mujeres. Lo mismo sucede en el Programa de Becas y en el área administrativa: ocupan el 60% del plantel.

Un aspecto importante del problema de inclusión femenina a la ciencia, es el bajo porcentaje de mujeres que acceden a cargos superiores, como por ejemplo el de investigador superior. El objetivo final no sólo sería promover el acceso a la ciencia sino una participación plena y equitativa para que puedan lograr su crecimiento profesional y ubicarse en lugares de toma de decisión, de poder y liderazgo.

Cambiar el imaginario colectivo
Desde la antigüedad, el desarrollo de la ciencia siempre se ha mostrado con un rostro masculino: Galileo, Pascal, Newton, Darwin, Einstein. Sin embargo muchas mujeres han contribuido en las ciencias desde sus inicios, aunque no siempre fueron reconocidas plenamente por ello. Debido a las dificultades que durante gran parte de la historia han tenido las mujeres para acceder a una formación intelectual equivalente a la de los hombres, sus aportes al desarrollo científico han sido menores. En este contexto desde 1903, cuando Marie Curie ganó el premio Nobel, hasta la fecha, de los 844 premios Nobel otorgados por la Real Academia Sueca de Ciencias, el Instituto Karolinska y el Comité Noruego del Nobel, el 6% corresponden a mujeres y solamente el 3 % de las distinciones eran de disciplinas científicas.

En los últimos años la Comunidad Internacional hizo un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las niñas mujeres en las ciencias. Desde 1998 el premio L'Oréal-UNESCO "La Mujer y la Ciencia" rinde tributo a científicas excepcionales y difunde su aporte para cambiar el mundo. Hasta la fecha ha reconocido a más de 2.820 mujeres en todo el mundo, dos de las cuales recibieron el premio Nobel en 2009, y otras 2.723 son provenientes de 30 países del mundo, entre ellos Argentina, que fueron becadas internacionalmente, convirtiéndose en un elemento de referencia de la excelencia científica a nivel internacional que pone de manifiesto la importante contribución de la mujer a la ciencia. 

En este sentido Yolanda Bolzón, doctora en Química, miembro de la carrera de Investigador Científico del CONICET, directora del Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB), docente investigadora y actual vice decana de la misma Casa de Estudios, expresó: “Es fundamental motivar a las niñas para que se interesen en las carreras científicas y es necesario crear más programas donde se visualice a la mujer para lograr este impacto. También debemos cambiar la imagen del científico e innovador en medios sociales, textos de libros, publicidad, entre otros, donde predomina la imagen masculina”. Por otra parte, sobre su rol de científica destacó: “Vivo la Investigación en las Ciencias como una actividad apasionante. Ser investigador es llevar una llama interior que nunca se apaga y que lo impulsa a realizar una tarea diaria constante con gran dedicación y esfuerzo sin medir horarios. Esta labor no es excluyente ni incompatible con una vida familiar plena, pero el acompañamiento y comprensión familiar cumple un rol primordial en el balance familia-profesión”.

De guardaparques a científica
Con motivo de esta jornada tan especial, Mariela Bollati, doctora en Ciencias Biológicas egresada de la FBCB y responsable actualmente de la Unidad de Biología Celular del Institut Pasteur, compartió su testimonio sobre su camino a la ciencia, “siempre cuento a los alumnos que llegué a ser científica, en parte, por una cuestión de género. Allá por 1988, cuando debía elegir qué estudios seguir, opté por ser guardaparque, ya que amo la naturaleza y la vida al aire libre; pero para mi sorpresa dentro de los requisitos para serlo, estaba el ser hombre. Superada la frustración elegí avanzar en mis estudios, me recibí de bioquímica y seguí creciendo hasta lograr mi posdoctorado”.

Por otro lado agrega "es importante lograr la visibilidad de la labor de las mujeres que estamos haciendo la ciencia. Estamos mejorando, pero todavía nos falta. Mi hija Francesca asiste al laboratorio del Institut Pasteur desde sus primeros meses de vida, y siempre me parece una buena oportunidad que lo visite para poder reflexionar sobre este tema. Buscamos incentivar el amor a la ciencia y darles valor para que se atrevan a ir contra los estereotipos" afirma Mariela.

Al mismo tiempo, como madre, opina que “todo niño se fascina, independientemente de su género. Son curiosos, exploradores, “científicos” por naturaleza, nuestra labor es incentivarlos y motivarlos para que mantengan viva esa llama de la curiosidad durante su crecimiento, libre de prejuicios y preconceptos”.

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