En Casa de Gobierno

Presentaron el primer relevamiento de trabajo infantil en Santa Fe

Lunes 14 de junio de 2010

El trabajo coordinado por la UNL permitió medir la magnitud del flagelo en la provincia y brindará herramientas para intervenciones efectivas y eficientes de parte del gobierno. Cada vez más, la noción de trabajo infantil se asocia a significados negativos, re


  En la tarde de este lunes, fue presentado en el Salón Blanco de Casa de Gobierno el primer relevamiento sobre trabajo infantil de la provincia de Santa Fe. El estudio fue realizado por investigadores de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el Ministerio de Trabajo y Seguridad de la provincia y la oficina argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), además de distintas municipalidades, comunas y organizaciones santafesinas.
   El objetivo fue obtener una aproximación sobre el conocimiento del problema desde una triple perspectiva: la medición de la magnitud del trabajo infantil (TI), analizar las representaciones sociales que distintos actores poseen con relación al mismo; delimitar las estructuras que habilitan y constriñen la presencia de niños y niñas en las actividades productivas santafesinas.
   Participaron de la presentación la vicegobernadora de Santa Fe, Griselda Tessio; el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Carlos Aníbal Rodríguez; el ministro de Desarrollo Social, Pablo Farías; el subsecretario de Asuntos Penales del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Juan Treharne Lewis; y el director de la Oficina de la OIT en nuestro país, Javier González Olaechea Franco.
   Rodríguez, quien ofició de expositor de la investigación, indicó que se trata de “la primera exploración del TI en la provincia”, ya que antes no se había indagado en el tema. Sí existe un estudio realizado en 2004 sobre el TI en las provincias del noroeste, las del noreste, Mendoza y el Gran Buenos Aires, dijo.
   “No consideramos esta investigación como suficiente, pero con lo que obtuvimos como datos creemos que podremos tener intervenciones efectivas y eficientes que tomen en cuenta las distintas formas de participación infantil. Al mismo tiempo, abrimos una articulación entre instituciones gubernamentales, ONG y el mundo académico. A todos nos significó un aprendizaje bastante importante”, aseveró el funcionario.

Datos
   El estudio permitió conocer el trabajo infantil urbano en los grandes aglomerados urbanos de Santa Fe, en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) 2003-2009.
   Según los resultados provisorios, en 2009 aproximadamente 5 de cada 100 niños y niñas entre 10 y 17 años, residentes en los grandes aglomerados de la República Argentina, eran trabajadores infantiles. Es decir, habían trabajado de manera efectiva la semana anterior a la entrevista, tenían ocupación aunque no hubieran trabajado de manera efectiva, o estaban en riesgo de trabajar, puesto que habían estado buscando trabajo. En los aglomerados urbanos de Santa Fe (Gran Santa Fe y Gran Rosario) este porcentaje era similar al del total nacional (4,9%).
   Sin embargo, la evolución de esta incidencia, para el periodo 2003-2009, siguió tendencias globales distintas en ambos casos: ligeramente descendente para el conjunto de la Argentina y ligeramente ascendente en el caso de los aglomerados urbanos santafesinos.
   Por otra parte, en cuanto al tamaño y distribución del trabajo infantil según sexo, el estudio demostró que existía una tendencia general descendente en el número total de trabajadoras infantiles (5.560 en el 2003 y 3.326 en el 2009), que contrasta con la evolución más errática del tamaño del trabajo infantil masculino.
   Destacan 2003 y 2005 como los años de la presencia relativa más igualitaria de niños y niñas en el total de los trabajadores infantiles: en el 2003, aproximadamente 54 de cada 100 trabajadores infantiles (el 53,8%) de los aglomerados urbanos de Santa Fe eran varones, y 46 de cada 100 (el 46,2%) eran mujeres. En 2005, el 58% del trabajo infantil urbano era masculino y el 42% femenino. 
   La mayor brecha en la participación porcentual de niños y niñas se produce en el año 2007: 72,5% de varones y 27,5% de mujeres, o 2,6 niños trabajadores por cada niña trabajadora.
   Además, la rama que ocupa más niños en Gran Santa Fe y Gran Rosario es el comercio y le siguen el servicio doméstico (en hogares de terceros), los servicios sociales y personales, y la construcción.
  
Representaciones sociales
   Al mismo tiempo, los investigadores indagaron en las representaciones sociales que la sociedad posee sobre el TI, es decir, la manera de ver y concebirlo. La importancia de su análisis, radica en la relación existente entre estas definiciones y las maneras de actuar.
   En este sentido, destaca que los significados atribuidos a la niñez han sufrido transformaciones significativas en las últimas décadas: el niño es un sujeto de derecho. Además, cada vez más, la noción de trabajo infantil aparece asociado a significados negativos relativos a la vulneración de los derechos del niño. Sin embargo, no existe un discurso homogéneo, ya que aparecen formas invisibles, otras toleradas, algunas enaltecidas y otras condenadas socialmente. A partir de esta exploración se pueden conocer los condicionantes culturales que convierten a un niño en trabajador, dice el trabajo.
  
Actividades
   A partir de la información anterior, se pudo inferir que las principales actividades productivas de participación infantil son la cosecha artesanal de algodón, el procesamiento de caña de azúcar, cosecha artesanal de frutillas, horticultura, pesca de subsistencia y artesanal, cría de chivos y ovejas, cuidado y arreo de ganado, alimentación de animales, caza de nutrias, fabricación artesanal de ladrillos y de vidrio, reciclamiento de basura, venta ambulante, embaladores y empacadores de supermercados, trabajo doméstico, cuidado de niños, ancianos y enfermos, prostitución.
   Las actividades predominantes en la provincia son mucho más habituales en lugares donde hay bajos niveles de tecnificación, donde se utiliza mano de obra intensiva, como es el caso de las cosechas. Además, es más probable en sectores menos regulados y con mayores niveles de informalidad. También en hogares que poseen emprendimientos o negocios propios y en actividades de baja calificación, pero donde el jefe es considerado un cuentapropista.
 
Construcción social

   A la vez, con respecto a la construcción social de la infancia trabajadora, las representaciones sociales de los funcionarios políticos y equipos técnicos de los gobiernos locales, de los miembros de las organizaciones gubernamentales muestran que el trabajo infantil se construye desde las imágenes más visibles, esto es, las actividades urbano-marginales realizadas por los niños en las grandes ciudades.
   Además, la participación de los niños en actividades productivas familiares son construidas desde representaciones sociales con connotación positiva, ya sea como colaboración que permite la socialización del niño en el mundo adulto del trabajo y las responsabilidad o como mecanismo de control social altamente efectivo para prevenir la intromisión temprana del niño en el mundo del delito y las adicciones. Asimismo, las actividades que realizan los niños vinculadas a las tareas domésticas y el cuidado de los más pequeños al interior del hogar no son vistas como trabajo infantil, sino como un aporte que el niño realiza a la dinámica y funcionamiento del hogar. Si las actividades productivas realizadas por los niños no obedecen a razones de subsistencia (esto es, de pobreza del hogar), no son consideradas trabajo, son invisibles.

TI rural
   En cuanto a los hallazgos específicos sobre el trabajo infantil rural, el informe dio cuenta de que las ONG entrevistadas relacionaban la situación del trabajo infantil con las transformaciones en la actividad agropecuaria (mecanización, falta de trabajo, migración ha determinado que haya menos TI). Esto señala la paradoja de que el problema de la educación en el sector rural comienza a ser un problema más vinculado a la oferta que a la demanda.
   Además para las ONG las actividades consideradas más peligrosas en el ámbito rural son la elaboración de ladrillos y la explotación forestal. Al mismo tiempo, pusieron en evidencia el clima de sospecha y desconfianza ante la visión del sector publico como desconocedor del agro y persecutor.

El rol del hogar
   Con respecto a las decisiones que el hogar toma con respecto a los niños, pueden sintetizarse las siguientes regularidades: las decisiones sobre invertir en la educación o enviar al niño a trabajar no son iguales ni homogéneas para todos los hijos del hogar; la educación de los hijos tiene valoración positiva, pero se matiza en los hogares rurales donde se considera que la oferta educativa no prepara a sus hijos para las actividades típicas del sector rural; el valor positivo de la educación se relativiza más en los hijos adolescentes que en la infancia temprana, la idea de que el adolescente deber formarse para el trabajo acentúa las decisiones de desescolarización de los hijos; sumado a lo anterior, si el adolescente está inmerso en la situación de formación de un nuevo hogar (esto es, si el adolescente va a ser padre o madre), la inversión en educación se vuelve irrelevante, explica la investigación.

Equipo
   El estudio fue coordinado por la socióloga de la FHUC Virginia Trevignani, el análisis de María Jesús Pérez García, y el trabajo de campo alumnos avanzados, Mercedes Mingiaca, Ivana Morelli, Jimena García Fernández, Valeria Oddino, Belén Bertero, Sol Collados, Andrea Paola Lezcano y Victoria D´Angelo, de la misma facultad.
   El grupo de investigación recogió la información a través de cuestionarios autodaministrados enviados a funcionarios o equipos técnicos de las localidades y comunas santafesinas; también por medio de entrevistas estructuradas a miembros y organizaciones de la sociedad civil y semiestructuradas a hogares con presencia de niños que participan en actividades productivas.

El TI en el mundo
   En el mundo trabajan unos 250 millones de niños de entre 5 y 14 años. En África, 80 millones; en Asia (excluyendo a Japón), unos 152,5 millones; y en América Latina y el Caribe son aproximadamente 17,5 millones. El 70 por ciento de esos niños se dedica a la agricultura y la pesca.

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