Apps en Santa Fe

Radiografía del mercado laboral de las plataformas de reparto

Viernes 12 de septiembre de 2025 / Actualizado hace 3 horas, 25 minutos

La UNL forma parte de una investigación latinoamericana sobre los trabajadores de las plataformas de reparto, cómo perciben su trabajo y qué opinan sobre las regulaciones.

Un proyecto de investigación de alcance latinoamericano revela el perfil y las percepciones de los trabajadores de las aplicaciones de reparto. En Argentina, el trabajo es coordinado por la Universidad Nacional del Litoral, a través de su Facultad de Ciencias Económicas, y también participan investigadores de las universidades nacionales de La Plata y de Entre Ríos. Mientras, a escala internacional se suman científicos de México, Colombia, Brasil, Argentina y Uruguay, ya que se trata de una investigación comparada.

El proyecto busca obtener una radiografía de estos trabajadores para conocer sus trayectorias, sus condiciones de trabajo y sus opiniones sobre la regulación de la actividad. En Argentina hasta el momento no existen encuestas oficiales con información sobre esta situación y el trabajo por plataformas y aplicaciones no está regulado.

 

Armando un perfil

El estudio, titulado "El perfil de los repartidores de plataforma en Santa Fe, Argentina", se basa en un trabajo de campo a través de entrevistas en profundidad  a las y los repartidores.

Andrea Delfino, docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL e investigadora del IHUCSO Litoral UNl-Conicet, coordina este trabajo y explica que la indagación comenzó en 2020 en el marco de la pandemia por COVID cuando llegaron a la ciudad las plataformas o aplicaciones de pedidos y transporte, como PedidosYa, Rapi, Uber y otras. “Poco tiempo después nos incorporamos a este proyecto latinoamericano, es el único con esta magnitud, en el que relevamos las condiciones de trabajo en nuestro país, México, Colombia, Brasil y Uruguay, y realizamos un estudio comparado”.

La investigadora sostiene que la hipótesis de trabajo es que si bien se trata de empresas trasnacionales que operan globalmente, con tendencias comunes en todos los países, también se adaptan a los escenarios locales a partir de las estructuras de los mercados de trabajo y a las regulaciones existentes.

“En Argentina estamos relevando ciudades intermedias, como Santa Fe, Rosario, Paraná y La Plata. Hay un rasgo común que surge al recolectar datos: es un sector muy masculinizado de la economía, con presencia de mujeres pero son mayoritariamente hombres, y un segundo rasgo es que son jóvenes. En el caso de Santa Fe crece la cantidad de personas muy jóvenes, entre 19 y 23 o 25 años, lo que difiere en otros países, para muchos de ellos es el primer trabajo. Si bien hay una tendencia a considerar que son desempleados que recurren a estos empleos en plataformas, no es así, también hay jóvenes que renunciaron a otros trabajos para acceder a estas apps, y muchos de ellos son estudiantes que las eligen porque pueden manejar sus tiempos de trabajo”, da cuenta Delfino.

 

Estrategia a mediano plazo

A través de las entrevistas también se pudo conocer que la mayoría de los repartidores viven solos o con sus familias de origen. El tiempo promedio de trabajo en las plataformas ronda los dos años, y son pocos los casos que superan los tres años.

La inserción en este tipo de ocupaciones parecería ser una estrategia a mediano plazo para buena parte de los entrevistados en Santa Fe. Para la mitad de ellos, el trabajo en plataformas es una actividad complementaria a otra, ya sea de estudio o de otro empleo. Sorprendentemente, esto no se traduce en un menor número de horas de conexión.

La jornada de trabajo de los repartidores es similar a una jornada completa. "Este fenómeno podría estar relacionado con la fuerte pérdida del poder de compra de los ingresos en Argentina, lo que lleva a la necesidad de trabajar más horas para alcanzar una remuneración suficiente", analiza Delfino.

La principal motivación para trabajar en plataformas es la flexibilidad horaria. “Esta flexibilidad es relativa. –aclara la investigadora- Hay que tener en cuenta que estos trabajadores no perciben un salario y todos los instrumentos que utilizan son del trabajador, excepto las mochilas que la empresa les cobra.  Ellos reciben el pago de una tarifa por envío realizado, el dinero que reciben no depende de la cantidad de horas de trabajo”.

“Entre nuestros entrevistados, la mayoría de ellos recauda  al mes una suma similar a un salario mínimo, alrededor de 300.000 pesos”, desgrana los datos la investigadora.

 

¿Demandan regulación laboral?

Los trabajadores perciben su labor como una actividad independiente, pero, al mismo tiempo, reconocen la necesidad de que sea regulada, con ciertas condiciones. El estudio revela un conflicto: si bien valoran la libertad que les brinda el trabajo, también desean mayor protección social y seguridad en su actividad.

En nuestro país no existe regulación laboral en este mercado laboral de las plataformas, pero en América Latina la mayoría de los países viene regulando legalmente la actividad: “Chile fue el primero en hacerlo en cuanto a las apps de transporte y de reparto, luego lo hizo Uruguay, acaba de aprobarse en México y en Colombia se aprobó recientemente una reforma laboral más general pero contempla la regulación del transporte plataformizado”, indica la investigadora de Ciencias Económicas y agrega que en Argentina no existe ningún tipo de regulación laboral que debe ser de orden nacional y sancionada por ley del Congreso; sí hay ordenanzas locales que regulan normativas municipales.

¿Qué opinan los trabajadores argentinos sobre la necesidad de regulaciones en este sector? ¿Quieren ser regulados?, se pregunta Andrea Delfino y responde que “muchos de ellos sí lo desean pero con ciertas características especiales diferentes al empleo privado actual en el país. Estas condiciones serían ser empleados formales de las plataformas pero manteniendo la flexibilidad laboral; y muchos de ellos no desean ser asalariados, ya son monotributistas, porque las empresas se lo exigen, y reconocen determinada formalización en esta situación, sobre todo lo que vienen de empleos totalmente informales”.

“Las empresas no los consideran  empleados formales, son autónomos e independientes y, según su óptica, son un vínculo tecnológico entre el trabajador y el cliente, no se llaman a sí mismas empresas, aunque todos sabemos que son empresas que operan trasnacionalmente”, redondea la investigadora y para finalizar aporta que aún continúa siendo una incógnita cuántos son los trabajadores registrados y la cantidad total.

La investigación continúa actualmente y proyectan para finales del año próximo realizar una publicación con los datos de este estudio comparada en seis países de Latinoamérica.

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