Conferencia en la Bienal
Representación gráfica de la risa
Lunes 25 de septiembre de 2006
La charla estuvo a cargo del historiador de arte Emilio Burucúa y formó parte de las distintas actividades que ofrece la 7Á‚º Bienal de Arte Joven. Se realizó en el Paraninfo de la UNL y tuvo como tema la representación de la risa en obras pictóricas de los si
En el marco de actividades propuestas durante la Séptima Bienal de Arte Joven de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), se realizó, el lunes 18 de septiembre en el Paraninfo de la casa de estudios la conferencia "Risa y representación gráfica", a cargo del Dr. Emilio Burucúa.
Otra de las categorías a la que el historiador del arte recurre en sus estudios es la de topos: "Es un lugar común del repertorio que utiliza una escuela o una tradición artística, que representa instituciones, prácticas, ideas generales de una cultura. Por ejemplo: la fiesta campesina, la familia, la asamblea de los representantes de un gremio".
Por último, definió la noción de tema iconográfico como "representaciones de los hechos y fenómenos puntuales de una mitología, religión, de la historia, la tradición literaria, de formas concretas de la vida, como la natividad, la crucificción, Don Quijote y los molinos de viento, el juego de cartas, la hora del té".
A continuación, el historiador proyectó diferentes obras de los siglos XVI y XVII, de las que dedujo caracteres generales que formarían una fórmula de pathos de lo grotesco. En este sentido, la audiencia pudo apreciar pinturas como "Las bodas rústicas" (1556), "El carnaval y la aldea" y "La danza del huevo", que representaban el topos de la fiesta campesina. "La risa asoma en todas las obras del siglo XVI en forma de mueca, asociada al forcejeo de los juegos y del baile, siempre algo frenética. Risa, movimiento y danza forman una mezcla regida por el desborde. No hay ningún control de las expresiones corporales", sostuvo el analista. Las obras elegidas para mostrar el topos de los cinco sentidos fueron: "El come porotos" (1583), "El alegre bebedor" y "El rey bebedor o del haba".
"Se va a perfilando una fórmula expresiva del ser grotesco, que está construida en base a dos procedimientos de diseño de los cuerpos, que operan por antítesis: por un lado, las violaciones de las proporciones canónicas; por otro, la línea quebrada en la definición de los perfiles de las caras o de la totalidad de las figuras en movimiento. La emoción característica del contacto con esta fórmula de pathos es bipolar: las figuras grotescas suscitan una sensación de desasosiego, rechazo y hasta de terror; pero, al mismo tiempo, la rareza, lo inesperado y la variabilidad de sus elementos capturan la mirada y engendran un rápido efecto de goce en nosotros", aseguró Burucúa.
Por último, Burucúa explicó tres categorías en las cuales agrupó las diferentes obras analizadas: en primer lugar, las que aluden a una "risa carnavalesca, a los fenómenos de inversión. Es el mundo que describió Bajtín: un estallido corporal y anímico que repara las fuerzas". Por otro lado, "la risa satírica y crítica que ataca, sin violencia física ni injurias, a los poderosos en el gobierno, la vida intelectual y la religión. Castigan riendo de las costumbres". Por último, "la forma más alta de la risa es la del humor, tal como la estudió Freud. Nos vincula, sin dolor y sin grandes gastos de energía, a los ideales más altos. Se presenta en dos vertientes: el absurdo y la ironía. Es una risa cognitiva que nos puede hacer vivir la experiencia de algo sublime y nos insufla la esperanza de una vida sin dolor y sin miedo a la muerte".
Entre sus publicaciones recientes figuran "Corderos y elefantes. Nuevos aportes acerca del problema de la modernidad clásica" (2001) e "Historia, arte, cultura: De Aby Warburg a Carlo Ginzburg" (2003).
Pathos, topos y tema
Burucúa comenzó su exposición explicando tres conceptos básicos para analizar obras de arte: pathos, topos y tema iconográfico. "Parto de una categoría que formuló un gran historiador alemán de la cultura del siglo XX, Aby Warburg, la fórmula del pathos. Esta fórmula es aplicable a todas las formas, inclusive la música", afirmó el historiador. "Se trata de un conglomerado de formas representativas y significantes. Ese significado que conlleva está históricamente determinado en el momento de su aparición y es reforzado mediante la inducción de un campo afectivo", explicó Burucúa y agregó: "Cada fórmula de pathos, una vez establecida, se transmite a lo largo de las generaciones, atravesando etapas de potencia, de apropiaciones entusiastas y de transformaciones. La fórmula de pathos es un rasgo fundamental de todo proceso civilizatorio". Como ejemplo de pathos, citó al de "la ninfa" y comentó que "Warburg reveló que la misma se encuentra en el núcleo de la experiencia humana que define el campo europeo y occidental".Otra de las categorías a la que el historiador del arte recurre en sus estudios es la de topos: "Es un lugar común del repertorio que utiliza una escuela o una tradición artística, que representa instituciones, prácticas, ideas generales de una cultura. Por ejemplo: la fiesta campesina, la familia, la asamblea de los representantes de un gremio".
Por último, definió la noción de tema iconográfico como "representaciones de los hechos y fenómenos puntuales de una mitología, religión, de la historia, la tradición literaria, de formas concretas de la vida, como la natividad, la crucificción, Don Quijote y los molinos de viento, el juego de cartas, la hora del té".
La fórmula del pathos de lo grotesco
El objetivo de su exposición consistió en "una búsqueda de las fórmulas de pathos, en que la primera modernidad europea del siglo XVI y XVII, concentró la representación de las experiencias de la risa y de lo cómico". El historiador se centra en esta etapa porque "los siglos del Renacimiento fueron una época crucial, por la densidad y la multiplicidad de los fenómenos involucrados en la experiencia europea de la risa. La hilaridad renacentista se vio coronada por una forma sublime de lo cómico, expresada en una risa sagrada que tuvo dos vertientes: una cristiana y una meta-cristiana, que se presentó como una superación del cristianismo, encarnada por el filósofo Giordano Bruno". Y agregó: "Cuando empecé a investigar este tema, en busca de estas formas generales de pathos cómico, se me aparecieron dos topos y un tema iconográfico, en los que la risa es objeto de una representación. Los topos son la fiesta campesina y los cinco sentidos; el tema es un doble retrato de dos filósofos de la antigÁƒ¼edad: Heráclito que llora y Demócrito que ríe".A continuación, el historiador proyectó diferentes obras de los siglos XVI y XVII, de las que dedujo caracteres generales que formarían una fórmula de pathos de lo grotesco. En este sentido, la audiencia pudo apreciar pinturas como "Las bodas rústicas" (1556), "El carnaval y la aldea" y "La danza del huevo", que representaban el topos de la fiesta campesina. "La risa asoma en todas las obras del siglo XVI en forma de mueca, asociada al forcejeo de los juegos y del baile, siempre algo frenética. Risa, movimiento y danza forman una mezcla regida por el desborde. No hay ningún control de las expresiones corporales", sostuvo el analista. Las obras elegidas para mostrar el topos de los cinco sentidos fueron: "El come porotos" (1583), "El alegre bebedor" y "El rey bebedor o del haba".
"Se va a perfilando una fórmula expresiva del ser grotesco, que está construida en base a dos procedimientos de diseño de los cuerpos, que operan por antítesis: por un lado, las violaciones de las proporciones canónicas; por otro, la línea quebrada en la definición de los perfiles de las caras o de la totalidad de las figuras en movimiento. La emoción característica del contacto con esta fórmula de pathos es bipolar: las figuras grotescas suscitan una sensación de desasosiego, rechazo y hasta de terror; pero, al mismo tiempo, la rareza, lo inesperado y la variabilidad de sus elementos capturan la mirada y engendran un rápido efecto de goce en nosotros", aseguró Burucúa.
Grabado y burguesía
Por otra parte, el historiador señaló: "Si el renacimiento es la época de oro de la risa, eso se debe a la enorme difusión del grabado, como técnica de reproducción de imágenes desde fines del siglo XV". En este sentido, aclaró: "Sería un error suponer que el par letrado/popular tiene una correspondencia unívoca con el par pintura/grabado. No son campos separados: uno tributario de la seridad y la majestad, y el otro, ocupado por un arte masivo, barato y de productos simples. Sino que, precisamente por el enorme interés que tuvieron las clases letradas por los grabados, es que hoy podemos acceder a ellos". Como ejemplo de las grandes colecciones de grabados en manos de los burgueses, Burucúa nombró a la del abate Michel Marol que cuenta con 123.000 grabados, realizados por más de 6.000 maestros. Actualmente es considerada la mayor colección de grabados cómicos y se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia, lugar donde el disertante ha realizado parte de sus investigaciones.Por último, Burucúa explicó tres categorías en las cuales agrupó las diferentes obras analizadas: en primer lugar, las que aluden a una "risa carnavalesca, a los fenómenos de inversión. Es el mundo que describió Bajtín: un estallido corporal y anímico que repara las fuerzas". Por otro lado, "la risa satírica y crítica que ataca, sin violencia física ni injurias, a los poderosos en el gobierno, la vida intelectual y la religión. Castigan riendo de las costumbres". Por último, "la forma más alta de la risa es la del humor, tal como la estudió Freud. Nos vincula, sin dolor y sin grandes gastos de energía, a los ideales más altos. Se presenta en dos vertientes: el absurdo y la ironía. Es una risa cognitiva que nos puede hacer vivir la experiencia de algo sublime y nos insufla la esperanza de una vida sin dolor y sin miedo a la muerte".
Sobre el Dr. Burucúa
Estudió Historia del Arte e Historia de la Ciencia y se doctoró en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Profesor titular de la cátedra de Historia Moderna en la misma universidad y director de la Maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural en la Universidad de San Martín.Entre sus publicaciones recientes figuran "Corderos y elefantes. Nuevos aportes acerca del problema de la modernidad clásica" (2001) e "Historia, arte, cultura: De Aby Warburg a Carlo Ginzburg" (2003).