Panel de hogares 2009

Sólo uno de cada diez hogares santafesinos tiene margen de ahorro

Martes 9 de febrero de 2010

Este dato se desprende de una encuesta realizada por el Observatorio Social de la UNL a 1.091 hogares de la ciudad. También se observa que uno de cada cuatro no puede mantener su nivel de consumo.

El 26% de los hogares santafesinos considera que su capacidad de ahorro es nula y por lo tanto no puede reemplazar bienes de consumo durable (por ejemplo su heladera). En tanto, otro 34% piensa que sólo lo puede hacer sí accede mediante planes de pagos a largo plazo (más de dos años), y el 24% si obtiene financiación a menos de un año. Sólo el 11% cree tener capacidad de ahorro como para reponer una heladera en caso de necesitarlo sin depender de financiación.
Estas son las respuestas del Panel de Hogares de la ciudad de Santa Fe “Relevamiento ONDA 2009”, realizado por el Observatorio Social de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), ante la pregunta: “Si considera en su conjunto los ingresos de los integrantes del grupo que habita la vivienda ¿cómo es la capacidad de ahorro mensual respecto a la necesidad concreta de reemplazar su heladera actual?”
La encuesta se llevó a cabo en la capital provincial con un muestreo de 1.091 hogares (que incluyen 3.877 integrantes).

Capacidad de ahorro
El ahorro se define como el excedente de ingreso sobre consumo. Es decir, la retribución monetaria que obtiene una persona por participar en el proceso de producción de la economía, menos los gastos en bienes o servicios que adquiere para satisfacer sus necesidades y las del grupo familiar.
Entonces, y teniendo en cuenta estas definiciones, “la capacidad de ahorro de una sociedad es la posibilidad de mejorar su nivel de vida accediendo a bienes de consumo durable o destinar ese excedente a incrementar la capacidad de producción de la economía lo que implica mayores posibilidades de empleo y desarrollo para el conjunto de la sociedad”, explicó el docente de Macroeconomía de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE), Héctor De Ponti.
Por lo tanto, y al analizar los datos obtenidos por el Panel de Hogares, De Ponti remarcó que se puede dilucidar que uno de cada cuatro santafesinos no puede mantener su nivel de consumo por lo que disminuye su calidad de vida, “si no se puede cambiar la heladera o el lavarropas no puedo mantener mi calidad de vida”, afirmó. En tanto sólo 3,5 de cada diez puede mantener su nivel de vida sin endeudarse a largo plazo y sólo uno de cada diez tiene margen de ahorro.
A su vez, De Ponti se pregunta “¿qué hacen los que no pueden comprar una heladera?” y se responde: ”Algunos no la compran y otros (la mayoría) se endeudan y restringen su consumo posterior de otros bienes para poder pagar la cuota que por supuesto incluye intereses”.

¿Para qué ahorrar?
Generalmente una familia desea ahorrar para mejorar la calidad de vida a futuro (es decir comprarse una heladera, realizar un viaje, comprar un inmueble, etc.), para satisfacer necesidades imprevistas (accidentes, enfermedades), para tener seguridad económica o para darse gustos, entre otras cosas, incluso para iniciar una actividad productiva como pequeña empresa.
En este sentido en la encuesta también se consulta, en caso de tener capacidad de ahorro, para qué la usaría. El 52% repararía la vivienda, mientras que el 22% se iría de vacaciones y casi el 6% compraría o cambiaría su movilidad (moto, auto).
Sin embargo, “el ahorro no sólo es importante para que la gente pueda mejorar su calidad de vida, sino porque mientras ahorra, ese dinero puede prestarse (a través de los bancos o directamente a las empresas) para que se financien inversiones productivas por parte de las empresas. Si existe capacidad de ahorro significa que existen fondos prestables para inversiones y estas pueden hacerse a tasas de interés razonables”, aclaró De Ponti.
También recordó que “nuestros antepasados tuvieron cultura del esfuerzo y del ahorro, pero las devaluaciones, la inflación, los corralitos, pesificaciones y confiscación de depósitos atentó contra ello. Sumado a los incentivos del consumo, el ‘ahorrismo’ se transformó en consumismo”.

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