Cooperar es la clave
Una nueva modalidad de enseñanza
Lunes 27 de febrero de 2006
Investigadores de la UNL observaron a ingresantes que trabajaron con el sistema de aprendizaje cooperativo. Llegaron a la conclusión que los alumnos aprenden más y mejor si trabajan juntos. El proyecto experimental se puso en práctica el año pasado en la carr
Docentes de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) pudieron comprobar que cuando "cooperan" entre sí, los alumnos obtienen mejores rendimientos, pueden incorporar conocimientos de una manera más efectiva, y hasta potenciar sus habilidades sociales.
Tras una minuciosa observación en cursos de primer año, un grupo de investigadores notó que disminuía considerablemente el número de aplazos cuando los jóvenes estudian en grupo, lo que también facilitó la cohesión grupal y las relaciones interpersonales: el 75 % de los estudiantes dijo que trabajar con otros facilitó su aprendizaje; y aquellos que siempre habían registrado problemas con materias como matemática dijeron sentirse más seguros y confiados con este método.
Se trata del sistema de aprendizaje denominado "cooperativo", que se puso en práctica en forma experimental en el primer cuatrimestre del año pasado en las cátedras de Matemática, Anatomía e Histología del ciclo básico de la carrera de Medicina Veterinaria, a partir de observaciones sistemáticas realizadas por tutores especialmente preparados. El trabajo estuvo dirigido por la Prof. Lilian Cadoche, y realizado junto con Sonia Pastorelli y Juan Pablo Tomatis, todos de la FCV.
"Antes de comenzar cada clase se explicaron los objetivos de aprendizaje y las habilidades que habrían de ser evaluadas, insistiendo permanentemente en la necesidad de que los grupos trabajen como equipos", indicó el trabajo. Allí se agrega que se puso especial atención en "alentar a los alumnos a participar activamente en las tareas tanto individual como colectivamente, a preocuparse por el avance de todos, a ser respetuosos de las opiniones ajenas".
"Permanentemente se hizo hincapié en que el éxito de cada uno dependía del éxito del grupo, que del esfuerzo cooperativo se obtienen ventajas que trascienden la clase o la materia, que las habilidades sociales son valores que les habrían de quedar para toda la vida y que como profesionales debían estar capacitados para el intercambio, la ayuda mutua y el compromiso solidario", agregó el escrito.
De las observaciones surgió que "todos los grupos se afianzaron clase a clase" y sólo uno evidenció dificultades para su integración "al punto que al finalizar la experiencia éste fue el grupo que mostró el peor rendimiento promedio".
De los 51 observados, sólo 4 alumnos resultaron con calificación de insuficiente en su trabajo en equipo. "Las condiciones deficientes se vieron principalmente en las habilidades de comunicación y en las de liderazgo: estos alumnos se mostraron reservados, con actitud ausente y poco comunicativos. Su rendimiento académico también resultó deficitario", agregaron.
Por el contrario, los alumnos que evidenciaron "permanente disposición" a colaborar con sus compañeros, buen humor, condiciones de líder y capacidad de organización y gestión de tareas del grupo, obtuvieron sobresaliente. Además, se comprobó que los alumnos reconocidos como líderes son los que logran resultados académicos más altos y que quienes otrora habían tenido problemas en matemática se sintieron más seguros y confiados con este nuevo método.
Y si se tiene en cuenta que en primer año esta situación de desapego del grupo familiar es aun más conflictiva por la falta de un continente social que los incluya, es común observar "situaciones de desorientación, apatía, falta de compromiso con la tarea académica, sentimientos de soledad, de desprotección, dificultades para la comunicación, aislamiento. Estas actitudes y conductas influyen en el rendimiento académico de los alumnos, que muestran aprendizajes frágiles, desmotivación, desaliento, que afectan tanto a ellos como a su círculo social y familiar", indicaron los investigadores en el trabajo.
A esto también apunta la modalidad cooperativa de aprendizaje: no sólo a fortalecer el aprendizaje sino también ayudar a los jóvenes a superar con éxito esta nueva etapa de sus vidas.
"El entramado cooperativo hizo que los alumnos se sientan mejor, más relajados frente a la materia, los profesores y la situación de enseñanza y aprendizaje, y con más confianza en sí mismos", agregan, además de incentivar las habilidades sociales, "un requisito indispensable para el éxito académico y personal, independientemente del contenido conceptual sobre el cual desarrolla su tarea".
Tras una minuciosa observación en cursos de primer año, un grupo de investigadores notó que disminuía considerablemente el número de aplazos cuando los jóvenes estudian en grupo, lo que también facilitó la cohesión grupal y las relaciones interpersonales: el 75 % de los estudiantes dijo que trabajar con otros facilitó su aprendizaje; y aquellos que siempre habían registrado problemas con materias como matemática dijeron sentirse más seguros y confiados con este método.
Se trata del sistema de aprendizaje denominado "cooperativo", que se puso en práctica en forma experimental en el primer cuatrimestre del año pasado en las cátedras de Matemática, Anatomía e Histología del ciclo básico de la carrera de Medicina Veterinaria, a partir de observaciones sistemáticas realizadas por tutores especialmente preparados. El trabajo estuvo dirigido por la Prof. Lilian Cadoche, y realizado junto con Sonia Pastorelli y Juan Pablo Tomatis, todos de la FCV.
La experiencia
Los alumnos fueron organizados en pequeños grupos, de cinco integrantes, cada uno de los cuales se hizo cargo de una tarea específica (lector de consignas, organizador de las tareas, redactor de los trabajos, responsable de estimular el debate). Mientras tanto, un tutor se encargaba de volcar en planillas diarias los resultados de la observación."Antes de comenzar cada clase se explicaron los objetivos de aprendizaje y las habilidades que habrían de ser evaluadas, insistiendo permanentemente en la necesidad de que los grupos trabajen como equipos", indicó el trabajo. Allí se agrega que se puso especial atención en "alentar a los alumnos a participar activamente en las tareas tanto individual como colectivamente, a preocuparse por el avance de todos, a ser respetuosos de las opiniones ajenas".
"Permanentemente se hizo hincapié en que el éxito de cada uno dependía del éxito del grupo, que del esfuerzo cooperativo se obtienen ventajas que trascienden la clase o la materia, que las habilidades sociales son valores que les habrían de quedar para toda la vida y que como profesionales debían estar capacitados para el intercambio, la ayuda mutua y el compromiso solidario", agregó el escrito.
Primeros resultados
"Las clases de aprendizaje cooperativo produjeron modificaciones en las habilidades sociales de los alumnos intervinientes", dijeron los investigadores, tanto que el 75 % expresó que trabajar junto con sus compañeros facilitó su aprendizaje y su adaptación a la facultad.De las observaciones surgió que "todos los grupos se afianzaron clase a clase" y sólo uno evidenció dificultades para su integración "al punto que al finalizar la experiencia éste fue el grupo que mostró el peor rendimiento promedio".
De los 51 observados, sólo 4 alumnos resultaron con calificación de insuficiente en su trabajo en equipo. "Las condiciones deficientes se vieron principalmente en las habilidades de comunicación y en las de liderazgo: estos alumnos se mostraron reservados, con actitud ausente y poco comunicativos. Su rendimiento académico también resultó deficitario", agregaron.
Por el contrario, los alumnos que evidenciaron "permanente disposición" a colaborar con sus compañeros, buen humor, condiciones de líder y capacidad de organización y gestión de tareas del grupo, obtuvieron sobresaliente. Además, se comprobó que los alumnos reconocidos como líderes son los que logran resultados académicos más altos y que quienes otrora habían tenido problemas en matemática se sintieron más seguros y confiados con este nuevo método.
El síndrome del éxodo
Muchos de los alumnos que cursan carreras en la FCV, en Esperanza, llegan desde distintos lugares del país, y deben adquirir "no sólo hábitos de estudio sino también aprender tareas domésticas, así como la responsabilidad de gestionar la administración de su dinero", lo que también impacta en su formación.Y si se tiene en cuenta que en primer año esta situación de desapego del grupo familiar es aun más conflictiva por la falta de un continente social que los incluya, es común observar "situaciones de desorientación, apatía, falta de compromiso con la tarea académica, sentimientos de soledad, de desprotección, dificultades para la comunicación, aislamiento. Estas actitudes y conductas influyen en el rendimiento académico de los alumnos, que muestran aprendizajes frágiles, desmotivación, desaliento, que afectan tanto a ellos como a su círculo social y familiar", indicaron los investigadores en el trabajo.
A esto también apunta la modalidad cooperativa de aprendizaje: no sólo a fortalecer el aprendizaje sino también ayudar a los jóvenes a superar con éxito esta nueva etapa de sus vidas.
No sólo matemática...
"Mantener actitudes de solidaridad y respeto con los demás mejoró la competencia interpersonal y la construcción y mantenimiento de relaciones personales positivas", dice el trabajo, y en sus conclusiones agrega que la metodología "pudo ayudar a suavizar el quiebre hogar-universidad de los alumnos del ciclo inicial, aportando no sólo un sistema de estudio organizado sino también la oportunidad de relación e inserción social que tanto necesitan"."El entramado cooperativo hizo que los alumnos se sientan mejor, más relajados frente a la materia, los profesores y la situación de enseñanza y aprendizaje, y con más confianza en sí mismos", agregan, además de incentivar las habilidades sociales, "un requisito indispensable para el éxito académico y personal, independientemente del contenido conceptual sobre el cual desarrolla su tarea".