Zelva Almada

“Hay que leer a un autor en distintos momentos de su trayectoria”

Jueves 7 de julio de 2016 / Actualizado el jueves 7 de julio de 2016

La autora de prosa entrerriana participó recientemente en la 12° edición del Argentino de Literatura. Tras su paso por Santa Fe, reflexiona sobre la oportunidad de los lectores de asomarse y conocer acerca del recorrido de la escritora en la última década

Hay un universo narrativo que se define a partir de aquellas palabras que se despliegan con potencia sobre las páginas de los libros de Selva Almada y que condensan historias en donde se destacan la construcción de los personajes y la singularidad de los paisajes calurosos del interior. En ellos, hay un tono, una mirada y una manera de entender al mundo bien distinta a esa cotidianeidad urbana a la que estamos habituados.

Si bien en su escritura se puede notar que coexisten la fantasía y los hechos reales como común denominador, la escritora revela que “más allá que el disparador pueda ser un hecho real, comprenda la anécdota, alguna situación policial, algo que sucedió en un pueblo hace muchos años, siempre voy interviniendo literariamente y al final siempre son ficciones”.

Así, en sus libros todo parece estar dispuesto de tal manera para que los críticos y el público lector desde el principio queden cautivados y empiecen a avivar ese boca a boca tan necesario para que un relato bien contado llegue a oídos de todos. Hoy, esta escritora es celebrada en la literatura local y en el extranjero donde, además, es traducida a varios idiomas por trabajos como “El viento que arrasa” que llevaron a la editorial independiente Mardulce a publicar varias ediciones. Le siguió “Ladrilleros” (2013), que repitió el camino de reconocimiento y en 2014, con “Chicas Muertas” donde rescata del olvido tres femicidios que todavía permanecen impunes.

La crónica a partir de “Chicas muertas”

En relación a este trabajo la autora confiesa que, si bien desde un primer momento éste fue pensado como un libro de crónicas, “al principio sentía que tenía que acercarse más a lo periodístico para que todo sonara más verdadero y creo que eso cambió cuando me senté a escribirlo. Tenía algunos borradores de posibles abordajes, pero eran esforzadamente periodísticos y no me reconocía en esos textos. Sentía que estaba impostando una voz que no era la que yo quería para un libro de esas características. Creo que para ser cronista no necesariamente tenés que ser periodista aunque hay que ser cuidadoso con los elementos de investigación y con el trabajo de campo que supone la crónica”.

Precisamente, es por este último trabajo que Selva fue convocada para formar parte del  12º Argentino de Literatura realizado en Foro Cultural UNL. Allí, junto a otros especialistas de la literatura narrativa argentina, participó del panel “Hechos, perspectiva, relato: cruces entre la crónica y la literatura”.

El ‘Yo’ ausente

En el cosmos de Almada, la escritura no se detiene. La autora advierte que trabaja en un nuevo material literario en donde el narrador es diferente, “busco que sea omnisciente, que el ‘Yo’ del cronista se borre completamente”, sostiene.

Selva vuelve a los textos más breves con “El desapego es una manera de querernos”, una especie de revisión de sus obras que busca hacer circular un compendio de relatos escritos entre 2004 y 2015, algunos de ellos autobiográficos.

“Había ganas de volver a hacer circular esos trabajos que ya  habían salido publicados en antologías o en revistas y hacer un volumen con todos esos textos.  Hice una revisión de todo porque son relatos que fui escribiendo en el transcurso de diez años. Era una suerte de volver a empezar y me daba un poco zozobra. Me parece que hay que animarse a leer a un autor en distintos momentos de su trayectoria, incluso dejar que aparezcan las marcas de cómo o qué escribía cuando era un poco más joven. Así que me amigué con la idea de que estuvieran esas huellas”. 

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