Jaquelina Abrigo

“La Raba es la única de las mujeres que se anima a matar”

Miércoles 29 de junio de 2016 / Actualizado el miércoles 29 de junio de 2016

"Boquitas Pintadas" se presentará en una nueva función el próximo sábado 2 a las 21 en el Foro Cultural UNL. La actriz santafesina reflexiona sobre su personaje en la historia, el proceso y la adaptación de la obra.

El próximo sábado 2 a las 21 continuará la temporada de la Comedia UNL 2015 “Boquitas Pintadas”, la versión de Juan Parodi sobre la novela de Manuel Puig en la Sala Maggi del Foro Cultural UNL, 9 de julio 2150. Las entradas costarán $100 generales y $70 para estudiantes y jubilados.

Esta versión de Parodi intenta el desafío de construir algunos instantes de esos personajes del pueblo de Coronel Vallejos y todo su mundo de contradicciones. Jaquelina Abrigo es santafesina y egresada de la Escuela Provincial del Teatro. Comenzó a incursionar en el mundo de las tablas a los 14 en el Instituto de Mario Barissi y a lo largo de los años tuvo la oportunidad de trabajar junto a Raul Kreig, Julio Beltzer y Rubén Von der Thuser, entre otros. En 2015 audicionó para ser parte de la Comedia UNL y quedó seleccionada para integrar el elenco junto a Nidia Casís, Selma López, Carolina Cano, Stella Curi, Maximiliano Jenkins, Florencia Minen, Daniel Quiñonez y Lucas Ranzani.

-¿Cómo es La Raba, tu personaje?

- Todos los personajes de la obra tienen sus partes miserables, pero el mío tiene la particularidad de que gran parte de su vida se compone de momentos muy tristes. Tanto yo como el resto del elenco nos alimentamos de la película ya que desde un principio fuimos a los textos cinematográficos sin salirnos obviamente del libro. Traté de armar el estereotipo desde la forma de caminar hasta las miradas. La Raba es la única de las mujeres que se anima a matar, y eso también le aporto un montón de cosas. El personaje tiene una carga emotiva gigante con su lado triste y a la vez tierno que no fue tan fácil de buscar pero se logró.

 

-¿Fue complejo contextualizarla a la época de la novela?

- No, porque el proceso fue en conjunto con los demás actores y fue una tarea de todos ir metiéndonos en ese contexto. Si bien no está precisada una época hay una base que tiene que estar: las cartas, el teléfono, cosas que la evocan solas. Fue una construcción en conjunto y a todos nos quedó algo marcado y a mí por lo menos me sirvió muchísimo.

 

-¿Tu personaje se transformó a lo largo de las funciones?

- La raba fue mutando porque tenía varias escenas fuertes que miramos con Juan (Parodi) y fuimos charlándolas en conjunto. El espectador puede notarlas o no, pero que las notemos nosotros modifica muchas cosas, por la autocrítica sobre todo. Desde el estreno estamos todos bastante al límite en el buen sentido, pero luego uno se planta y se presenta en el escenario desde otro perspectiva.

 

- ¿Cómo pudieron procesar la novela?

-Manuel Puig me encanta, pero con los chicos del elenco nos íbamos preguntando a través de los ensayos qué se haría con elementos del libro como las cartas, los pasajes de tiempos, el desglosamiento de personajes que son parte del imaginario del autor. Pero Juan, a medida que la íbamos ensayando, fue buscándole la vuelta y dio lugar a un proceso maravilloso en el texto de todos los personajes. La obra tiene mucho de cine, entonces ciertas imágenes y cosas sabíamos que tenían que estar, pero en un principio no sabíamos quiénes interpretarían a cada personaje.

 

-¿Cómo se proyectan como grupo en la obra?

-Somos un grupo muy unido y tratamos de bajar las ansiedades pero no las expectativas. Sabemos del trayecto largo que venimos atravesando y sabemos trabajar duramente, dos cosas que canalizamos con lo que obtenemos del público en cada función. Creo que eso es un laburo personal muy importante pero también grupal y estamos todos conectados en ese sentido.

 

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