Eugenio Zaffaroni

“A nadie le importa realmente lo que pasa con el delito”

Viernes 21 de agosto de 2009

Así definió el juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación al interés que tienen los políticos en materia de seguridad pública y sistema de justicia. El magistrado brindó una conferencia en el marco del 9º Congreso de Ciencia Política.

Con la temática del panel que le imponía hablar sobre la reforma del sistema de justicia y seguridad pública en la Argentina actual, Eugenio Zaffaroni, integrante de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, lanzó, en referencia a la comunidad política: “A nadie le importa realmente lo que pasa con el delito, a nadie le importa realmente cuando manipula poder lo que pasa con las víctimas, pero sí le importa cuál es la proyección mediática de lo que está haciendo y cómo incide en la construcción social de la realidad”.
“La centralidad política del tema de seguridad no deviene de una sana política de prevención de conflictividad violenta sino que viene de lo que se ha dado a llamar sensación de seguridad, que no es más que la construcción social respecto del riego de victimización. Esto hace que la construcción social tenga poco que ver con la realidad y que no dependa del riesgo real de victimización, sino que abre el espacio a la especulación política de esta producción social de la realidad”, explicó el juez.
Zaffaroni estuvo en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en el marco del 9º Congreso Nacional de Ciencia Política, organizado por la propia casa de estudios en conjunto con la Universidad Católica de Santa Fe y con la Sociedad Argentina de Análisis Político (SAAP). En la mesa lo acompañaron Máximo Sozzo, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, el decano de esa unidad académica, José Benvenuti y Marcelo Saín de la Universidad Nacional de Quilmes.

Reforma judicial
En la reforma judicial hay dos niveles que se deben distinguir según Zaffaroni: uno es la estructura judicial en sí misma y el otro es la reforma procesal penal. “El proceso penal lo que busca es eficacia”, aseguró el juez pero enseguida se preguntó: “¿Para qué? Para fabricar chorizo. Como se dijo es su momento hay que hacer más sentencias, más condenas y más rápido”, se respondió.
En este sentido el magistrado dijo que en Argentina importamos algunas instituciones de los Estados Unidos, “que nos presentan como instituciones posmodernas pero que en realidad son instituciones premodernas, en el sentido de la colonia, que es el Estado negociando con delincuentes, que cuanto más delincuente es, cuanto más administrador de la organización criminal es, y cuanto más psicópata es, más se negocia”, afirmó.
Según el juez “el Estado negocia con el delincuente y dice ‘yo te premio si vos denuncias a todos y te llevo por todo los procesos como testigo del Estado’. Este sería el famoso arrepentido, que de arrepentido no tiene nada, sino que es un delincuente que negocia, simplemente. Después –agregó– tenemos al agente encubierto que es un señor al que el Estado manda a hacer delitos. Y los ciudadanos tenemos que soportar los delitos que cometa este hombre mandado por el juez, que se convierte en autor mediático del delito, porque el señor Estado tiene que beneficiarse con eso para descubrir otros delitos”.

El papel de los medios
“Un ministro de Seguridad me dijo una vez que para gobernar en seguridad es indispensable estar todo el tiempo leyendo los diario, escuchando la radio y mirando la televisión. Los medios de comunicación son ese escenario virtual en donde los problemas existen y donde por ende también existen las respuestas a los problemas”, comentó por su parte Máximo Sozzo.
Según el investigador de la UNL, los políticos profesionales “hacen de la publicidad un elemento central de las tomas de decisiones. Lo que no aparece en los medios como algo que se está haciendo es algo que no existe. Entonces, para el político profesional es indispensable actuar esa publicidad en el escenario evidente”.
Este discurso que aparece en lo medios debe ser dirigido hacia los emocional. Y el mejor medio para esto es la televisión. “Ésta requiere mensajes cortos, emocionales, que no hagan pensar, porque el televidente llega cansado a la casa y no tienen ganas de pensar o a veces no pueden pensar, por lo que la idea es impactar sobre el aspecto emocional”, explicó Zaffaroni.
Así el discurso acerca del control del delito tiene que vehiculizar en acciones. “Demostraciones de esto tenemos muchos en el mundo y en Argentina también y sólo basta pensar en el inicio de la cruzada Bloomberg, en el que aparecían coros cantando y velas encendidas, y una serie de rituales en las manifestaciones públicas que estaban direccionadas a generar emociones en el público”, ejemplificó Sozzo.

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