Se realizó Sonido Presente

“Hay que trabajar en la cocina de la música todos los días”

Martes 17 de agosto de 2010 / Actualizado el martes 17 de agosto de 2010

Jorge Castro dictó un curso en el ISM, en el marco del encuentro Sonido Presente que se llevó a cabo del 10 al 13 de agosto. “El artista tiene que vivir de lo que hace y ser un profesional las veinticuatro horas del día”, dijo el reconocido artista.

El jueves 12 por la mañana, a pesar del intenso frío, el auditorio del ISM estaba preparado con pantallas, micrófonos y parlantes para dar inicio al curso “Alquimia digital 2” dictado por Jorge Castro.
Mientas mostraba uno de sus videos danza en la pantalla explicó: “Lo que tuve en cuenta a la hora de realizar el video fue una nueva estética, en la cual apliqué elementos de la pintura. No intenté demostrar, sino abstraer y romper con una estructura clásica de arte”.
En el encuentro mostró fotos de sus primeros trabajos con bandas de rock, performance (hombres pintados de cuerpo entero) y pintores en vivos. Castro agregó: “Hacíamos arte que incorporaba una música que no correspondía a ese tiempo ni a ese lugar. En Argentina en los ‘70 hubo un paralelismo dentro de la música, hubo canciones que fueron censuradas por motivos ideológicos”.
“La situación de la música y del arte no tiene que ver con el instrumento, hoy estamos diez años avanzados en el siglo XXI, estamos sobrecargados de tecnología, por eso tenemos que usar lo que está a mano y optimizar mucho más el discurso. El artista tiene que vivir de lo que hace y ser un profesional las veinticuatro horas del día, no como dijo Dolina en los ratos libres. Hay que trabajar en la cocina de la música todos los días”, remarcó Castro.
Este curso se dio en el marco de “Sonido Presente”, un encuentro que agrupó a distintos profesionales que hablaron sobre música clásica y moderna combinada con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Entre los temas tratados se desarrolló la relación de la música con los videojuegos, los recursos instrumentales, el humor en la música coral, los conciertos audiovisuales, entre otros. Las presentaciones se realizaron en las salas del Instituto Superior de Música (ISM), el Foro Cultural y el Teatro Municipal.

El arte en movimiento
Castro es oriundo de Tucumán, pero en su juventud se trasladó a Córdoba con el objetivo de capacitarse en una escuela de arte. La pintura fue su inicio profesional, pero luego incursionó en la música y las tecnologías, hasta fusionar todos ellos en nuevas composiciones. Proviene de una familia de artistas donde coexistió con poetas, músicos y pintores.
En sus primeras obras intercambió figuras humanas, pinturas y objetos tecnológicos de la época de los 80. Además, participó de festivales latinoamericanos de teatro en Córdoba, donde se encontró con un nuevo panorama que lo envolvió: coreografías, sonidos y performance.
En sus obras se pueden encontrar relaciones entre la música, la plástica, la estética y la matemática. En 1994 participó con uno de sus cortos de un concurso de la fundación Antorchas, donde obtuvo un premio por su trabajo.

Los diferentes trabajos
Después de integrar un grupo de rock en los ‘90, volvió a trabajar en la plástica y paralelamente en videos. “El retornar al arte me hizo completar aquella faceta que me faltaba con el agregado de la tecnología en software. Siempre me interesó la tecnología para la música. Me gusta experimentar a pesar de que en nuestro país no siempre se provee del material necesario”, comentó Castro.
En 1996 trabajó mucho en la producción de video y participó en varios festivales de video en Buenos Aires. En ese año ganó un premio con uno de sus video danza. “Significó salirme del video clip, género en el cual todos fueron a parar en ese momento, ya que era el auge de MTV, entre otros, que eran muy fuertes e imponentes para la época. A pesar de esa estética que predominaba, quizás más comercial, había también videos experimentales muy interesantes”, sostuvo Castro.
En 1997 obtuvo una beca para estudiar en Valtimore (Estados Unidos) un master en Arte Digital y luego se quedó en ese país, porque consiguió la titularidad en una cátedra para enseñar música. Allí se relacionó con profesionales de los cuáles aprendió mucho sobre softwares musicales. “Fue un abismo pasar de la realización de videos danza en estudio dentro de Argentina, a pasar a trabajar en el exterior con un ordenador, con un software en tiempo real y síntesis granular”, que las aprendió todas en un breve tiempo.

Con impronta nacional
En 2006 viajó a Europa para trabajar en festivales y shows. En ese año también surgió uno de sus proyectos más importantes titulado San Roque, por el conocido lago de Carlos Paz. Ese proyecto surgió a través de un suceso histórico ocurrido en la última dictadura militar en donde arrojaron a las aguas del San Roque cuerpos de personas que fueron asesinadas en 1976. A pesar de que habían pasado muchos años de lo ocurrido cuando le comentaron ese hecho, Castro se sintió comprometido a hacer alguna obra para dar a conocer lo sucedido.
A partir de ese hecho, escribió su proyecto y ganó una beca para realizarlo. Con esa obra logró posicionarse en el exterior ante norteamericanos y europeos. Al respecto mencionó: “No hay que esperar que algún extranjero hable de cosas e investigue sobre acontecimientos sucedidos en nuestro país, quién mejor que nosotros para poder contarlo a otros”.

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