Simposio de adicciones
“Los adictos son los ‘nameless’ de la posmodernidad”
Lunes 8 de junio de 2009
Lo sostuvo el Dr. Yarías en referencia a la falta de identidad, habla y reconocimiento que sufren los consumidores de drogas. Fue en el marco del II Simposio Nacional que reunió a especialistas en el Paraninfo de la UNL.
Uno de los tantos paneles que formaron parte del II Simposio Nacional de Prevención de Adicciones, que se realizó el 4 y 5 de junio en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), tuvo como disertante al Dr. Juan Alberto Yaria.
El Magíster en drogadependencia presentó el modelo de la complejidad en las prácticas asistenciales, que implica “tratar de comprender al paciente y su familia de manera inter-retroactiva”. En este modelo intervienen varios fenómenos: biológicos, culturales, barriales, de la personalidad, familiares, la cantidad de años de contacto con la sustancia, el tipo de sustancia, la estructura del sistema nervioso, los duelos de la vida y el vínculo que se establece para el tratamiento.
El doctor partió de la idea de que “el lóbulo frontal del cerebro no es sólo biológico, sino cultural y afectivo” y que “la sinapsis depende de una articulación de afectos, sentidos, valores y cultura que se da en la interacción cotidiana”. Es por esto que “el 70% de los éxitos de un tratamiento depende del vínculo que se establece con la familia y el paciente”.
De la subjetividad a la cosificación
“La sociedad ha dejado de ser subjetiva y ha pasado a ser una sociedad de objetos”, sentenció Yaría, al tiempo que remarcó que “la droga convierte a los sujetos en objetos de otros: dealers, barra bravas, grupos políticos, etc”.
En este sentido, el tratamiento consiste en un “proceso de reconversión en sujetos”. Para explicar el proceso de rehabilitación, el especialista recurrió a la noción de identidad, a la que definió como “una larga conversación, que se da dentro de una historia y simbólica familiar”. Según Yaría esto es lo que falla, lo que está roto. “Si tenemos los índices de adicción masivos que tenemos es porque evidentemente los adultos no hemos sabido transmitir la pulsión de vida a los menores”, señaló y remarcó: “El profesional tiene que entender que se ubica frente al peor de los desamparos: el simbólico. Trata con sujetos no hablados, con ruptura”.
El adicto, un “nameless”
Yaría se refirió a los adictos como los “nuevos ‘nameless’ de la posmodernidad”, ya que las adicciones generan una situación de “intemperie masiva”, en la que no hay nombres ni identidades. “La subjetividad está expropiada”, resumió el especialista y enfatizó que “el tratamiento debe restituirle su capacidad de habla y de reconocerse”.
Asimismo, indicó que “la droga logra un disciplinamiento de las personas”, ya que “desconecta todos los sistemas de control del lóbulo frontal y se asegura una obediencia automática de miles de chicos a la sustancia: alcohol, tabaco, paco, marihuana, cocaína”.
Tener 70 a los 15
El orador se mostró particularmente preocupado por los adolescentes y niños adictos. “La mayoría de los consumidores no llega a 7º porque empezaron a los 9 ó 10 años”, se lamentó y los calificó como “seniles de 14 ó 15 años, ya que la droga fomenta el envejecimiento biológico: tienen la glucemia y el colesterol de una persona de 70 años”. También comentó casos de cocainómanos de 30 años que padecen Parkinson.
En este sentido, remarcó la importancia de que el tratamiento los ayude a sostener la atención. Para ello, quienes se están recuperando realizan una hora diaria de natación y juegan al ajedrez o al scrabble.
Yaría concluyó que si bien la rehabilitación requiere de la ayuda profesional, la ayuda mutua y la auto-ayuda, es fundamental que “el paciente sea protagonista de su propia recuperación”.