Café científico

50 años del INALI: un aniversario con cangrejos y camarones

Jueves 2 de agosto de 2012 / Actualizado el jueves 2 de agosto de 2012

Lejos de los laboratorios y cerca de las mesas de café, investigadores de la UNL y el Conicet contaron la historia de algunos de los habitantes menos conocidos del sistema del río Paraná. Así pasó una tardecita “pensando la inmortalidad del cangrejo”.

¿Cuántos tipos de camarones habitan las aguas santafesinas? ¿Cómo se adaptaron a las aguas dulces? ¿Qué sabor tienen las langostas autóctonas? Esas fueron algunas de las preguntas que abordaron investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet en una nueva edición de los ya tradicionales cafés científicos.
La tarde del miércoles tuvo el sabor especial de conmemorar los 50 años que este mes celebra el Instituto Nacional de Limnología (INALI), primer instituto Conicet del país y, hoy, también dependiente de la UNL.
En la ocasión, Verónica Williner, Federico Giri y Pablo Collins comentaron aspectos destacados de los macrocrustáceos que son su objeto de investigación.
Con la charla “Pensando la inmortalidad del cangrejo” continuó el ciclo organizado por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Santa Fe junto con la UNL, la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (FRSF-UTN), la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) y el Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Santa Fe.

Con orígenes inciertos
No hay muchas certezas sobre cómo llegaron cada una de las familias de macrocrustáceos que hoy se encuentran repartidas en diferentes cuerpos de agua dulce en el territorio nacional. Desde tiempos en que la Tierra tenía formas muy diferentes a las que conocemos hoy, diferentes factores afectaron la distribución de estos animales. Así, Giri destacó la influencia de la deriva continental, las glaciaciones, las ingresiones marinas y el levantamiento de los Andes.
En el caso de los pseudocangrejos, Giri explicó que “hay distintas teorías. Se cree que las larvas podrían haber migrado desde Oceanía a América del Sur ingresando por el Oeste, mientras que otras teorías sostienen que su llegada fue por el Este”.
Actualmente, en la Argentina pueden encontrarse  seis especies de camarones, 11 de cangrejos, 15 de pseudocangrejos y tres tipos de langostas.

Vivir en agua dulce
Sea cual fuere el camino por el que los macrocrustáceos llegaron a estas latitudes, todos ellos tuvieron un origen marino y no fueron pocas las adaptaciones que debieron realizar para poder colonizar ambientes de aguas dulces.
Según detalló Williner, la reproducción fue modificada. “Mientras que sus parientes marinos ponen millones de huevos, los de agua dulce debieron disminuir el número y aumentar su tamaño”. Esta estrategia de adaptación los ayuda a sobrellevar la inestabilidad de los ambientes que tienden a modificarse y hasta desaparecer de acuerdo al ciclo hidrológico.
También modificaron la eclosión de sus huevos. “Los organismos del mar liberan los huevos al mismo tiempo, los de agua dulce lo hacen en etapas”, comentó Williner.
A eso se suma la reducción de etapas de crecimiento una vez fuera de los huevos. En lugar de salir al ambiente como larvas lo hacen como juveniles y permanecen más tiempo cerca de sus madres.

La acción del hombre
Además de las variaciones hidrométricas, los crustáceos de agua dulce están sometidos a diferentes disturbios ocasionados por la actividad humana. Fumigaciones, desechos urbanos e industriales y las modificaciones en los cauces de agua son algunas de las formas en las que se ven afectados los ambientes que habitan los macrocrustáceos.
Al respecto, Collins destacó que no sólo hay que tener en cuenta los contaminantes químicos. “A veces ingresan especies que son exóticas para el sistema y eso cambia las tramas tróficas, la disponibilidad de alimento y la capacidad de dispersión en el sistema”, apuntó.
Este es el caso del mejillón asiático que llegó hace unas décadas y empezó a actuar con los organismos del sistema del Paraná. “Esta fauna exótica puede servir de alimento pero para llegar a eso tienen que pasar años y un ajuste para que se defina quienes lo van a depredar”, comentó.
Finalmente, Collins destacó la posibilidad de considerar a los cangrejos, camarones y langostas de la zona como una alternativa gastronómica. “Pueden comerse, nutricionalmente son muy ricos e incluso hubo intentos de cultivo en la zona. El sabor es agradable y más suave que el de sus parientes marinos”, contó.

Medio siglo junto al agua
El 3 de agosto el INALI, hoy dependiente de la UNL y el Conicet, cumple 50 años de vida. Fue creado en 1962, bajo la presidencia de Bernardo Houssay, como el primer instituto Conicet del país.
Desde entonces se ha dedicado a estudiar y generar conocimientos respecto de los ecosistemas acuáticos del río Paraná y su cuenca.

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