Entrevista

Abel Monasterolo: "La obra adquiere sentido con la mirada del público"

Jueves 3 de noviembre de 2022 / Actualizado el jueves 3 de noviembre de 2022

Para conmemorar el Día del Artista Plástico Argentino, se realizó una entrevista al artista santafesino Abel Monasterolo donde reflexionó sobre el proceso creativo, los cruces de lenguajes, y sus proyectos artísticos.

El 3 de noviembre de 1870 fallecía en Buenos Aires uno de los precursores del arte argentino, Prilidiano Pueyrredón. En conmemoración a su trayectoria se eligió esta fecha para celebrar el Día del Artista Plástico Argentino.

En relación a este festejo, desde el Museo de Arte Contemporáneo dependiente de la Secretaría de Ciencia, Arte y tecnología de la UNL, charlamos con el artista santafesino Abel Monasterolo, quien es parte de la muestra “Mirá cómo suena” que se expone en el Museo. Se plantearon en esta entrevista algunas reflexiones sobre el proceso creativo, los cruces de lenguajes con otras artes, los públicos, y sus proyectos artísticos.

-¿Cómo es el cruce entre música y arte visual en esta obra que se expone en el MAC?

-Es producto de un laboratorio en expansión permanente. En esta obra hay una sintonía que tiene que ver con la empatía en el pensar en el arte, empatía de mi parte hacia el músico Damián Rodríguez Kees y viceversa y plantearnos la posibilidad de expansión. ¿El arte es un elemento estanco? No, no lo es. Es expansivo. Y, además, para apreciar esta obra con todos los sentidos, el público tiene que espiar, tiene que ser curioso, asomarse, para llegar a la obra. Creo que en esta instancia en el arte en general, la obra adquiere sentido con la mirada del público, muchas veces me sorprendo con las lecturas de las personas que visitan mis muestras. Ahí cierra el círculo creativo y expresivo.  

-¿Cuáles son los disparadores para comenzar una etapa nueva de producción? ¿Cómo nace el impulso creativo en vos?

-El impulso creativo lo tengo desde mi infancia, evidentemente estaba en mí porque en mi casa no se hablaba de arte, eran comerciantes, pero a mí me cautivó. Hay una suerte de don en los artistas y que ese don hay que transmitirlo para los demás y si no se pierde en mí y no tiene sentido. No hay receta, para mí es realizar un recorrido con un norte, pero abierto a las cosas que me sorprenden.

-¿Creés que tiene que haber un equilibrio entre técnica e inspiración?

 -La palabra impulso me gusta mucho, a veces las cosas suceden por esto. Ese impulso a veces no es gobernable y te lleva a hacerlo, a veces de manera salvaje. Ahora si no tengo oficio es difícil que yo me sienta conforme con lo que estoy haciendo porque creo que no llegué a esa idea que me parecía tan extraordinaria y cuando la veo concretada es tan pobre. El oficio y el concepto obviamente, es fundamental, aunque a veces parezca anacrónico. Hay que buscar el equilibrio permanente. Defiendo el oficio, pero al mismo tiempo defiendo el dejarse llevar.

-¿Qué te desvela en la actualidad, el color, la textura, el concepto, la forma?

-Tengo un disfrute del material y a veces ese material me lleva hacia lugares que no estaban previstos. Estoy cortando madera y sale un corte que no estaba pensado y lo veo y lo capitalizo. Trabajo de esa forma. Al principio no quería tocar el color original del material, y luego fui incorporándolo. Hoy el color está muy presente en mi obra. No lo hago para generar impacto, surge en mí. No lo pienso de antemano, las cosas suceden.

-¿Cómo nace la muestra Monte que expusiste el mes pasado en el Foro Cultural?

-Monte nace en un lugar que estoy construyendo con elementos rescatados y reciclados. No hay señal, hay sonido de monte. Empecé a conocerlo, caminando, machete en mano y luego dibujando. Cuando volvía a Santa Fe dibujaba lo que me acordaba. Aparecen fragmentos que parecen cajitas o casitas. La casa se llama Jaguar house, inspirada en los Illia Kuryaki e hice una con un yaguareté, y luego hice otras. Son fragmentos de tiempos y de espacio en ese lugar. Uno tiene que estar atento a las cosas que suceden en el entorno y eso lo traslado al arte. Mi trabajo con la naturaleza ya viene desde otras muestras anteriores.

-En relación a esto, ¿creés que el arte en relación al medioambiente tiene que tener una mirada crítica?

-Creo que el arte algo tiene que decir, en mi caso voy más hacia un relato. El arte tiene una posibilidad de decirlo, de visibilizar el problema y contribuir a una toma de conciencia. Las cosas tienen que decantar, poder visitar una muestra que trate sobre estos temas es una pequeña llama que se enciende en quien la puede ver y luego con el tiempo nos invita a pensar. El arte tiene que ir abriendo puertas.

-A quienes admirás y pensás como referentes en esta contemporaneidad?

-Me gusta mucho Joseph Beuys, el artista alemán aunque no haga cosas parecidas en mi obra. Me gustan los autores que piensan mucho, otro es Yuyo Noé, el gran artista argentino. 

-¿Qué opinás sobre los Salones y los premios?

-Tengo un sentimiento ambiguo, si el premio es dinero me parece justo por todo lo que el artista tuvo que invertir en su obra, tiempo, dinero, esfuerzo, dedicación. Lo que sí creo es que el salón no es la verdad del arte, creo que es muy injusto. No hay una verdad, no hay un arte que valga más que otro. Hay que hacerlo por una cuestión burocrática que ya está instalada. Habría que hacer un análisis de todos los primeros premios siguen trabajando, cuánto avanza y permanece su obra. ¿Y todos aquellos que no se presentan? Por ejemplo, el artista Fernando Espino no ha obtenido un premio y sin embargo su obra es muy fuerte y muy importante porque tiene una calidad plástica y estética impresionante. La verdad es que los salones no me conmueven.

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