Ciencia y Técnica UNL
Ahora el campo también funciona en red
Lunes 23 de diciembre de 2002
La Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL y el INTA Rafaela lanzaron el Programa RIIA. Mantendrá conectados a productores del centro de la provincia y los pondrá en alerta ante posibles inconvenientes durante la evolución de los cultivos.
Después de un arduo trabajo durante meses, el productor sigue de cerca su cultivo de soja. Preocupado, advierte que las plagas avanzan peligrosamente, y no logra controlarlas utilizando las técnicas habituales. Entonces, se comunica con uno de los técnicos encargados de la supervisión del área; éste lo visita, evalúa la situación y envía los datos relevados a una central supervisada por expertos. Procesada la información, los especialistas confirmarán el problema -que será constatado en más de 100 lotes testigos de la región-, realizarán las recomendaciones para enfrentar la situación observada y alertarán a los integrantes de la red sobre la aparición de nuevos inconvenientes.
Así funcionará el Programa RIIA (Red de Información de Interés Agronómico), una iniciativa de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y de la Estación Experimental Rafaela del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en conjunto con técnicos de empresas y cooperativas de la región Centro Norte de la provincia de Santa Fe. Los objetivos: responder con acciones concretas a cualquier situación adversa que se detecte en los cultivos, generar nuevas informaciones para las campañas siguientes, mejorar la capacidad para identificar y priorizar problemas regionales y optimizar las tareas de investigación, aprovechando los recursos humanos y tecnológicos existentes. La finalidad: nada menos que el crecimiento económico de la actividad en la zona.
"Lo que nos planteamos es actuar en tiempos reales: detectar el problema en forma temprana y actuar rápidamente para solucionarlo", comenzó a explicar el ingeniero agrónomo Eugenio Astegiano, docente de la UNL y uno de los coordinadores del Programa RIIA. Esta necesidad, explicó, partió de la notable caída en rendimientos y calidad de la última cosecha de soja, que deparó una estimación de pérdida que supera -en toda la región centro norte de la provincia de Santa Fe- los 50 millones de dólares.
En ese marco, especialistas de la Facultad de Ciencias Agrarias y del INTA Rafaela unieron esfuerzos y se plantearon dos grandes desafíos: solucionar los problemas del campo hoy, pero también prepararse para los que puedan surgir mañana. "Es necesario acumular información para enfrentar situaciones que se presenten en el futuro; establecer patrones de comportamiento predecibles en el campo, a fin de anticipar respuestas: solucionar lo de hoy y prepararnos para mañana", continuó Astegiano.
De cualquier manera, no es el Programa RIIA el encargado de tomar decisiones, sino sólo de sugerirlas. "Quienes decidan seguirán siendo los técnicos y productores, pero van a poder tomar decisiones con mayor conocimiento y seguridad, teniendo en cuenta lo que ya se experimentó en otras zonas", agregó el experto. A esto se le suma un mejor uso del tiempo y de los recursos disponibles y una mayor posibilidad de consulta a los especialistas.
"Los productores trabajan por zonas y en relativamente pocos lotes: si tienen un problema, es muy dificultoso avisar a los demás", introdujo Astegiano. Esto generó, históricamente, que los mismos inconvenientes se plantearan en distintos lugares, sin que pudiesen adelantar una solución a un problema que no conocían correctamente.
A partir del funcionamiento en red, cada anomalía detectada se convierte en un aviso de lo que puede ocurrir en otros sitios, y en una señal de alerta dada a tiempo para anticipar las respuestas a los problemas por venir. "De esta manera, podemos perder un lote de cosecha, pero nunca vamos a perder todos", indicó el profesional.
Además de los 36 lotes seleccionados para su revisión semanal, otros 70 son analizados ocasionalmente, para constatar los problemas detectados en los primeros. Las observaciones se realizarán en seis grandes áreas: Margarita, Gobernador Crespo, San Justo-Videla, Emilia-Llambí Campbell, Pilar-Humboldt-Franck y Villa Trinidad.
En este sentido, se delimitaron tres grandes áreas de investigación -integradas por profesionales de la UNL y el INTA-, que responden a los problemas más reiterados en la zona: distribución de fenofases por modificación de fechas de siembra; dinámica hídrica; y parámetros biológicos y tecnología de control de chinches.
"Las investigaciones son orientadas y responden exclusivamente a problemas que se detectan a diario en los cultivares de nuestra provincia. Si tras identificar una anomalía no se encuentran respuestas, habrá que dirigir las próximas investigaciones a la resolución de ese conflicto, de manera de acercar las respuestas a la gente", concluyó Astegiano.72
Así funcionará el Programa RIIA (Red de Información de Interés Agronómico), una iniciativa de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y de la Estación Experimental Rafaela del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en conjunto con técnicos de empresas y cooperativas de la región Centro Norte de la provincia de Santa Fe. Los objetivos: responder con acciones concretas a cualquier situación adversa que se detecte en los cultivos, generar nuevas informaciones para las campañas siguientes, mejorar la capacidad para identificar y priorizar problemas regionales y optimizar las tareas de investigación, aprovechando los recursos humanos y tecnológicos existentes. La finalidad: nada menos que el crecimiento económico de la actividad en la zona.
"Lo que nos planteamos es actuar en tiempos reales: detectar el problema en forma temprana y actuar rápidamente para solucionarlo", comenzó a explicar el ingeniero agrónomo Eugenio Astegiano, docente de la UNL y uno de los coordinadores del Programa RIIA. Esta necesidad, explicó, partió de la notable caída en rendimientos y calidad de la última cosecha de soja, que deparó una estimación de pérdida que supera -en toda la región centro norte de la provincia de Santa Fe- los 50 millones de dólares.
En ese marco, especialistas de la Facultad de Ciencias Agrarias y del INTA Rafaela unieron esfuerzos y se plantearon dos grandes desafíos: solucionar los problemas del campo hoy, pero también prepararse para los que puedan surgir mañana. "Es necesario acumular información para enfrentar situaciones que se presenten en el futuro; establecer patrones de comportamiento predecibles en el campo, a fin de anticipar respuestas: solucionar lo de hoy y prepararnos para mañana", continuó Astegiano.
Cómo funciona
Técnicos especialmente entrenados (representantes de las distintas empresas y/o cooperativas que integran la red) evaluarán, semanalmente, el comportamiento de 36 lotes ubicados en el centro norte de Santa Fe y que son representativos de las distintas regiones en evaluación. La información que relevan es enviada, vía Internet, y reunida en una base de datos que periódicamente analiza una Comisión Técnica integrada por más de 15 especialistas de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL y del INTA Rafaela. Tras el análisis, se difunden informes de campaña y se efectúan las recomendaciones necesarias.De cualquier manera, no es el Programa RIIA el encargado de tomar decisiones, sino sólo de sugerirlas. "Quienes decidan seguirán siendo los técnicos y productores, pero van a poder tomar decisiones con mayor conocimiento y seguridad, teniendo en cuenta lo que ya se experimentó en otras zonas", agregó el experto. A esto se le suma un mejor uso del tiempo y de los recursos disponibles y una mayor posibilidad de consulta a los especialistas.
"Los productores trabajan por zonas y en relativamente pocos lotes: si tienen un problema, es muy dificultoso avisar a los demás", introdujo Astegiano. Esto generó, históricamente, que los mismos inconvenientes se plantearan en distintos lugares, sin que pudiesen adelantar una solución a un problema que no conocían correctamente.
A partir del funcionamiento en red, cada anomalía detectada se convierte en un aviso de lo que puede ocurrir en otros sitios, y en una señal de alerta dada a tiempo para anticipar las respuestas a los problemas por venir. "De esta manera, podemos perder un lote de cosecha, pero nunca vamos a perder todos", indicó el profesional.
Además de los 36 lotes seleccionados para su revisión semanal, otros 70 son analizados ocasionalmente, para constatar los problemas detectados en los primeros. Las observaciones se realizarán en seis grandes áreas: Margarita, Gobernador Crespo, San Justo-Videla, Emilia-Llambí Campbell, Pilar-Humboldt-Franck y Villa Trinidad.
La investigación
Simultáneamente a las actividades de monitoreo, el Programa RIIA promueve distintas líneas de investigación y desarrollo prioritarias para la región, optimizando de esta manera los recursos humanos y tecnológicos con que cuentan ambas instituciones.En este sentido, se delimitaron tres grandes áreas de investigación -integradas por profesionales de la UNL y el INTA-, que responden a los problemas más reiterados en la zona: distribución de fenofases por modificación de fechas de siembra; dinámica hídrica; y parámetros biológicos y tecnología de control de chinches.
"Las investigaciones son orientadas y responden exclusivamente a problemas que se detectan a diario en los cultivares de nuestra provincia. Si tras identificar una anomalía no se encuentran respuestas, habrá que dirigir las próximas investigaciones a la resolución de ese conflicto, de manera de acercar las respuestas a la gente", concluyó Astegiano.72