Ciencia y Técnica UNL
Contadores hoy, entre la diversidad y la especialización
Lunes 25 de noviembre de 2002
Docentes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL sostienen que “la carrera empieza cuando se cuelga el diploma en la pared”. Y hablan de la interdisciplina como eje clave en el campo profesional.
“Todavía mi padre recuerda la experiencia de tener que sumar libros diarios enteros a mano, y encontrar errores de sueldos en empresas con cien empleados; la realidad ha cambiado mucho”, comenta Sergio Hauque, contador, abogado y docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Es la misma realidad que hoy, a diferencia de hace décadas, los enfrenta a un mundo laboral precarizado, y que exige constantemente nuevos desafíos.
La verdadera carrera del contador, indican profesionales en ciencias económicas, comienza “cuando se cuelga el diploma en la pared”: a la obtención del título de grado le siguen cursos, especializaciones y actualizaciones permanentes, a fin de estar a tono con una sociedad altamente competitiva.
“El contador recién egresado debe salir a trabajar, especializarse, insertarte como docente si te interesa el área, investigar, y además saber informática –que es toda una disciplina- e idioma, y lo tenés que hacer todo junto, porque cada día que se pasa en este mercado laboral tan competitivo implica la pérdida de espacios”, indicó María Laura Deoseffe, egresada hace pocos años de la facultad y autora del trabajo de investigación “El joven profesional frente a los cambios del mercado y cómo generar alternativas laborales”. El documento, elaborado en forma conjunta con la contadora Lucila Inés Prono, fue premiado por la Federación Argentina de Consejos Profesionales en Ciencias Económicas, en diciembre de 2001, en la Categoría Jóvenes Profesionales.
“La situación puede caracterizarse en términos económicos: hay que establecer necesidades múltiples con recursos escasos, y ante esa situación podemos adoptar una actitud pasiva, o una actitud proactiva”, explicó Deoseffe y continuó: “La actitud activa –digna de un profesional en ciencias económicas- nos exige pararnos sobre dos pilares: orientar el conocimiento y compartirlo con otras disciplinas, previo reconocer en el saber el mayor capital que tenemos y que nadie nos puede quitar”.
El retrato se reitera, exagerado, en localidades del interior de la provincia; y se revierte en los grandes conglomerados. “La extensión del mercado determina la especialización del trabajo; por eso en Buenos Aires hay más división del trabajo y mayor especialización”, aclaró Sergio Hauque. Pero, Á‚¿es indispensable la especialización, o hay que apostar a la diversificación de conocimientos?
“Creo que es mejor saber un poco de todo y no mucho de algo. Además, la situación económica nos obliga a eso: las empresas no pueden pagar muchos profesionales, y por eso nos piden que solucionemos muchas cosas”, indica el contador Hauque, reforzando la idea de que “lo importante es incorporar nuevos conocimientos y mantenerse actualizados”.
Esta transversalidad de conocimientos se vuelve necesaria, entienden los profesionales, en la formación de los futuros expertos en ciencias económicas. “Como docentes, nos preguntamos cómo formamos al profesional para que esté acostumbrado a trabajar interdisciplinariamente”, manifestó Leila Di Russo. “En la universidad no sabemos trabajar en equipo, algo que en otras sociedades acostumbran desde el comienzo de la educación formal. El plan de estudios está estratificado de tal manera que las materias se dividen por departamento, sin que haya entre ellos interacción. Entonces, es el alumno el que debe hacer la síntesis: algunos lo logran enseguida; otros, después de varios años de ejercicio profesional”, concluye la profesional.
Pero eso, añade Sergio Hauque, “no se logra con un cambio en el plan de estudios: es necesario un cambio de cultura. La mayoría de los profesores más viejos estamos formados en otro esquema; estamos acostumbrados a hacer nuestro trabajo como contadores y luego delegar la tarea al abogado, por ejemplo, pero nunca trabajamos juntos. No hay esfuerzos para interactuar. Lo que proponemos es una organización de tipo matricial: que tenga ideas de especialización pero que a la vez tenga relaciones horizontales que mantengan las ventajas de la especialización sin perder la idea de unidad, tanto para la carrera como para el campo profesional”, finalizó.
La verdadera carrera del contador, indican profesionales en ciencias económicas, comienza “cuando se cuelga el diploma en la pared”: a la obtención del título de grado le siguen cursos, especializaciones y actualizaciones permanentes, a fin de estar a tono con una sociedad altamente competitiva.
“El contador recién egresado debe salir a trabajar, especializarse, insertarte como docente si te interesa el área, investigar, y además saber informática –que es toda una disciplina- e idioma, y lo tenés que hacer todo junto, porque cada día que se pasa en este mercado laboral tan competitivo implica la pérdida de espacios”, indicó María Laura Deoseffe, egresada hace pocos años de la facultad y autora del trabajo de investigación “El joven profesional frente a los cambios del mercado y cómo generar alternativas laborales”. El documento, elaborado en forma conjunta con la contadora Lucila Inés Prono, fue premiado por la Federación Argentina de Consejos Profesionales en Ciencias Económicas, en diciembre de 2001, en la Categoría Jóvenes Profesionales.
“La situación puede caracterizarse en términos económicos: hay que establecer necesidades múltiples con recursos escasos, y ante esa situación podemos adoptar una actitud pasiva, o una actitud proactiva”, explicó Deoseffe y continuó: “La actitud activa –digna de un profesional en ciencias económicas- nos exige pararnos sobre dos pilares: orientar el conocimiento y compartirlo con otras disciplinas, previo reconocer en el saber el mayor capital que tenemos y que nadie nos puede quitar”.
Á‚¿De todo un poco?
“En nuestro medio el contador es una especie de médico de pueblo: tenemos que atender desde la parte impositiva, contable y administrativa hasta ser psicólogos de los dueños, muchas veces parte de tradicionales familias”, ironiza Leila Di Russo de Hauque, contadora y autora –junto con Sergio Hauque- del trabajo “El profesional en Ciencias Económicas al inicio del siglo XXI: en la búsqueda del equilibrio entre especialización y disciplina”, ganador del primer premio en la Categoría Profesionales otorgado por la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas en diciembre de 2001.El retrato se reitera, exagerado, en localidades del interior de la provincia; y se revierte en los grandes conglomerados. “La extensión del mercado determina la especialización del trabajo; por eso en Buenos Aires hay más división del trabajo y mayor especialización”, aclaró Sergio Hauque. Pero, Á‚¿es indispensable la especialización, o hay que apostar a la diversificación de conocimientos?
“Creo que es mejor saber un poco de todo y no mucho de algo. Además, la situación económica nos obliga a eso: las empresas no pueden pagar muchos profesionales, y por eso nos piden que solucionemos muchas cosas”, indica el contador Hauque, reforzando la idea de que “lo importante es incorporar nuevos conocimientos y mantenerse actualizados”.
Esta transversalidad de conocimientos se vuelve necesaria, entienden los profesionales, en la formación de los futuros expertos en ciencias económicas. “Como docentes, nos preguntamos cómo formamos al profesional para que esté acostumbrado a trabajar interdisciplinariamente”, manifestó Leila Di Russo. “En la universidad no sabemos trabajar en equipo, algo que en otras sociedades acostumbran desde el comienzo de la educación formal. El plan de estudios está estratificado de tal manera que las materias se dividen por departamento, sin que haya entre ellos interacción. Entonces, es el alumno el que debe hacer la síntesis: algunos lo logran enseguida; otros, después de varios años de ejercicio profesional”, concluye la profesional.
Pero eso, añade Sergio Hauque, “no se logra con un cambio en el plan de estudios: es necesario un cambio de cultura. La mayoría de los profesores más viejos estamos formados en otro esquema; estamos acostumbrados a hacer nuestro trabajo como contadores y luego delegar la tarea al abogado, por ejemplo, pero nunca trabajamos juntos. No hay esfuerzos para interactuar. Lo que proponemos es una organización de tipo matricial: que tenga ideas de especialización pero que a la vez tenga relaciones horizontales que mantengan las ventajas de la especialización sin perder la idea de unidad, tanto para la carrera como para el campo profesional”, finalizó.