Ciencia

El oído, ese instrumento de medición

Viernes 12 de abril de 2013 / Actualizado el lunes 15 de abril de 2013

En el primer Café Científico de 2013, dos investigadores de la UNL explicaron algunas particularidades de la audición humana desde el punto de vista de la física. Destacaron que nuestro órgano es una especie de “analizador de frecuencias”.

El primer Café Científico del año tuvo como tema ese “instrumento” que utilizamos a diario, casi sin tener conciencia de él, y que nos permite actuar con el mundo que nos rodea de forman directa y casi instantánea: el oído. Los encargados de detallar las particularidades de éste órgano fueron dos físicos: Federico Ventosinos, investigador en el INTEC-UNL, y Raúl Urteaga, investigador en el  INTEC-UNL y docente de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la UNL. La cita fue en la Chopería Santa Fe, este miércoles 10 de abril, a las 19.
Ambos explicaron el funcionamiento del oído en el sentido de la detección de estímulos sonoros, pero también contaron cuáles son las características de aquello que el oído detecta, es decir, el sonido (su intensidad, altura y timbre).
“En el interior del oído, el movimiento del tímpano transmite el sonido hacia un hueso que tiene forma de caracol (la cóclea), que manda información al cerebro a través de neuronas. Es interesante cómo el oído amplifica el sonido a través de membranas, una estrategia muy inteligente para lograr una función”, contó Urteaga, al tiempo que mostró los detalles fisiológicos del órgano auditivo humano, capaz de escuchar frecuencias de hasta 20 mil hertz (unidad que designa la cantidad de veces que se repiten las ondas y vibraciones).
Según agregó, una de las claves del sistema auditivo se encuentra en la cóclea, un conducto de unos 35 mm, y todo su sistema de excitación por medio de terminales nerviosas que captan información. “Es una membrana que vibra resonantemente a distintas frecuencias en distintas zonas. En su base resuenan las altas frecuencias, mientras que en la punta lo hacen las bajas. Esto significa que el oído es una especie de analizador de frecuencia”, detalló.

Consonancia y disonancia
Por su parte, Ventosinos destacó la inclinación de los seres humanos a preferir ciertos sonidos conocidos como consonantes y a rechazar otros disonantes. “Una experiencia demostró que niños muy pequeños  preferían fuentes de sonidos consonantes, lo que significa que el oído tiene algún mecanismo de diferenciación”, aseveró.
De acuerdo con Ventosinos, la respuesta para entender ese fenómeno la propuso Hermann von Helmholtz, un físico alemán del siglo XIX que demostró, por medio de un sistema experimental, que la clave está en las combinaciones de tonos de los sonidos.
“Según el modelo matemático de von Helmholtz, la clave está en las zonas de frecuencia de excitación de la cóclea. Al parecer, el oído puede distinguir frecuencias bien diferenciadas o bien muy parecidas como si fueran una. Sin embargo, si no logra hacer una diferenciación, al oído le disgusta”, manifestó.

Ilusiones auditivas
Por último, los físicos hicieron una demostración de algunas sensaciones del oído, pero que obedecen a ilusiones auditivas, como las notas fantasmas o el sonido de un avión cayendo que se representa, paradójicamente, por medio de una nota que sube de tono.
El Café Científico es organizado por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Santa Fe junto con la UNL, la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (FRSF-UTN), la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) y el Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Santa Fe.


 

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