Acción solidaria

El trabajo en la Escuela Industrial como centro de evacuados

Martes 10 de abril de 2007

Desde el comienzo de la emergencia hídrica, la institución albergó a 150 familias evacuadas. La asistencia de comida, ropa y calzados así como asistencia médica y psicológica fue brindada por estudiantes voluntarios de la UNL, coordinados por la FUL.

Las fuertes precipitaciones volvieron a castigar a Santa Fe. Como hace cuatro años atrás, la ciudad revivió los fantasmas de una inundación que dejó más dolores que soluciones. Una vez más los que menos tienen volvieron a cargar con sus pocas pertenencias para buscar un techo donde refugiarse y una mano que les brindara una ayuda.

Como en 2003, los estudiantes y miembros de la comunidad universitaria de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) no dudaron en ponerse a trabajar sin descanso para ayudar a los que más los necesitan. Para ello, la Escuela Industrial Superior (EIS) funcionó como centro de evacuados albergando a 150 familias evacuadas de los barrios Santa Rosa de Lima, Chalet y Barranquitas.

"Apenas empezó todo, nos juntamos todos los voluntarios en la FUL y coordinamos todo desde allá", contó Alejandra, una de las voluntarias de la EIS. "En un primer momento llegamos a ser 80 voluntarios y todos los días llegaban chicos nuevos a ofrecerse, demostrando que la solidaridad de los estudiantes sigue estando", explicó.

El centro de evacuados fue coordinado por la Federación Universitaria del Litoral (FUL) que recibió y repartió las donaciones que llegaban diariamente a su sede y organizó el trabajo de los voluntarios. La labor de los estudiantes abarcó desde limpieza del lugar, hasta la cocina y la organización de juegos para los niños que se encontraban alojados en la escuela universitaria.

En cuanto a la asistencia médica, los alumnos de quinto año de Medicina de la UNL trabajaron 24 horas para brindar auxilio primario y un profesional de la salud asistió al centro una vez por día.

El abandono político

El jueves 29 de marzo al mediodía, la EIS abrió sus puertas para brindar ayuda a más de un centenar de los miles de evacuados que deambulaban por la ciudad sin encontrar un techo donde alojarse. Desde ese primer momento los estudiantes voluntarios brindaron contención, alimentos, ropa, calzados y pañales, así como también asistencia médica constante.

Al principio la ayuda del gobierno se hizo esperar: "Los primeros días cocinamos nosotros con el alimento nutritivo de la UNL porque no teníamos ayuda de ningún tipo por parte del gobierno. Después la provincia comenzó a mandarnos el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, pero en horarios muy lejanos a los que se tenía que dar", recordó otra de las voluntarias al tiempo que agregó: "Además nos trajeron sólo 50 colchones, con la promesa inconclusa de traer más. En definitiva, tuvimos más ayuda de la gente que del gobierno".

El centro de evacuados recibió también la ayuda solidaria de médicos, asistentes sociales, psicólogos y estudiantes de medicina que se encontraban en el lugar permanentemente para atender urgencias y control diario. Los damnificados, a pesar de la contingencia del momento, estuvieron tranquilos y muy conformes con la atención que recibieron: "Nos dieron una atención buenísima y no tenemos palabras para agradecer a los voluntarios, médicos y asistentes sociales", expresó Teresita, evacuada del barrio Santa Rosa de Lima.

Por su parte, los voluntarios también trabajaron a gusto en un ambiente de solidaridad: "La gente estuvo muy predispuesta a colaborar y a poder sobrellevar la situación de la mejor manera posible, para poder volver a sus casas lo antes posible y empezar de nuevo", afirmó la voluntaria.

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