Día de los Jardines de Infantes
La Biblioteca del Jardín se llamará Rosario Vera Peñaloza
Martes 3 de junio de 2003
Se hizo un homenaje a la "maestra de la Patria" en un acto realizado en el Jardín La Ronda. La Bibioteca llevará el nombre de la sanjuanina Rosario Vera Peñaloza. Se puede consultar on line en www.laronda.unl.edu.ar
Con motivo de festejarse el Día de los Jardines de Infantes, el jueves pasado se realizó en el Jardín La Ronda de la UNL un homenaje especial a la maestra Rosario Vera Peñaloza. El acto se realizó en el remozado edificio del Jardín y contó con la participación de la Prof. Laura Ravera de Cherep, quien realizó una emotiva semblanza, ante numerosas maestras jardineras, padres y varios niños –que permanentemente demostraron que ellos son los verdaderos “dueños” del lugar.
Laura Corral, directora del Jardín, anunció la decisión de que la Biblioteca del Jardín –reconocida por ser la primera de la ciudad– lleve el nombre de la referente de los jardines: Rosario Vera Peñaloza. Esta maestra sanjuanina fue quien incorporó la creatividad y el juego en la enseñanza del nivel inicial, desarrollando novedosas técnicas y materiales didácticos que permitían a las maestras desarrollar en los chicos la capacidad de aprendizaje y la incorporación de nuevos saberes a partir de experiencias cotidianas y cercanas. Amiga de Gabriela Mistral y Joaquín V. González, entre otros, Vera Peñaloza hizo carne en su vida la vocación sarmientina de la educación estatal. Según relató Laura Ravera de Cherep, esta sanjuanina nacida en 1873, formó parte de la primera promoción de profesoras “kindergarden” del país y desde entonces cumplió con todas las funciones imaginables en la enseñanza, poniendo su esfuerzo en desarrollar una pedagogía adaptada a cada nivel y realidad regional.
También creó el Museo Argentino para la enseñanza primaria y la Escuela Argentina Modelo, donde explayó sus conocimientos y su trabajo con innumerables materiales como algodón, paja, lana, piedras o arena para incorporar la creatividad y lo regional en la enseñanza.
Un año antes de su fallecimiento, “esta viejecita amable y habilidosa que solía dar cursos en todo el país”, presentó el llamado “Decálogo Patriótico”, que resumía su vocación sanmartiniana y su interés por que los niños aprendan y defiendan a la patria desde su infancia. Lamentablemente, la Iglesia impidió en 1949 que este decálogo se publique y sea difundido en todas las escuelas del país, hecho que narró Ravera de Cherep con detalle y emotividad. Al finalizar, presentó las cartas personales de “Rosarito” que donó al Jardín, junto a fotografías y valiosísimo material sobre esta “maestra de la Patria”.
Laura Corral, directora del Jardín, anunció la decisión de que la Biblioteca del Jardín –reconocida por ser la primera de la ciudad– lleve el nombre de la referente de los jardines: Rosario Vera Peñaloza. Esta maestra sanjuanina fue quien incorporó la creatividad y el juego en la enseñanza del nivel inicial, desarrollando novedosas técnicas y materiales didácticos que permitían a las maestras desarrollar en los chicos la capacidad de aprendizaje y la incorporación de nuevos saberes a partir de experiencias cotidianas y cercanas. Amiga de Gabriela Mistral y Joaquín V. González, entre otros, Vera Peñaloza hizo carne en su vida la vocación sarmientina de la educación estatal. Según relató Laura Ravera de Cherep, esta sanjuanina nacida en 1873, formó parte de la primera promoción de profesoras “kindergarden” del país y desde entonces cumplió con todas las funciones imaginables en la enseñanza, poniendo su esfuerzo en desarrollar una pedagogía adaptada a cada nivel y realidad regional.
También creó el Museo Argentino para la enseñanza primaria y la Escuela Argentina Modelo, donde explayó sus conocimientos y su trabajo con innumerables materiales como algodón, paja, lana, piedras o arena para incorporar la creatividad y lo regional en la enseñanza.
Un año antes de su fallecimiento, “esta viejecita amable y habilidosa que solía dar cursos en todo el país”, presentó el llamado “Decálogo Patriótico”, que resumía su vocación sanmartiniana y su interés por que los niños aprendan y defiendan a la patria desde su infancia. Lamentablemente, la Iglesia impidió en 1949 que este decálogo se publique y sea difundido en todas las escuelas del país, hecho que narró Ravera de Cherep con detalle y emotividad. Al finalizar, presentó las cartas personales de “Rosarito” que donó al Jardín, junto a fotografías y valiosísimo material sobre esta “maestra de la Patria”.