Ciencia y Técnica UNL

Lucha contra el Chagas, una tarea de todos

Lunes 3 de marzo de 2003

Desde hace casi 28 años, la UNL controla periódicamente a enfermos chagásicos, contribuye en la confirmación serológica y realiza tareas de concientización acerca del peligro de la vinchuca y otras vías de transmisión. La tarea es multidisciplinaria y se desar

Desde mediados de 1974 funciona en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) el Centro de Investigaciones sobre Endemias Nacionales (CIEN), en el que trabajan profesionales de diferentes disciplinas aunados en un objetivo común: controlar a pacientes con Chagas, concienciar a la población sobre el peligro de la enfermedad, analizar factores de riesgo que predisponen a la infección, y conocer la prevalencia y niveles de endemicidad en distintos grupos de la población santafesina.
El Chagas es una endemia que afecta a pobladores marginales de toda Latinoamérica. Y aunque en la ciudad de Santa Fe es escaso el riesgo de infectarse mediante la picadura de la vinchuca, suelen contraer la enfermedad aquellos ciudadanos que han migrado del norte de la provincia y de provincias vecinas.
Interesados en obtener datos precisos sobre el tema, un equipo de profesionales provenientes de diferentes disciplinas comenzó –28 años atrás- a analizar muestras sanguíneas de trabajadores de talleres y frigoríficos, embarazadas que concurrían al hospital público y preconscriptos del Servicio Militar. Luego, se interesaron por los chicos, y evaluaron lo que sucedía en los primeros grados de escuelas de barrios periféricos. Así, comenzaron a cruzar datos y a elaborar una extensa lista de personas con serología positiva, esto es, infectadas por el Trypanosoma cruzi, parásito responsable de la infección chagásica.
Muchos de esos pacientes son controlados aun hoy en el CIEN, que actualmente funciona en las dependencias de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL.
“El tratamiento antiparasitario específico es eficaz en infecciones tempranas, pero esa eficacia disminuye a medida que transcurre el tiempo desde que se produjo la infección”, comentó la bioquímica Diana Fabbro, integrante del CIEN, a la hora de explicar por qué es tan necesario el periódico control de los chagásicos.
El Chagas es una enfermedad de muy lenta progresión, y no existe posibilidad de conocer cuál será la evolución de los pacientes en el futuro. “Sería de gran utilidad contar con marcadores de patología, es decir, con algún método de diagnóstico capaz de predecir cuál será el paciente que desarrollará una cadiopatía chagásica crónica –prosiguió la profesional-. Hasta el momento, lo único que queda es seguir al paciente, realizando controles periódicos, de laboratorio y clínicos, complementados con electrocardiogramas y radiografía de tórax, y tratar las anomalías que se presenten”.

Un largo camino

“Siempre estuvimos al borde de desaparecer, pero todavía estamos trabajando”, festejó la licenciada en Química Mirtha Streiger, otra de las integrantes del CIEN. “El área de cultivo del parásito (el Trypanosoma cruzi) fue esencial para llevar adelante los objetivos propuestos, ya que a partir de esos cultivos preparamos los reactivos necesarios para el diagnóstico, que en su momento recibieron su control de calidad externo, lo que implicó una fuerte ayuda para continuar en pie”, indicó la investigadora.
Los trabajos realizados se enmarcan en la programación Cursos de Acción para la Investigación y el Desarrollo (CAI+D), que promueve y subsidia la UNL. Concretamente, se trata de los proyectos “Estudio epidemiológico y modalidad evolutiva de la enfermedad de Chagas” (convocatorias 1996 y 2002), y “Análisis de los factores de riesgo de infección chagásica y su relación con la evolución de la enfermedad en área endémica y no endémica” (convocatoria 2000).
En ese marco, los investigadores obtuvieron significativos resultados, a partir del trabajo realizado con población de embarazadas, niños en el ingreso escolar, chagásicos crónicos y diferentes etnias. En el primer caso, se detectó que el 14,6 por ciento de las mujeres analizadas (todas ellas de bajo nivel socio-económico) estaban infectadas, y el 2,6 por ciento transmitió la enfermedad a sus hijos. A su vez, a partir del tratamiento en recién nacidos, pudo comprobarse que la negativización serológica post-tratamiento antiparasitario fue 100 por ciento efectiva.
La prevalencia de la infección chagásica en niños que ingresan a la escuela fue de apenas el 2,08 por ciento, teniendo en cuenta la población de barrios periféricos. Los casos detectados fueron asociados a serología materna (transmisión transplacentaria), bajo nivel socioeconómico y migraciones.
En tanto, se realizó el seguimiento clínico y serológico de chagásicos crónicos de la ciudad de Santa Fe con y sin tratamiento antiparasitario específico, y se determinó que los niños responden de manera positiva al tratamiento, observándose negativización serológica en más del 50%, siendo mayor la eficacia cuanto menor es la edad en que el niño recibió el tratamiento; mientras en los adultos se observó una asociación directa entre evolución clínica y tratamiento, aunque no estadísticamente significativa.
Finalmente, en una comunidad de distintas etnias pudo comprobarse una prevalencia mayor de la enfermedad en aborígenes (44%) que en no aborígenes (14%).
Actualmente, el equipo de investigadores está trabajando con la comunidad de San Martín Norte, en un proyecto que fue seleccionado por el programa VIGI+A subsidiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Allí, además de realizar los correspondientes relevamientos serológicos (reacciones para determinar la infección) y entomológicos (presencia de la vinchuca en el lugar), realizan tareas de concientización, con el objetivo de “instrumentar a la gente para que puedan defenderse solos contra algo que muchas veces no conocen y que convive con ellos: la vinchuca”, indicó Mónica Lilián del Barco, integrante del CIEN.
Una experiencia muy similar se realizó en Colonia Dolores, una comunidad de mocovíes situada a 160 kilómetros de Santa Fe Capital, en donde se detectó una importante disminución de pacientes con serología positiva a través de los años: “Encontramos un 60 % de serología positiva en el 79, un 30% en el 92, y un 19% en 1999. La respuesta puede estar en que en 1979 había 45 por ciento de viviendas precarias, porcentaje que bajó al 9 en el 99 y a las acciones contra el vector", indicaron las profesionales.
Estos, como todos los resultados obtenidos a partir de investigaciones realizadas, son remitidos al Programa Provincial y al Servicio Nacional de Chagas: “Trabajamos en forma conjunta de manera que ellos conozcan y realicen el tratamiento de los infectados y el control entomológico”, indicaron.

La enfermedad

En ocasión de estudiar las enfermedades palúdicas en la zona de Lassance (estado de Minas Gerais, Brasil), el doctor Carlos Chagas llamó la atención sobre la abundancia de insectos hematófagos (que se alimentan de sangre), que contenían enormes cantidades de parásitos en su intestino. Tiempo después, en 1909, detectó el mismo parásito en una niña de 9 años. Lo denominó Trypanosoma cruzi en honor a su maestro Osvaldo Cruz. Es el único ejemplo en la historia de la medicina en el que el agente causal fue descubierto antes que la enfermedad.
La enfermedad evoluciona en tres períodos: agudo o de comienzo, desconocido para la mayoría de los pacientes por la baja sintomatología; continúa con el intermedio o de latencia, infectados no enfermos, que puede durar varios años o toda la vida (la calidad de vida de estos pacientes es absolutamente normal); y finaliza con el período crónico. Las manifestaciones más evidentes se relacionan con alteraciones cardíacas y en menor grado la presencia de megavísceras.

Sobre la vinchuca

Á‚· La forma más frecuente de transmisión de la infección es por la vinchuca.
Á‚· Hay más de un centenar de especies de vinchucas. El Triatoma infestans, conocida como chinche gaucha, vinchuca negra, o simplemente vinchuca, es el vector más importante en nuestro país por su hábito casi exclusivamente doméstico.
Á‚· Aunque pueden encontrarse ejemplares en cualquier lugar del país, las regiones más afectadas son las provincias del norte y del noroeste. Su presencia se ha ido extendiendo cada vez más, transportadas por la misma gente en valijas y otros bultos.
Á‚· El insecto se refugia sobre todo en las grietas de los pisos y paredes, detrás de los muebles y otros objetos, en lugares sucios, debajo de la cubierta de los techos o paredes que ofrecen resquicios.
Á‚· Aparecen en noches calurosas o templadas. Su picadura no produce en el momento molestia alguna, por lo que el insecto puede alimentarse con toda tranquilidad y escabullirse sin ser advertida.
Á‚· Otras formas menos frecuentes de infección son las transfusiones con sangre contaminada, la transmisión congénita y, excepcionalmente la infección accidental (contaminación de laboratorio) o por transplantes de órganos de pacientes infectados.

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