Desarrollo científico local

Nueva luz para los enfermos cardíacos

Lunes 7 de octubre de 2002

Una investigación local en cerdos arrojó resultados alentadores para el tratamiento de enfermos cardíacos. Es gracias a la labor mancomunada de un equipo integrado por médicos del Hospital Iturraspe e investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias de l

La enfermedad coronaria continúa siendo la causa principal de morbilidad y mortalidad en el mundo occidental. En 1990 más de 6 millones de personas murieron por esta razón, en tanto que en nuestro país ésta es la primera causa de mortalidad. El 15% de estos enfermos son considerados “pacientes sin opción”, ya que a pesar de múltiples intervenciones quirúrgicas continúan con problemas y su corazón no resiste nuevas cirugías o angioplastias.
Quizás sea esta situación la que llevó a un grupo de médicos santafesinos a transformar su intuición en una hipótesis de investigación y desarrollar un riguroso trabajo metodológico, a fin de probar lo que hasta una semana antes de finalizar el trabajo, creían imposible.
“En general los trabajos biomédicos tienen su fuente de inspiración en hospitales o en la asistencia privada de pacientes, fundamentalmente por las vivencias que surgen frente al hombre enfermo”, señala Julio Piva, uno de los integrantes de este grupo de “investigadores independientes”, como le gusta repetir. El equipo está conformado por los doctores José Vicario, Angel Pierini, Julio Piva, César Campos, Hernán Pfeiffer, Luis Gerardo, Iván Fendrich y Rafael Novero, y por los médicos veterinarios Hugo Ortega y Ana Canal; los primeros pertenecientes al Hospital Iturraspe y los segundos a la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral.
La primera etapa de la investigación se inició hace casi tres años e implicó la realización de cirugías experimentales en cerdos para comprobar si la hipótesis que tenían era verdadera, esto es: si es factible producir nuevos vasos sanguíneos en un músculo cardíaco lesionado, a través de la administración de células de la propia médula ósea del paciente (cerdo, por ahora).
“Lesionado significa con poca circulación o con infarto”, explica el Dr. Vicario. “A ese músculo lesionado se le administró médula ósea del propio cerdo. Lo que buscábamos era la producción de nuevos vasos sanguíneos en un músculo que no los tiene. Los resultados fueron positivos: logramos producir nuevos vasos y además, por intermedio de las mediciones que se hicieron en la Facultad, logramos ver que no sólo eran capilares sino tubos, porque tenían músculo liso”. A lo cual Piva agrega: “Nosotros teníamos interés en formar los segundos vasos, porque ellos nos asegurarían de algún modo que lo que fabricáramos no fuera tan fugaz, y por lo tanto sirviera como un canal para irrigar el área del corazón que tenía menos oxígeno que el resto del músculo”.
Á‚¿Qué significa esto? Que es posible pensar una nueva terapéutica para mejorar la acción cardíaca sin recurrir a intervenciones quirúrgicas agresivas. Se trataría de la extracción de células de la médula ósea para ser administradas al corazón del propio organismo, logrando que se regenere el tejido muerto luego de un infarto o afectado por una enfermedad cardíaca.
“Nuestro próximo paso es recuperar este tejido con la producción de músculo cardíaco”, meta de la segunda etapa de la investigación, según señalan los expertos.

Lo inédito

El trabajo titulado “Médula ósea autóloga vía seno coronario y angiogénesis en cerdos con injuria miocárdica”, recibió el primer premio al mejor trabajo científico en el XXI Congreso Nacional de Cardiología organizado por la Federación Argentina de Cardiología, en agosto de este año, sobre un total de 258 trabajos presentados por investigadores del país y el extranjero. Ahora, los especialistas fueron invitados a publicarlo en el Congreso Virtual Latinoamericano de Cardiología.
“Dos cuestiones son inéditas de nuestro trabajo –indica el Dr. Vicario– el uso de médula ósea y la vía de administración”. La utilización de médula ósea autóloga significa que se recurre a células del propio organismo, con lo cual “no hay problemas de rechazo, ni dilemas éticos de todo lo que sea modificación genética”.
Actualmente, se administra a los enfermos cardíacos lo que se llama “factores de crecimiento” (proteínas que estimulan la producción de vasos), cuyo costo es elevado y su aplicación se realiza mediante una inyección directamente en el músculo cardíaco del paciente (“vía intramiocárdica”).
El trabajo realizado en Santa Fe introduce un cambio novedoso: las células se administran por vía “seno coronario”, que es el lugar por donde desembocan todas las venas del corazón. “Nuestro proyecto implica que se saca al paciente sus propias células, que no cuestan nada, y además esto se hace a través de una punción de médula ósea, que es una cosa muy sencilla, que no produce trastorno en el paciente, y luego se la administra, sin cirugía”, señalan con orgullo los especialistas.

Cuál es la importancia

La importancia de esta nueva técnica desde el punto de vista médico y clínico reside en que abre nuevas posibilidades para el tratamiento de enfermos cardíacos. Gracias a los avances existentes (angioplastia, tratamiento médico, drogas altamente efectivas, corrección agresiva de los factores de riesgo, cirugías con bypass, etc.), un paciente con infarto cuenta con más posibilidades de prolongar su vida, pero la enfermedad coronaria no se detiene. “Uno puede destapar una arteria, pero el problema no es tanto lo obstructivo de la arteria sino la enfermedad que afecta a todos los vasos, no solo del corazón sino de todo el organismo. Entonces, se llega a un límite y el enfermo entra en la categoría que se llama paciente de no opción”, explican los médicos. No tienen más conductos arteriales, están con el corazón muy dilatado, son enfermos terminales y candidatos a transplantes, con todo lo que ello implica.
“Para esa categoría de pacientes –explica Vicario– nuestro proyecto abre una luz muy importante, porque es poder crearle vasos o músculos en ese corazón que ya está sumamente lesionado”.
Podría adelantarse que, si la investigación continúa arrojando resultados positivos, implicaría de alguna manera disminuir los transplantes, contar con un sistema de curación menos agresivo para el paciente y muchos más bajos costos en el tratamiento de los enfermos del corazón.

Medicina y veterinaria, viejas amigas

“Todos los avances en medicina surgen gracias a experimentos en animales”, explica el Dr. Pierini, lo que lleva a una conjunción especial entre médicos humanos y veterinarios. Se recurre a modelos animales como el cerdo, el perro o el mono, para estudiar las patologías humanas, sus causas y su terapéutica. “El cerdo, en este caso, tiene un corazón de características muy similares al corazón humano y por eso se lo utiliza en la experimentación”, agrega la Med. Vet. Ana Canal.
“Este trabajo tiene además el valor de ser multidisciplinario. Se juntaron voluntades, con una cabeza muy fría, para llegar a un objetivo desconocido pero con intenciones de obtenerlo”, continúa Pierini. Con apoyo institucional pero financiado casi completamente por los propios miembros del equipo, se ha logrado un resultado sorprendente. “Tenemos que valorar nuestro medio. Insisto: en Santa Fe, con los problemas sociales, económicos, hospitalarios y de salud que hay... se puede lograr”, enfatiza Pierini.

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