Ciencia y Técnica
Pesticidas inhiben enzimas vitales en sábalos
Lunes 4 de octubre de 2004
Científicos del INALI (UNL-CONICET) comprobaron que algunos organofosforados producen alteraciones neurológicas en el comportamiento y hasta la muerte de los peces.
Alteraciones neurológicas en el comportamiento, estado de parálisis generalizado y hasta la muerte, son algunas de las consecuencias que causan insecticidas del grupo de organofosforados en sábalos, según pudieron comprobar científicos del Instituto Nacional de Limnología (INALI).
Los estudios se centraron en el insecticida monocrotofo, hasta hace poco utilizado en la Argentina para combatir insectos y ácaros e incluido en el grupo toxicológico I, donde se encuentran los químicos "altamente tóxicos".
Aunque es conocida su acción inhibitoria sobre la enzima Colinesterasa, no se conoce exactamente qué puede producir en ejemplares de Prochilodus lineatus (sábalos), una especie íctica característica de la región, con amplias demandas comerciales e industriales.
Tras el estudio, los científicos del INALI pudieron determinar que "en el caso de los peces esta inhibición enzimática produce alteraciones en el comportamiento y a nivel neurológico que desencadenan un estado de parálisis generalizado y finalizan con la muerte".
Además, "la inhibición enzimática en peces puede ser utilizada como biomarcador para evaluar el impacto de los insecticidas organofosforados y carbamatos en los ecosistemas acuáticos, como un indicador biológico en la prevención de los efectos contaminantes", agrega el trabajo.
El estudio fue realizado por la MSc. María Julieta Parma, la Bioq. Alicia Loteste y la Lic. en Biodiversidad Jimena Cazenave, del INALI, instituto dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); y financiado por el Laboratorio Wiener Lab. Group (Rosario-Santa Fe).
Diferentes trabajos dieron cuenta de que el uso del insecticida monocrotofo es perjudicial para la salud humana (debe ser utilizado con ropas especiales, para evitar el contacto y la inhalación) y también para aves y mamíferos. En la Argentina, por ejemplo, el uso de monocrotofos para el control de plagas en alfalfa en la zona central de la llanura pampeana fue el principal causante de la mortandad de miles de aguiluchos langosteros migratorios, un ave que se alimenta de insectos combatidos por el químico.
Sin embargo, poco se sabe respecto de cómo pueden influir en los peces, expuestos indirectamente al monocrotofo, algo de lo que se ocupó este grupo de investigadores. "Los cuerpos de agua cumplen un rol fundamental, pues son utilizados como fuente de irrigación de cultivos, para crecimiento y desarrollo de la flora y la fauna y además actúan como vehículo de sustancias de desecho de la actividad productiva, principalmente el uso de fertilizantes o de pesticidas", dice el trabajo.
Los investigadores eligieron estudiar sus efectos en sábalo porque "representa el 60% de la ictiomasa del río Paraná y su captura está estrechamente relacionada con las demandas comerciales e industriales" de la región.
Para realizar la experiencia, los investigadores utilizaron el producto comercial en distintas concentraciones. La conclusión indica que "en todas las concentraciones ensayadas los porcentajes de inhibición de la actividad enzimática fueron superiores al 70%", y los peces mostraron alteraciones en el comportamiento y a nivel neurológico que en algunos casos terminaron causándoles la muerte.
Los resultados obtenidos "confirmaron la sensibilidad de Prochilodus lineatus al pesticida organofosforado" y además indican que "la inhibición de la enzima Colinesterasa no sólo puede desencadenar la muerte de los peces sino que, aun a bajas concentraciones, puede producir serias alteraciones en la composición y estructura de las comunidades de peces".
Los estudios se centraron en el insecticida monocrotofo, hasta hace poco utilizado en la Argentina para combatir insectos y ácaros e incluido en el grupo toxicológico I, donde se encuentran los químicos "altamente tóxicos".
Aunque es conocida su acción inhibitoria sobre la enzima Colinesterasa, no se conoce exactamente qué puede producir en ejemplares de Prochilodus lineatus (sábalos), una especie íctica característica de la región, con amplias demandas comerciales e industriales.
Tras el estudio, los científicos del INALI pudieron determinar que "en el caso de los peces esta inhibición enzimática produce alteraciones en el comportamiento y a nivel neurológico que desencadenan un estado de parálisis generalizado y finalizan con la muerte".
Además, "la inhibición enzimática en peces puede ser utilizada como biomarcador para evaluar el impacto de los insecticidas organofosforados y carbamatos en los ecosistemas acuáticos, como un indicador biológico en la prevención de los efectos contaminantes", agrega el trabajo.
El estudio fue realizado por la MSc. María Julieta Parma, la Bioq. Alicia Loteste y la Lic. en Biodiversidad Jimena Cazenave, del INALI, instituto dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); y financiado por el Laboratorio Wiener Lab. Group (Rosario-Santa Fe).
Antecedentes
El insecticida monocrotofo, tal el nombre de su principal ingrediente activo, está prohibido en cultivos hortícolas, frutales (Gral. Res. 10/91) y de alfalfa (Res. IASCAV 396/96); y tampoco está autorizada su comercialización en el país (Res. 182/99 de la SAGPyA).Diferentes trabajos dieron cuenta de que el uso del insecticida monocrotofo es perjudicial para la salud humana (debe ser utilizado con ropas especiales, para evitar el contacto y la inhalación) y también para aves y mamíferos. En la Argentina, por ejemplo, el uso de monocrotofos para el control de plagas en alfalfa en la zona central de la llanura pampeana fue el principal causante de la mortandad de miles de aguiluchos langosteros migratorios, un ave que se alimenta de insectos combatidos por el químico.
Sin embargo, poco se sabe respecto de cómo pueden influir en los peces, expuestos indirectamente al monocrotofo, algo de lo que se ocupó este grupo de investigadores. "Los cuerpos de agua cumplen un rol fundamental, pues son utilizados como fuente de irrigación de cultivos, para crecimiento y desarrollo de la flora y la fauna y además actúan como vehículo de sustancias de desecho de la actividad productiva, principalmente el uso de fertilizantes o de pesticidas", dice el trabajo.
Los investigadores eligieron estudiar sus efectos en sábalo porque "representa el 60% de la ictiomasa del río Paraná y su captura está estrechamente relacionada con las demandas comerciales e industriales" de la región.
El trabajo
Los ejemplares de sábalo fueron capturados en la laguna El Espinillo, vinculada al río Colastiné, y transportados al INALI. El primer objetivo del estudio fue determinar y cuantificar los valores normales en plasma de la enzima Colinesterasa en ejemplares de sábalo; luego, se evaluaron los efectos letales del insecticida organofosforado en juveniles de la misma especie íctica.Para realizar la experiencia, los investigadores utilizaron el producto comercial en distintas concentraciones. La conclusión indica que "en todas las concentraciones ensayadas los porcentajes de inhibición de la actividad enzimática fueron superiores al 70%", y los peces mostraron alteraciones en el comportamiento y a nivel neurológico que en algunos casos terminaron causándoles la muerte.
Los resultados obtenidos "confirmaron la sensibilidad de Prochilodus lineatus al pesticida organofosforado" y además indican que "la inhibición de la enzima Colinesterasa no sólo puede desencadenar la muerte de los peces sino que, aun a bajas concentraciones, puede producir serias alteraciones en la composición y estructura de las comunidades de peces".