Ante la catastrófica situación
Servicio de salud mental para damnificados
Lunes 5 de mayo de 2003
Se conformó un Comité de Emergencia dedicado a atender los problemas de salud mental de los damnificados. La primera medida fue la elaboración de una serie de recomendaciones de cómo actuar frente a la emergencia. Los interesados deben comunicarse al teléfono
Junto a la Sociedad Argentina de Psicotrauma, la Universidad Nacional del Litoral conformó un Comité de Emergencia para la Prevención en Salud Mental, del cual participan psicólogos, terapistas ocupacionales y diversos profesionales de la salud. La primera acción frente a la emergencia elaborada por el comité es una serie de recomendaciones que explica cómo se debe actuar frente a este tipo de situaciones críticas.
Los síntomas que suelen presentarse cuando se trata de niños damnificados son caracterizados como: regresión (pérdida de capacidades adquirida) inquietud, excitación, y o irritabilidad, acentuados temores, pesadillas, excesiva dependencia, aislamiento (pérdida de interés en relacionarse con otros niños), inhibición. También son comunes las sensaciones de desamparo, desprotección, vulnerabilidad, dolor, sentimiento de pérdida y sinsentido, terror, desasosiego, descontrol, empequeñecimiento, impotencia. Los más pequeños también pueden sentirse abrumado e incapaces de realizar las actividades cotidianas, aunque tengan mayores dificultades para manifestarlo.
Es aconsejable facilitar, además, la expresión verbal de los afectos, miedo, bronca, inseguridad, etc. y a través del dibujo y los juegos, que siempre son instrumentos accesibles para que los niños expresen sus percepciones y sentimientos.
Cuando se trata de adultos se recomienda recomenzar con las actividades habituales tan pronto como sea posible. También es bueno que los adultos participen en tareas comunitarias y grupales, que eviten el aislamiento y expresen los sentimientos con sus seres queridos de manera verbal o por escrito.
Síntomas comunes frente a la pérdida
Luego del desastre es habitual la aparición de cierta sintomatología típica como: ansiedad, insomnio, hiperalerta (sensación de peligro constante), aislamiento, (pérdida del interés en relacionarse con otros pares), irritabilidad e imágenes repetitivas. Si bien en un principio estos síntomas son normales, si perduran se debe realizar la consulta adecuada.Los síntomas que suelen presentarse cuando se trata de niños damnificados son caracterizados como: regresión (pérdida de capacidades adquirida) inquietud, excitación, y o irritabilidad, acentuados temores, pesadillas, excesiva dependencia, aislamiento (pérdida de interés en relacionarse con otros niños), inhibición. También son comunes las sensaciones de desamparo, desprotección, vulnerabilidad, dolor, sentimiento de pérdida y sinsentido, terror, desasosiego, descontrol, empequeñecimiento, impotencia. Los más pequeños también pueden sentirse abrumado e incapaces de realizar las actividades cotidianas, aunque tengan mayores dificultades para manifestarlo.
Recomendaciones
Ante la aparición de síntomas como los anteriormente citados, los especialistas que integran este comité han elaborado un listado de recomendaciones que es conveniente tener en cuenta en situaciones críticas como la que se vive en estos días. En el caso de los niños es necesario hablar claro y explicarles lo sucedido y los acontecimientos futuros, los profesionales de la salud que elaboraron este material destacaron que el silencio de los adultos provoca fantasías que siempre son peores que la realidad. Los niños perciben nuestros miedos, por lo que es necesario hablar con claridad sobre lo que está sucediendo sin trasmitir falsas percepciones. Se reconoce que los más chicos son quienes tienen necesidad de recuperar la confianza y la seguridad, por eso es importante que un adulto significativo le brinde contención afectiva y cercana.Es aconsejable facilitar, además, la expresión verbal de los afectos, miedo, bronca, inseguridad, etc. y a través del dibujo y los juegos, que siempre son instrumentos accesibles para que los niños expresen sus percepciones y sentimientos.
Cuando se trata de adultos se recomienda recomenzar con las actividades habituales tan pronto como sea posible. También es bueno que los adultos participen en tareas comunitarias y grupales, que eviten el aislamiento y expresen los sentimientos con sus seres queridos de manera verbal o por escrito.