Por el 24 de marzo

“La violencia sexual es una forma de robar identidad”

Viernes 23 de marzo de 2012

Este fue uno de los argumentos durante la presentación del libro “Grietas en el Silencio”, dentro de la jornada “Terrorismo de Estado y Violencia Sexual: Seguimos Hablando”, realizada este jueves en la FCJS de la UNL. Alejandra Paolini y Cristina Zurutuza son

La jornada “Terrorismo de Estado y Violencia Sexual: Seguimos Hablando”, realizada este jueves en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) en el marco de las actividades por el 24 marzo, tuvo como protagonista a dos de las coautoras del libro “Grietas en el silencio. Una investigación sobre la violencia sexual en el marco del terrorismo de Estado”: Alejandra Paolini y Cristina Zurutuza.
En la apertura de la jornada Adriana Molina, directora del Programa de Género de la UNL, consideró sobre la investigación que “trabajar desde el punto de vista académico y científico los delitos de violencia sexual como un delito autónomo, de lesa humanidad, hace avanzar hacia el compromiso con la memoria, la verdad y la justicia. Desde la facultad generamos responsables de lo que finalmente sucede en la justicia. Y poder contar con esta investigación para que estudiantes y graduados puedan aprender, es un gran un avance”.
En la jornada además  estuvieron presentes Gustavo Menéndez, secretario de Extensión de la UNL; Roberto Vicente, secretario de Justicia y Director del Programa Derechos Humanos de la UNL; Mercedes Martorell, directora provincial de Políticas de Género, personal de fiscalía, madres de plaza de mayo de Santa Fe; Stella Vallejos, representante del INADI; Andrés hijo de Silvia Suppo y el abogado de la causa; y Mabel Busaniche de la Asociación Civil Palabras.
La actividad fue organizada por el INADI, la Secretaría de Extensión de la UNL, la Asociación Civil Palabras, la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe- RSMLAC.

Un libro visibilizador
En el inicio de la presentación del libro Grietas en el Silencio, elaborado entre 2009 y 2010,  Alejandra Paolini explicó que el motivo que condujo a iniciar la investigación fue que “los responsables por delitos de lesa humanidad fueron procesados por todos los delitos menos por los delitos sexuales”. Destacó la importancia de presentar el libro por el país para dar a conocer lo que sucedió durante el período de la dictadura militar, para que trascienda y sensibilice  la opinión pública y también “a los operadores judiciales para que consideren la investigación y el juzgamiento de estos delitos de forma autónoma como delito de lesa humanidad”.
La abogada señaló que “la violencia sexual es una experiencia de violencia extrema hacia las mujeres y en el contexto de represión las mujeres se ven más vulnerables. Esto ha sido invisibilizado por mucho tiempo tanto a nivel nacional como internacional”.
“Dado que la violencia sexual afectó mayoritariamente y de forma diferenciada al colectivo de mujeres sostenemos que los  procesos de investigación, juzgamiento y reparación de estos crímenes, deben incluir la perspectiva de género a fin de analizar y hacer visible el impacto diferencial que sostenemos”, recalcó la abogada.

Desarrollo de la investigación
Paolini explicó que entre los métodos y fuentes de investigación entrevistaron a 18 (14 mujeres y cuatro hombres) víctimas de violencia sexual en el contexto de la dictadura de Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Santa Fe y  La Pampa. “La palabra de las víctimas es la principal”, remarcó.
Por su parte Zurutuza señaló: “recurrimos a la narración oral que como metodología es profundamente reveladora, pero también relativa, porque las víctimas cuentan su propia visión. Esto es válido en un nivel, pero también da para preguntarse hasta qué punto estos relatos fueron reconstruidos a posteriori, 25 años después”.
El libro tiene aportes legales y judiciales a nivel nacional e internacional. Al respecto Paolini explicó “hay un capítulo referido a los efectos que tuvo la violencia sexual en el marco represivo sobre la subjetividad de las víctimas y otro capitulo dedicado a la reparación de las víctimas de violencia sexual del terrorismo de Estado”. Asimismo, señaló que “el concepto de violencia sexual con el que trabajamos es amplia y está contenida en la jurisprudencia internacional. Para nosotras violencia sexual fueron los actos de violación, las amenazas de violación, cualquier acto de acoso sexual, la amenaza de abuso, esterilización forzada, aborto forzado, la esclavitud sexual, desnudez forzada”.

Violencia sexual como disciplinamiento
De acuerdo con el fin y el impacto que tuvieron las violaciones sexuales sobre las víctimas, quién se enfocó más sobre los efectos fue la psicóloga Cristina Zurutuza quien expresó: “Yo tenia que ocuparme de lo que habían sentido las víctimas en carne propia. Fue fuerte y duro escuchar las entrevistas”.
Planteó que el tema “había sido profundamente silenciado, algunas de las mujeres en las primeras etapas de los juicios habían empezado hablar y habían  dicho  que habían sido violadas  y los jueces no lo tomaron. Muchas no habían hablado nunca ni siquiera a su familia, a sus parejas.  Algunas no quisieron hablar tampoco ahora”.
“La violencia sexual es una de las formas de quitar identidad, y efectivamente, lo central que tiene que ver con la sexualidad, que es la autonomía de decisión, lo que hicieron fue destruir la identidad de las víctimas. Rompieron la noción de placer–displacer, porque el cuerpo sexuado y el sentido de sí misma fue violentado”, comentó Zurutuza. “Las secuelas persisten, no podemos hablar de rehabilitación o recuperación absoluta, pero de todas maneras hubo derroteros heterogéneos. Algunas rehicieron sus vidas”, concluyó.

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