Servicio penitenciario en la provincia
"Hoy la cárceles de Santa Fe son peligrosas"
Viernes 17 de noviembre de 2006
Especialistas en el tema lo afirmaron en Ateneo, el programa que la Universidad Nacional del Litoral produce y emite por la señal de Cable & Diario. Y dijeron además que las cárceles están "llenas de jóvenes y de pobres".
El problema de la sobrepoblación en las cárceles es casi una moneda corriente en nuestro país. Sin embargo, nadie se hace cargo.
En la unidad penitenciaria de Coronda se alojan 1400 presos, aunque su capacidad alcanza sólo para 1080; la misma situación se repite en Las Flores, donde la capacidad es para 481 y actualmente hay 600 detenidos. En tanto, en las comisarías de Santa Fe la situación parece ser igual de alarmante: su población está excedida en un 60%.
"Á‚¿Por qué Latinoamérica tiene las cárceles que tiene?", indicó la abogada Patricia Hidalgo, una de las panelistas que participó en Ateneo, el programa de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que se emite por la señal de Cable & Diario. "Porque somos países pobres, y la pobreza y la marginalidad no contiene a los jóvenes. La base fundamental del problema es la falta de educación y el derecho de oportunidades, que se viola en nuestros jóvenes. Esos chicos, con la droga mediante, están más expuestos al delito y el resultado está a la vista: hoy las cárceles están llenas de jóvenes y de pobres", agregó la especialista.
La sobrepoblación, además, tiene que ver con que "procesados y condenados conviven en la misma cárcel", según agregó Hidalgo. "En Santa Fe, un proceso por un robo calificado dura dos años, dos años y medio privado de la libertad, aún sin condena. Eso quiere decir que quedan en cárceles, porque no hay ubicación en alcaldías, conviviendo junto con personas condenadas. No se discrimina demasiado: los procesados, los condenados; todos van a parar a las cárceles de Coronda y Las Flores, que se terminan convirtiendo en depósitos de personas".
"Comenzamos hace 12 años en la cárcel de Las Flores, después de un motín, donde se pedía mejor atención a la gente que vivía con VIH. A partir de ahí comenzamos a trabajar con los internos en la prevención", explicó el asistente social.
Comparativamente con otras cárceles del país, los registros de infectados de Sida en Santa Fe suelen ser más bajos. "Creemos que tiene que ver con las tareas de prevención y con el ingreso de preservativos a los penales, lo cual en principio generó una controversia muy fuerte. En la medida en que se ponen en práctica dispositivos preventivos y la gente detenida puede acceder a conocimientos, algunos indicadores mejoran", manifestó.
Entre las experiencias que se desarrollan en las unidades penales para mejorar la calidad de vida de los presos, está la que impulsa la UNL que -a través del Centro Multimedial de Educación a Distancia- alienta la formación académica de internos dentro de las unidades penales.
Actualmente, 40 personas cursan distintas tecnicaturas y el año que viene se espera que egresen los primeros tres profesionales. En la cárcel de Las Flores se ambientó un lugar especialmente para los reclusos que deciden estudiar para poder comenzar a cambiar sus vidas, incluso dentro de la misma cárcel; se creó una pequeña biblioteca y se dispusieron una serie de computadoras con conexión a Internet.
"El proyecto sirvió como un intento para generar un espacio diferente que se presente como un lugar alternativo dentro de la vida de la cárcel. La universidad ha servido, aunque sea un poco, para generar un espacio menos degradado en un ambiente que habitualmente tiene altos niveles de degradación", dijo Augusto Montero, uno de los docentes a cargo de la actividad.
"Las cárceles no deben ser para castigo; la Constitución dice que las cárceles deben ser sanas y limpias y no que las cárceles deban ser un castigo", agregó Hidalgo. Sin embargo, la propia penalista analizó que "la cárcel hoy es peligrosa para la vida humana. La persona que entra a una cárcel no sabe si va a salir con vida; eso es lo más grave que está ocurriendo. No hay seguridad de que desde la cárcel un interno salga con vida".
Para Martínez, "la cárcel no debe ser pensada como el murallón que separa a una sociedad de otra; tenemos que pensar por qué las cárceles están llenas de jóvenes pobres".
"Los que están en la cárcel forman parte de nuestra sociedad. Las cárceles en las condiciones que están las hicimos todos y los que están ahí son producto de un proceso social, educativo y político de exclusión", concluyó.
En la unidad penitenciaria de Coronda se alojan 1400 presos, aunque su capacidad alcanza sólo para 1080; la misma situación se repite en Las Flores, donde la capacidad es para 481 y actualmente hay 600 detenidos. En tanto, en las comisarías de Santa Fe la situación parece ser igual de alarmante: su población está excedida en un 60%.
"Á‚¿Por qué Latinoamérica tiene las cárceles que tiene?", indicó la abogada Patricia Hidalgo, una de las panelistas que participó en Ateneo, el programa de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) que se emite por la señal de Cable & Diario. "Porque somos países pobres, y la pobreza y la marginalidad no contiene a los jóvenes. La base fundamental del problema es la falta de educación y el derecho de oportunidades, que se viola en nuestros jóvenes. Esos chicos, con la droga mediante, están más expuestos al delito y el resultado está a la vista: hoy las cárceles están llenas de jóvenes y de pobres", agregó la especialista.
La sobrepoblación, además, tiene que ver con que "procesados y condenados conviven en la misma cárcel", según agregó Hidalgo. "En Santa Fe, un proceso por un robo calificado dura dos años, dos años y medio privado de la libertad, aún sin condena. Eso quiere decir que quedan en cárceles, porque no hay ubicación en alcaldías, conviviendo junto con personas condenadas. No se discrimina demasiado: los procesados, los condenados; todos van a parar a las cárceles de Coronda y Las Flores, que se terminan convirtiendo en depósitos de personas".
Las alternativas
Leonardo Martínez está al frente, desde hace algunos años, de una serie de actividades que tienden a concienciar a los internos sobre los peligros de enfermedades de transmisión sexual y Sida, junto a profesionales del Hospital Iturraspe."Comenzamos hace 12 años en la cárcel de Las Flores, después de un motín, donde se pedía mejor atención a la gente que vivía con VIH. A partir de ahí comenzamos a trabajar con los internos en la prevención", explicó el asistente social.
Comparativamente con otras cárceles del país, los registros de infectados de Sida en Santa Fe suelen ser más bajos. "Creemos que tiene que ver con las tareas de prevención y con el ingreso de preservativos a los penales, lo cual en principio generó una controversia muy fuerte. En la medida en que se ponen en práctica dispositivos preventivos y la gente detenida puede acceder a conocimientos, algunos indicadores mejoran", manifestó.
Entre las experiencias que se desarrollan en las unidades penales para mejorar la calidad de vida de los presos, está la que impulsa la UNL que -a través del Centro Multimedial de Educación a Distancia- alienta la formación académica de internos dentro de las unidades penales.
Actualmente, 40 personas cursan distintas tecnicaturas y el año que viene se espera que egresen los primeros tres profesionales. En la cárcel de Las Flores se ambientó un lugar especialmente para los reclusos que deciden estudiar para poder comenzar a cambiar sus vidas, incluso dentro de la misma cárcel; se creó una pequeña biblioteca y se dispusieron una serie de computadoras con conexión a Internet.
"El proyecto sirvió como un intento para generar un espacio diferente que se presente como un lugar alternativo dentro de la vida de la cárcel. La universidad ha servido, aunque sea un poco, para generar un espacio menos degradado en un ambiente que habitualmente tiene altos niveles de degradación", dijo Augusto Montero, uno de los docentes a cargo de la actividad.
Á‚¿Derechos humanos?
Un informe de las Cámaras Penales de Rosario y Santa Fe consideró "altamente peligrosa la gran concentración" de detenidos en las cárceles de la provincia. Ese mismo trabajo denunció la falta de higiene y medicamentos, deficiencia en la alimentación, hacinamiento, mala distribución de los detenidos y violencia."Las cárceles no deben ser para castigo; la Constitución dice que las cárceles deben ser sanas y limpias y no que las cárceles deban ser un castigo", agregó Hidalgo. Sin embargo, la propia penalista analizó que "la cárcel hoy es peligrosa para la vida humana. La persona que entra a una cárcel no sabe si va a salir con vida; eso es lo más grave que está ocurriendo. No hay seguridad de que desde la cárcel un interno salga con vida".
Para Martínez, "la cárcel no debe ser pensada como el murallón que separa a una sociedad de otra; tenemos que pensar por qué las cárceles están llenas de jóvenes pobres".
"Los que están en la cárcel forman parte de nuestra sociedad. Las cárceles en las condiciones que están las hicimos todos y los que están ahí son producto de un proceso social, educativo y político de exclusión", concluyó.