Ciencia y Técnica
Una herramienta para evitar el desarraigo rural
Martes 22 de junio de 2004
Históricamente se lo consideró plaga nacional. Sin embargo, su madera y sus frutos pueden ser aprovechados. El tema lo investiga el Grupo de Estudios Sobre Ecología Regional y el Instituto de Tecnología de Alimentos.
Los habitantes del Gran Chaco Argentino conocen bien el aspecto del vinal (Prosopis ruscifolia), pariente de los algarrobos americanos, un arbusto o árbol bajo con espinas de diez y hasta veinte centímetros, que pueden provocar graves heridas tanto al ganado como a los mismos campesinos que habitan estos bosques. Estas características junto a sus numerosas ramificaciones retorcidas de diámetro pequeño, le han otorgado la fama de ser el árbol de "Añá", el mismísimo Diablo, según cuentan leyendas de la zona.
El vinal coloniza rápidamente áreas en chacras abandonadas, pastizales sobrepastoreados, bordes de esteros y caminos, así como áreas deforestadas previamente para cultivos que luego fueron abandonadas. Esta especie forma arbustales o bosques bajos con escaso o nulo desarrollo de herbáceas, tierras que en este estado son prácticamente improductivas. Estas formaciones ocupan hoy más de 2 millones de hectáreas en el Chaco semiárido, que comprenden las provincias de Formosa, Chaco, Salta y Santiago del Estero.
Este árbol ha sido declarado plaga nacional y es por ello que en el pasado se lo trató de erradicar, invirtiendo importantes esfuerzos económicos y científicos. Los estudios exhaustivos incluyeron desmontes mecánicos con tractores o topadoras y desmontes químicos que incluían pulverizaciones aéreas con distintos compuestos químicos; todos tuvieron dudosos resultados a largo plazo y elevados costos, tanto económicos como ambientales. En contraposición a dicha postura, se ha evaluado la posibilidad del aprovechamiento de su madera y frutos en distintos proyectos y programas de investigación encarados por el Grupo de Estudios Sobre Ecología Regional (Geser, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Buenos Aires) y el Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA - Facultad de Ingeniería Química, UNL).
Sus frutos (vainas) están conformados por una parte externa, el exocarpio, de naturaleza fibrosa, que envuelve al mesocarpio o pulpa (compuesto principalmente por azúcares) y al endocarpio (las cápsulas) también fibroso pero mucho más duro que el exocarpio. Dentro de las cápsulas se encuentran las semillas o pepitas en las que sobresalen los altos contenidos de proteínas y polisacáridos. En el ITA se han llevado a cabo investigaciones para evaluar el potencial alimenticio de los frutos de esta leguminosa. Sus semillas son ricas en proteínas, representan aproximadamente un 40%, siendo su perfil de aminoácidos similar al de la soja. En lo que hace a su contenido lipídico, mientras que las semillas de soja presentan un contenido medio de 20%, las de vinal presentan una media de 5% con alto contenido en ácidos insaturados. También son dignos de destacar el nivel de fibra dietaria (50%) y de calcio (1200 ppm), estos últimos valores similares a los de la leche, lo que junto a su bajo nivel de grasa lo convierten en una potencial materia prima de nuevos alimentos que aporten estos nutrientes, hoy en día apreciados por sus cualidades nutricionales no sólo para personas que presenten ciertas patologías (hipertensión, diabetes, etc.) sino para la población en general.
A partir del manejo racional de los vinalares, el problema de la instalación del vinal se podría convertir en una solución de bajo costo para grandes superficies de la región chaqueña, haciendo un aprovechamiento racional de su madera, frutos, suelo, etc., generando trabajo local y resguardando el medio ambiente.
Equipo de investigación: Grupo de Estudios Sobre Ecología Regional (UBA): Elisabeth Astrada y Alejandra Florio (contacto: eli@bg.fcen.uba.ar), Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA-FIQ): Marcelino Freyre, Cecilia Bernardi, Claudia Baigorria, Víctor Rozycki (contacto: cbernard@fiqus.unl.edu.ar)
El vinal coloniza rápidamente áreas en chacras abandonadas, pastizales sobrepastoreados, bordes de esteros y caminos, así como áreas deforestadas previamente para cultivos que luego fueron abandonadas. Esta especie forma arbustales o bosques bajos con escaso o nulo desarrollo de herbáceas, tierras que en este estado son prácticamente improductivas. Estas formaciones ocupan hoy más de 2 millones de hectáreas en el Chaco semiárido, que comprenden las provincias de Formosa, Chaco, Salta y Santiago del Estero.
Este árbol ha sido declarado plaga nacional y es por ello que en el pasado se lo trató de erradicar, invirtiendo importantes esfuerzos económicos y científicos. Los estudios exhaustivos incluyeron desmontes mecánicos con tractores o topadoras y desmontes químicos que incluían pulverizaciones aéreas con distintos compuestos químicos; todos tuvieron dudosos resultados a largo plazo y elevados costos, tanto económicos como ambientales. En contraposición a dicha postura, se ha evaluado la posibilidad del aprovechamiento de su madera y frutos en distintos proyectos y programas de investigación encarados por el Grupo de Estudios Sobre Ecología Regional (Geser, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Nacional de Buenos Aires) y el Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA - Facultad de Ingeniería Química, UNL).
Un plan de manejo
En 1993, el Geser comenzó una serie de estudios, desarrollados en el centro de la provincia de Formosa, cuyo objetivo fue conocer aspectos sobre la biología de la especie y en elaborar propuestas productivas de manejo forestal y ganadero del vinalar. La estrategia respecto de este sistema consiste en aprovechar las características biológicas en cuanto a regeneración y rápido crecimiento que presenta esta especie, favoreciendo a través de tratamientos de raleo y poda el desarrollo de un fuste arbóreo y aumentando el volumen maderable. Esto representa un valor importante ya que su madera es, en líneas generales, muy parecida a la del algarrobo aunque de color más claro, tiene alta dureza y densidad (0,7 a 0,8 Kg./dm3) y fibra corta (1,03 mm) y sus características tecnológicas la presentan como adecuada para carbón, aglomerados, celulosa y parqué. Las mismas acciones que favorecen a la producción de madera de calidad tienden a incrementar la disponibilidad de luz y agua para los estratos inferiores, aumentando con ello la producción de pasto, es decir la biomasa forrajera.Sus frutos (vainas) están conformados por una parte externa, el exocarpio, de naturaleza fibrosa, que envuelve al mesocarpio o pulpa (compuesto principalmente por azúcares) y al endocarpio (las cápsulas) también fibroso pero mucho más duro que el exocarpio. Dentro de las cápsulas se encuentran las semillas o pepitas en las que sobresalen los altos contenidos de proteínas y polisacáridos. En el ITA se han llevado a cabo investigaciones para evaluar el potencial alimenticio de los frutos de esta leguminosa. Sus semillas son ricas en proteínas, representan aproximadamente un 40%, siendo su perfil de aminoácidos similar al de la soja. En lo que hace a su contenido lipídico, mientras que las semillas de soja presentan un contenido medio de 20%, las de vinal presentan una media de 5% con alto contenido en ácidos insaturados. También son dignos de destacar el nivel de fibra dietaria (50%) y de calcio (1200 ppm), estos últimos valores similares a los de la leche, lo que junto a su bajo nivel de grasa lo convierten en una potencial materia prima de nuevos alimentos que aporten estos nutrientes, hoy en día apreciados por sus cualidades nutricionales no sólo para personas que presenten ciertas patologías (hipertensión, diabetes, etc.) sino para la población en general.
Otros beneficios
Respecto de la importancia ecológica del manejo de vinalares, como estrategia opuesta a su erradicación, debemos decir que evita directa e indirectamente los efectos ocasionados por la pérdida de los bosques. Los árboles son un verdadero escudo contra los vientos y protectores fundamentales de la fauna del lugar. De esta forma se implementa un modelo de desarrollo sustentable que, a diferencia de otras actividades de rápida expansión en la actualidad (como el cultivo y lo que es peor el monocultivo de soja), no sólo tiene en cuenta la rentabilidad económica inmediata, sino que además promueve la equidad social (evitando el desarraigo) y la estabilidad de los sistemas ecológicos. Desde 1998, después de 5 años de experimentación, el Geser está trabajando con pequeños y medianos productores rurales del centro de Formosa. En estos años la propuesta inicial se fue ajustando a la realidad sociocultural y a las demandas de los pobladores involucrados. En la actualidad hay un total de 100 hectáreas bajo manejo silvopastoril en los predios de 30 familias, y otras 30 familias se están incorporando al proceso de recuperación productiva.A partir del manejo racional de los vinalares, el problema de la instalación del vinal se podría convertir en una solución de bajo costo para grandes superficies de la región chaqueña, haciendo un aprovechamiento racional de su madera, frutos, suelo, etc., generando trabajo local y resguardando el medio ambiente.
Equipo de investigación: Grupo de Estudios Sobre Ecología Regional (UBA): Elisabeth Astrada y Alejandra Florio (contacto: eli@bg.fcen.uba.ar), Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA-FIQ): Marcelino Freyre, Cecilia Bernardi, Claudia Baigorria, Víctor Rozycki (contacto: cbernard@fiqus.unl.edu.ar)